martes, 30 de octubre de 2007

En la palma de la mano

Hoy hemos estado de convivencia la peña de 3ºE.S.O. La verdad es que sienta bien pasar un día jugando un poco y que nos dé el solete en la cara a peques y más-peques juntos. Antes de volver, a mi grupo le ha dado el ataquito de cariño por servidora, que para algo soy su tuto; y de repente ahí estaban, escribiendo sus nombres en la palma de mi mano, para que -de alguna manera- me los llevara conmigo, o para dejar parte de ellos en mí, o algo así. Es difícil de explicar. He hecho una foto, porque me ha dado ternura. Porque me he acordado que Dios hizo hace siglos una confesión sobre el tema: también Él lleva nuestros nombres escritos en la palma de su mano. En una esquinita, con letra redondita, cerca de su dedo meñique pone: HADASITA...

domingo, 28 de octubre de 2007

Fariseo-publicano

Había una vez un señor mayor, trabajador, responsable, que pagaba su hipoteca y sus impuestos puntualmente, y hasta iba a Misa los domingos. Corbata, y camisa siempre bien planchada, por supuesto. Quizá alguna vez, hace años, supo jugar.

Había también un niño pequeño, que trasteaba, reía, dormía, correteaba, y a veces sin querer rompía alguna cosa. A Misa lo llevaban en cochecito, con algún juguete para estar entretenido, porque no entendía nada de nada. Si le daba por llorar, el señor mayor -desde la primera fila- se volvía a atravesarlo con la mirada.

Había una vez un Padre al que le gustaban los abracitos, los moquetes, los balbuceos, los pañales con "sorpresa" y los besitos con babitas de su peque...

Jesús hubiese sido un buen publicista: sabía cómo vender sus "productos".
Digamos que lo que os cuelgo hoy es un "spot", y que el producto es la humildad.
De nuevo los Valiván, haciéndonos su lectura del Evangelio para niños como tú y como yo. Espero que os guste.

sábado, 27 de octubre de 2007

Belleza relativa

Enrique Monasterio publica hoy en su blog un artículo interesante sobre la importancia del aspecto físico (http://pensarporlibre.blogspot.com/2007/10/el-look-es-lo-importante.html). Es brillante, os recomiendo su lectura.

Esto me ha hecho pensar un poquito en el tema. Porque aunque aunque yo me doy mil vueltas a mí misma continuamente (¡he descubierto que mi ombligo es redondooooo!), la verdad es que a mi aspecto físico le doy muchas menos. Ahora: si me miro al espejo... ahí están, donde no estaban hace 2 años: las canas (cubiertas estratégicamente con mechitas), las patas de gallo, los michelines...

¿Es verdad que las arruguillas o los kiletes afean a las personas? ¿No os ha pasado mirar a alguien "bien cuidado" físicamente y verlo feo? A mí me da que esto de la belleza es relativo. Es verdad que a veces se nos ve mejor y a veces peor: pero no creo que dependa tanto del físico, sino de cómo estés por dentro. A más triste, preocupada, estresada y neurótica, más fea (michelín arriba o abajo).

Tal vez por eso, desde que he vuelto de mi retiro, hay quien me ve "guapetona" (jeje), con otra cara. Y es que el aire libre, el sol, el verde, el silencio, los pajaritos, el tiempo, dormir, la paz, Dios, me sientan bien... ¡Creo que hoy me pondré zapatos y me maquillaré un pelín para celebrarlo! ¿Os parece?

viernes, 26 de octubre de 2007

Pinocho

Como veo que os gustan las cancioncitas y los dibus,
dedico ésta a todas las Hormigas Titinas, a los Brujitos de Gulugú, a los Tomasitos Marineros
y a todos los "niños" y "niñas" que leéis mi blog.

martes, 23 de octubre de 2007

Un corazón tendido al sol


Ando estos días dando vueltas -entre otras muchas cosas- a la importancia que tiene lo que hacemos: a su valor. Porque a veces me ocurre que siento que no sirve para nada tanto esfuerzo, porque no se ven frutos. ¡Malditos sentimientos, por cierto! (dicen que los enemigos del alma son tres: el mundo, el demonio y la carne... A la carne yo la llamaría YO, ese enemigo que llevo dentro de mí, y que es sobre todo -digan lo que digan- sentimientos).

Una de las frasecitas lapidarias que me han calado de este fin de semana es: LO IMPORTANTE ES QUERER. Y entiendo querer en las dos acepciones de la palabra: o sea, lo importante es meter en lo que hago toda la voluntad, y lo importante es hacerlo por amor. El sentimiento de más o menos fracaso con el que me acueste después de eso es tan traicionero y tan relativo como lo son los sentimientos.

Dice una canción de Victor Manuel:
"Dejo sangre en el papel,
y todo lo que escribo al día siguiente rompería
si no fuera porque creo en tí.
A pesar de todo tú me haces vivir,
me haces escribir dejando el rastro de mi alma
y cada verso es un jirón de piel...
Soy un corazón tendido al sol".


(Pongamos mayúscula en los tús y tís, y nos queda una oración preciosa... ¿o no?).

domingo, 21 de octubre de 2007

Ya estoy de vuelta

Han sido unos días estupendos.
Gracias a todos por encomendarme.
Iré compartiendo aquí cositas poco a poco...
Tengo que digerir mucha cosa aún, pero creo que ha valido la pena.
Os dejo una foto de la Virgen de la Ermita.
Besitos a todos.
Hadasita.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Salió el Sembrador a sembrar...

Voy a estar unos días fuera.
Así que dejo este blog
en manos de vuestros comentarios,
sin entradas nuevas.
Os pido que me encomendéis,
porque me voy de retiro,
y ya sabéis que son días importantes...
Sale el Sembrador a sembrar,
así que pedir, para que me encuentre tierra buena.
Aquí os dejo la parabolita, con el toque de ternura
que dan siempre mis amigos, los Valiván.
Espero que os guste.

lunes, 15 de octubre de 2007

15 de octubre...

Casi todos los viajes que he hecho por mi País han sido siguiendo sus huellas. Malagón, Beas del Segura, Toledo, Pastrana, Villanueva de la Jara, Medina del Campo, Segovia, Burgos, Salamanca, Alba de Tormes, Ávila...

Por el camino me hice también amiga de sus amigos: Juan, el medio-fraile, doctor de la Iglesia; el otro Juan, patrono del clero español, llamado ya en época maestro de santos; Pedro, hermano menor, pobre y penitente (alcantarinos se llaman hoy quienes le emulan); Francisco, el de los abecedarios espirituales, que tanto persiguieron por aquel entonces; igual que a Luís, el de Granada, que por aquella época estaba "exiliado" en Lisboa; Íñigo y Domingo, padres de los "padres" de mi amiga... y muchos otros.

Es tanto lo que le debo a Teresa que no sabría por dónde empezar. La he amado hasta la obsesión. Ha sido una muy buena amiga, y una excelente maestra. Y aunque no merecí ser hija suya, sé que encontraré sus brazos abiertos -de los primeros- cuando llegue a la Casa del Padre. Porque ya lo decía El Principito: eres responsable PARA SIEMPRE de lo que has domesticado... El tiempo que ella perdió cuidando de esta Hadasita me hace atreverme a firmar esta entrada, hoy, orgullosa como

Esther de Teresa de Jesús.

domingo, 14 de octubre de 2007

La historia de Abu Muhammad

Sigo dando vueltas al vídeo que colgué con el título "superación personal". El de los ratones y las personitas corriendo por el laberinto buscando queso. Y me ha venido a la memoria un texto que copia Cabodevilla en "El Padre del hijo pródigo", y que os cuelgo aquí.

Abu Muhammad era un hombre pobre que vivía en un barrio extremo de Alejandría. Su casa también era pobre, con un pequeño patio en el cual crecía una higuera junto a un reloj de sol. Cierto día oyó en sueños una voz que le decía: “Vete a Ispahán y al pie de la mezquita, en la fachada trasera, verás una losa más oscura que las demás; levanta esa losa y encontrarás un gran tesoro”. El aviso se repitió tres noches. Ante tal insistencia, Abu Muhammad decidió hacer caso de aquella misteriosa revelación y se piso en camino. Después de muchas y fatigosas jornadas, llegó por fin a Ispahán y, cuando se hizo el silencio en la ciudad, se dirigió cautelosamente hacia la mezquita. Pero antes de poder cumplir su propósito fue sorprendido por unos guardias que sospecharon de él y lo condujeron ante la presencia del juez. “¿Por qué has venido a Ispahán?”. A pesar de la vergüenza que le causaba confesar su sueño a un extraño, optó Abú Muhammad por decir la verdad. El juez se echó a reír. No obstante, ordenó a los guardias que lo acompañaran hasta el lugar indicado y que cavasen en busca del supuesto tesoro; allí no había nada. A la vuelta, el juez rió de nuevo y dijo: “Eres un iluso. ¿Cómo has podido dar fe a tales fantasías? Tres noches seguidas he soñado yo con una gran fortuna en oro que se encuentra oculta bajo una higuera, junto a un reloj de sol, en el patio de una miserable casa de las afueras de Alejandría; ¿quién podría creer en semejante superstición? Vuelve a tu ciudad y olvida tu desvarío”. Abu Muhammad no contestó nada y salió. Inmediatamente emprendió el camino de regreso y, al llegar a su casa, se puso a cavar debajo de la higuera. A dos palmos de profundidad encontró una arqueta de hierro y, dentro de ella, doscientas monedas de oro.

A veces pensamos que lo mejor está fuera, en otro sitio.
Y es necesario recorrer parte de un camino inútil para darnos cuenta de lo que tenemos.
Quizá el queso nuevo esté... enterrado a menos de dos palmos en mi casa.
Quizá la felicidad esté tan cerca de mí misma como mi propio corazón,
ahí donde mora Dios...

sábado, 13 de octubre de 2007

¡Mira la nena!


Hoy he ejercido un poco de chica, y he hecho algo propio de mi sexo, para variar: ir de compras. Una chaquetita, tampoco nada del otro mundo, por si hace fresco en mi curso de Retiro. Comprar los sábados por la tarde es como pasar el día en la jungla: hay tal mogollón de gente que llegar a la caja a pagar acaba siendo todo un reto; y vuelves sudada, despeinada y con la lengua colgando... ¡¡¡Nunca entenderé cómo hay mujeres que dicen que algo así les relaja!!!.

Pues en estas estaba, en mi portal, con la bici en una mano, la bolsa en la otra y el llavero en la boca, cuando ha entrado detrás de mí uno de mis vecinos con su nenita pequeña. Tendrá un par de añitos, no más, con sus dos coletas, chapurreando cosas ininteligibles para mí, aunque su papá le seguía la conversación perfectamente. ¡¡¡Entonces ha pasado!!! Mi vecino le dice a la peque: "Mira la nena: tiene una bici, como tú". Y, a la altura de mis rodillas, he visto cómo levantaba sus ojitos, y con una sonrisa de lo más limpia ha dicho: "Sí, nena tene bici".

Y no he podido evitar pensar... en lo relativo del tamaño. Porque Hadasita sí es una nena, aunque le saque cinco palmos a otras. Por más que me disfrace de treinteañera en crisis, mi vecinita me ha reconocido. A sus ojos soy una nena. ¿Y quién puede afirmar con argumentos de peso que está equivocada?. Ni siquiera yo...

He entrado en el piso, he aparcado la bici, he colgado la chaqueta, me he sentado un momento a recuperar el aliento; y me ha parecido escuchar en el pasillo la voz de Papá-Dios diciendo: "La nena ya está en casa"...

Superación personal



Cuelgo este vídeo hoy, porque dentro de cinco días me voy de Retiro, y me viene bien recordar algunas preguntas importantes, como qué es el queso para mí, cuál es mi actitud cuando siento que pierdo mi queso, dónde es posible que esté el queso nuevo, etc. Algo o mucho presiento que tiene que ver todo esto con el examen de conciencia de la noche y con el ratito de oración... Acepto-ruego comentarios al respecto, a ver si entre todos sacamos una buena "moraleja" que aplicarnos.

viernes, 12 de octubre de 2007

Más efectos secundarios


Hace una semana describí unos cuantos: se recupera el apetito, se restaura el sueño, se está más ágil... Pero además, para nuestro "sistema operativo" es buenísima (hablo de la Confesión, por supuesto); ante una semana espantosa como esta última mía, llenita de "virus" y de "bloqueos" de todo tipo, es un formateo genial; queda todo bien limpito, borrado... Todo lo que estaba mal instalado desaparece, se empieza de cero otra vez. La idea de formatear es buena, siempre y cuando hagas primero una copia de seguridad de las cosas que no quieres que se borren, claro. A mí me ha pasado algo curioso... porque le dí a "format" a toda esta última semana; pero... me quedó cierto antojo de mazapán en la memoria interna, no sé bien por qué... ¡Bona nit!

miércoles, 10 de octubre de 2007

Para Ali

No te entristezcas, mi niña. Yo tampoco tuve mocaorá (vino D.Javier y me trajo un pulpo, eso sí; pero no es lo mismo...). ¿Quieres cargarte a tu soledad?: ¡júntala a la mía! ¿Nos compramos unos de éstos a medias y nos los zampamos juntas de una, celebrando que... que por ahí arriba debe haber unos ojitos que nos miran con amor? ¿Hace? Del pañuelo paso, pero de los mazapanes... Venga, Ali, ánimo, y que pases un feliz primer día de facu, ¡que estás hecha toda una universitaria!

lunes, 8 de octubre de 2007

Destino


Todo viaje tiene un destino. Lo normal es que cuando uno se sube a un tren, sepa a dónde quiere llegar. Uno sabe dónde empieza y donde acaba el recorrido. Lo que resulta imprevisible es lo que puede ocurrir en el camino. Quién compartirá el vagón contigo, cuántas veces pasará el revisor, cuántos túneles, cuántos vaivenes, cuántas paradas, qué paisajes... En este viaje que es la vida, a veces nos sentimos cansados. Llevamos mucho tiempo ya, y parece que todavía falta otro tanto. Y andaba yo pensando que es importante no olvidar un par de cositas: que quien conduce en tren sabe lo que hace, y que sí, que hay un destino...

domingo, 7 de octubre de 2007

Gracias

Estoy muy cansada hoy, y no tengo nada especial que decir tampoco. Sólo gracias. A Tina y Tocha. A Angelito, D.Javier y D.Rafael. A los profes de mi cole. Por su paciencia y cariño conmigo estos últimos días. Al Buen Dios, por ponerlos en mi caminito para que se me haga más amable andarlo.

sábado, 6 de octubre de 2007

Esa cosa pegajosa

Cuidado con las pequeñas cosas. Las grandes las vemos venir (son bastante más ruidosas). Pero las pequeñas cosas...

Y se te pegan. Porque son pegajosas, ¡vaya que sí! Y no sabes bien cómo quitártelas de encima. No son peligrosas, por supuesto, pero paralizan lo suyo. Lo malo de las pequeñas cosas es que están por todas partes... En cualquier momento puedes pisar una. Lo bueno es que te obligan a vivir más atento.

Aquí un vídeo, dedicado a todos aquellos que se lo curran en las pequeñas cosas, por amor. Y que, de vez en cuando, tropiezan con una bien pegajosa, porque no somos perfectos, ¡ninguno!.

Me lo pongo a mí también, para ayudarme a recordar que... ¡¡¡que un chicle no es un océano!!! (ojito con qué te ahogas, Hadasita...).

Feliz sábado a todos.

viernes, 5 de octubre de 2007

Efectos secundarios

Tengo una amiga fantástica que se llama Chon. El otro día nos tomamos un helado en la horchatería de abajo de casa. Y luego se pidió un bocata. Yo la miré un poco sorprendida. Entonces me contó que venía de confesarse, y que se le había abierto el estómago, que se moría de hambre. Me hizo gracia. Se había quedado tan agusto que había recuperado el apetito a tope. Lo mismo ocurre con el sueño: después de una buena confe ¡se duerme tan bien!. Jose Ramón, un señor de mi parroquia, me contaba esta mañana que él, antes de tener mal la cadera, volvía de confesarse pegando saltos por la calle, bajando las escaleras a brincos. Me pregunto: ¿hasta cuántos efectos secundarios se le puede contar a la confe? Cuando nos enferma el alma, ¿dónde nos duele?: en el cuerpo, por supuesto. Es lógico, pues, que al devolverle la salud, el cuerpo también se reponga. A mí hoy me ha dado por llorar...

jueves, 4 de octubre de 2007

Perfecta alegría


Es un poquito largo, pero creo que merece la pena.
Sacado de las "Florecillas de San Francisco".

Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Ángeles en tiempo de invierno. Sintiéndose atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que caminaba un poco delante, y le habló así:
- ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la alegría perfecta.
Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez:
- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza:
- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas, escribe que no es ésa la alegría perfecta.
Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte:
- ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.
Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte:
- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que ésa no es la alegría perfecta.
Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó:
- Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la alegría perfecta.
Y San Francisco le respondió:
- Si, cuando lleguemos a Santa María de los Ángeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: «¿Quiénes sois vosotros?» Y nosotros le decimos: «Somos dos de vuestros hermanos». Y él dice: «¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!» Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe, ¡oh hermano León!, que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: «¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!» Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: «¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido». Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.

Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de Él, ¿por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? (1 Cor 4,7). Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo (Gál 6,14).
A Él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Pequeñas luces


Llevo rato mirando desde la ventana a mis vecinos. Y estoy bastante impresionada, la verdad. No sé si a vosotros también os ha pasado, o si os habréis fijado...

Hoy he tenido un día de esos de antología, malo a rabiar. Creo que ya me he levantado cansada, y el resto ha sido llover sobre mojado. A veces ocurre. Pero por fín ha llegado la noche. Se agradece un poquito de silencio para variar. Y me preguntaba cómo será la vida de la gente que me rodea. Debe ser agradable también llegar a casa, después de un día agotador, y sentirte acompañado, querido, escuchado. Poder compartir lo bueno y lo menos bueno con la familia. Yo vivo sola, y ese tesoro me lo pierdo, por desgracia.

Partiendo del presupuesto de que un hogar debe ser un espectáculo digno de admirar, he levantado la persiana, y lo que me he encontrado es lo que os dejo en la foto. De muchas de las casas que tengo en frente, la única luz que sale por la ventana es... ¡LA DE LA TELE! (he enmarcado algunas con un circulín rojo).

Y digo yo: si después de un día catastrófico, una persona llega a su hogar, y se encuentra a la familia apoltronada en un silencio mortal delante de la tele... ¿no estaré yo, que vivo sola, más y mejor acompañada? Vale que hoy juega el Valencia; pero yo sé de un Padre que prefiere el canal de la vida real, y que es adicto a las niñerías de su pequeña Hadasita, balbuceando tonterías asomada a una ventana.

martes, 2 de octubre de 2007

Felicidades, Nereo!


Gracias por tu fidelidad.
Por tener tanta paciencia conmigo.
Por los mil tropezones que me has evitado
sin que yo me dé cuenta.
Por pelear siempre a mi favor.
Por defenderme del Bicho Malote.
Por ser tantas veces mi Pepito Grillo.
Por ir un paso por delante de mí, dando luz.
Por tantos pequeños favores.
Por tu cariño. Por tu bondad.
Por susurrarme -de parte de Dios- palabras de amor.
¡No me cansaré de presumir de Custodio! ¡Eres el mejor!

lunes, 1 de octubre de 2007

A destajo


Hoy estrenamos mes. Y con él, las clases por la tarde.
Es lunes, son las 18,00h, ¡¡¡y me parece que ya no puedo más!!!
Desde las 6,30 de la mañana sin parar... el ritmo es bueno ¿o no?.

Esta forma de trabajar tan a lo bestia
me ha hecho recordar algo que leí hace poco:
"Los miembros de la familia de Dios
no trabajamos a sueldo, como los mercenarios.
Trabajamos a destajo: como los buenos hijos".


Estoy contenta. Porque hoy Adrián ha aprendido a distinguir
sustantivos concretos y abstractos, propios y comunes,
¡Y lo ha aprendido conmigo!
¡Yo he sido testigo privilegiado de ese momento!
Pero aunque absolutamente ninguno de mis chavales
hubiese aprendido nada hoy,
mi trabajo ha sido bueno...
si al menos me ha ayudado a hacerme un poquito más buena.
Mientras los hijos de Dios trabajamos a destajo,
Dios se cuida de nosotros en exceso, como los buenos Padres...
¡Ese es su trabajo!

Una de marcianos

Angelito: subo tu vídeo
para que lo vean todos,
porque está muy chulo.
Me ha encantado. ¡Gracias!

Wizard Animation