jueves, 26 de marzo de 2009

De vuelta

Ayer me devolvieron mi portátil, con bastante información recuperada y limpito de virus.
Otro parásito indeseable inflamó la membrana interna de mi intestino, y ando de baja por gastroenteritis. Aunque a estas alturas de la semana creo que mi organismo ya ha hecho solito una purificación bastante buena.
Y con esto y un bizcocho, ya ando medio de vuelta. Un par de días más y la vuelta será completa, si Dios quiere.
Todo esto de poner los virus en cuarentena para proteger el sistema operativo y el disco duro, hacer copia de seguridad de los documentos importantes para que no se nos borren, tomar los jarabes y sueros prescritos pese a su pésimo sabor, etc, me ha hecho pensar bastante en la Cuaresma. No hay mal que por bien no venga...

miércoles, 18 de marzo de 2009

Troyano

Pese a las fallas, todavía sigo viva.
Pero con tanto turismo, se me ha colado uno de éstos en casa.
Ha querido venirse a vivir a mi ordenador.
Y me ha dejado desconectada del mundo
(aunque no de los petarditos, no sé por qué).
He puesto el caso en manos de especialistas,
a ver si consiguen sacármelo,
sin que se lleve con él todos mis documentos.

lunes, 16 de marzo de 2009

Valencia en fallas

Mi ciudad anda de fiesta. Tal y como entiende la fiesta mi ciudad.
Mucho ruido y poco coco.
Petardos descontrolados mañana, tarde y nohe,
en manos de adolescentes borrachos
y niños que tienen de todo menos la inocencia que debería caracterizarles.
Papeleras y contenedores quemados.
Las discotecas al aire libre, debajo de casas particulares, hasta las 5 de la mañana.
No importa si alguien quiere dormir:
el orgullo del fallero está por encima de cualquier otro derecho.
¿El mejor casal?: el que haga más ruido.
Orquestas y pasacalles desde la madrugada,
pasando por la hora de la siesta, hasta la madrugada siguiente;
porque quien no empalme un día con otro no sabe lo que es la fiesta.
Calles cortadas, cuatro de cada cinco.
Ni coches ni autobuses: sólo fallas.
Si estás enfermo, te aguantas.
Si estás cansado, te aguantas.
Si tienes trabajo, te aguatas.
Si estás triste, te aguantas.
Si eres anciano, te aguantas.
Si tienes bebés, te aguantas.
Si quieres tranquilidad, te aguantas.
Si estás de cuaresma, te aguantas.
Si no quieres bajar a la fiesta, la fiesta invadirá tu casa igualmente.
Por las buenas o por las malas.
Un monigote de cartón piedra, cuanto más ridículo, indecente y caro mejor, lo justifica todo.
¡Si el bueno de San José levantara la cabeza...!

A los que nunca habéis estado en Valencia en fallas os recomiendo que vengáis. Al menos una vez en la vida. Dudo que -si sois sensatos- queráis repetir. Pero una experiencia de infierno tan visceral como la que aquí se vive estos días es algo que merece la pena probar. Bonita meditación escatológica (en los dos sentidos de la palabra). Saber donde uno no quiere estar ayuda a aclarar lo que uno realmente quiere.

Aviso: el siguiente vídeo puede herir la sensibilidad de algunas personas...

domingo, 15 de marzo de 2009

Rosita

Así se llamaba. No podía ser de otra manera.
Su padre, enternecido, se acercó a la cunita y la vio, ¡tan bonita!, rosita... Rosita...
Él le dio su primer beso. Mientras dormía segura entre sus brazos. Fue un beso devoto, cargado de asombro, de entusiasmo, de promesas...

Rosita lucía abriguito y primeros pasos en el parque.
No había invierno capaz de apagar su luz.
Donde Rosita jugaba siempre era primavera.
Jugaba solita con su osito.
Y jugaba con otros niños.
Jugaba en la guardería.
Y siguió jugando en la escuela.
Rosita, la de las trenzas caoba, sonrisa contagiosa, ojos sinceros. La más bonita, Rosita...

Se lo robó sin que ella se diera cuenta. Como un trofeo. Fue fugaz, pero le dejó un claro sabor a vergüenza.
Se llamaba Pedrito y tenía doce años.
Él quiso ser el primero que besara una flor... pero llegó el segundo.

El tercero lo buscó ella.
Le ardía el corazón a su lado.
Sintió despertar su piel como pétalos bajo el viento.
Y el mundo entero se tiñó de rosa.
Juanito besó a Rosita hasta que llegó Margarita.
Creo que fue entonces cuando apreció la primera espina...

Rosita jugaba.
Jugaba sola en su cuarto.
Jugaba con niños y no tan niños.
Jugaba a imaginar que era querida.
Jugaba a papás y mamás, a médicos y enfermeras, y a otras cosas prohibidas.
Dejaba esnifar su aroma, probar su tacto, admirar su belleza, morder su boca de fresa,
a cambio de morralla.
Y el Templo se hizo mercado...

Rosita, la de melena caoba, sonrisa forzada, mirada esquiva.
Flor, de tan tocada marchita. Llena de espinas.
Cueva de bandidos. Altar profanado.
¿La más bonita?
¡¡¡La más bonita!!!
¡La anhelada!. ¡La trasplantada!.
¡La restaurada!. ¡La siempre amada!.
Al beso del Padre eterno renació,
¡la más bonita!: Rosita...

sábado, 14 de marzo de 2009

1440

Sin que sirva de precedente, y sin ningún tipo de interés en que adquiráis el producto,
os cuelgo un anuncio de la tele.
Porque el mensaje es bueno.
Al menos a mí me ha puesto las pilas. Y son las 7 de la mañana de un sábado...

domingo, 8 de marzo de 2009

Uno de cuatro

Uno de los cuatro lugares más especiales que he tenido el privilegio de ver en persona es éste: el Monte Tabor. Los otros tres son, sin duda, el Lago Tiberiades, el Santo Sepulclo, y la Cárcel de Caifás. Son sitios donde la voz de Dios suena con tanta claridad que asusta. Cuando saqué la foto era consciente que no expresaría lo que allí se siente, pero sabía que al verla yo se me pondría de nuevo la carne de gallina: y así ha sido. Fue pisar tierra en la cima del Monte, y el grupo entero quedamos en silencio. Ante el Misterio lo mejor que se puede hacer es callar. Creo que hay lugares que el Señor quiso dejar especialmente impregnados de su Presencia, y es así de una forma tan real que o te agarras a la barandilla o te caes de culo. Y reto al que no me crea a que lo pruebe por sí mismo. No sé cuántos ateos habrán acabado de rodillas en un sitio así. Imagino que muchos.
.
Hice aquel viaje antes que llegara Hadasita. Hoy, buscando la foto para colgarla en el blog, le he contado lo que ocurrió allá hace 2000 años.
- Papá Dios le recordó a Jesús que era su Hijo amado.
- ¿Jesús?
- Sí, Hadasita: Jesús.
- ¿Y yo?
- ¡Pues claro! Papá Dios es tu Papá de verdad, no lo dudes.
- ¿Y tú? ¿Tú también eres su hija amada?
- Eso espero...
- ¿Y Tesa?
- Jajaja, Tesa viene en el pack, ya sabes que no se puede quedar solita; donde estemos tú y yo estará siempre ella.
- ¿Y esa nena?
Ha abierto mi cuaderno de notas y ha señalado la foto de una de mis alumnas al azar. Y se me ha hecho un nudo en las tripas.
- Sí, cariño, esa nena también.
- ¿Papá Dios quiere a esa nena tanto como a Jesús?
- No me cabe duda.
- ¿Aunque saque malas notas y se porte mal?
- Sí, Hadasita.
- ¿Y si sacara buenas notas y se portara bien la querría más?
- La querría exactamente igual. Porque Papá Dios quiere a sus peques sin condiciones.
- ¿Y tú? ¿Tú la querrías exactamente igual?
.
Mi niña siempre hace lo mismo. Cuando me ve llorar deja de preguntar y se abraza fuerte a mi cuello. Sabe que algo gordo pasa por dentro. Y ante el misterio lo mejor que se puede hacer es callar. Mis lágrimas contestan solas, con la misma precisión con la que se sigue escuchando la Palabra de Dios en el silencio del Tabor...

jueves, 5 de marzo de 2009

Declaración de principios

Ha pasado medio año desde que empezó el curso. Es un buen momento para hacer balance, parar, revisar, volver a mirar el mapa, reorientar el rumbo y coger carrerilla. Aquí dejo mi declaración de principios para los siguientes cuatro meses:

1- Quiero que mis días comiencen con una buena dosis de cariño: besos, cosquillitas, lametazos y derivados, en cantidades sin límite, antes de salir de la cama.
2- No quiero dedicarle al trabajo ni un segundo más de lo que está estipulado en mi contrato. Ni siquiera en mis conversaciones. Ni siquiera en mis pensamientos.
3- No permitiré que nadie me grite, jamás y bajo ningún concepto. Si alguien levanta la voz lo apartaré de mi presencia, porque merezco ser tratada con educación.
4- Dedicaré todos los días un buen rato a pasear y jugar con mis peques. Es tan importante como comer. Así que el día que no lo haga, me quedo sin cena: ¡hala!.
5- Trabajaré todo el tiempo que pueda en cosas provechosas: hacer ganchillo, leer, escribir, hacer fotos, estudiar, rezar, aprender a cocinar, cantar, aplaudir la "rectitud" de los palotes de Hadasita, enseñar a Tesa a dar la patita...

Y con esto y un bizcocho, ya puedes llegar, tercera evaluación: aquí nos vemos las caras.
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