miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un monumento conmovedor

En el día de los santos inocentes, copio la entrada de Pensarporlibre, porque merece la pena...
"El pasado 28 de Octubre se inauguró en Eslovaquia el monumento del niño por nacer, obra de un joven escultor de aquel país. La escultura expresa no sólo el pesar y arrepentimiento de las madres que han abortado, sino también el perdón y el amor del niño no nacido hacia su madre. La ceremonia de Inauguración contó con la presencia del Ministro de Salud de ese país.  La idea de construir un monumento a los niños por nacer fue de un grupo de mujeres, madres jóvenes, muy conscientes del valor de toda vida humana. Difundamos las buenas noticias, que también las hay".

lunes, 12 de diciembre de 2011

Mi Niña

Mi Niña tiene los ojos abiertos. No quiere perderse nada.
En ellos queda grabado todo lo que mira, y de ahí pasa a su corazón.
Mi Niña viste de Cielo. Lleva el Cielo por fuera y por dentro.
Y en el Cielo me espera. Y hacia el Cielo me lleva.
Mi Niña es morena, latina, como yo, de mi raza, de mi misma carne.
Junto a mi Niña siempre brilla el sol. No existe la Noche.
La Luz la rodea. Ella misma es Faro.
Mi Niña se recoge y espera.
Espera a Dios, igual que yo.
Espera a Dios, junto a mí.
Espera en silencio, y casi sonriendo, porque sabe que la espera será ya breve.
Ni Niña Lupita vela mis sueños, cuida mis horas, guarda mis secretos, conoce mis intentos.
Mi Niña Lupita me repite hoy, como siempre, al oído, susurrando a mis miedos:

"¿No estoy aquí Yo que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra y resguardo?
¿No soy la fuente de tu alegría?
¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis manos?
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa más?"

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Es hora de hablar

Cuando yo tenía más o menos la edad de algunos de mis alumnos, Enrique cantaba "No hay oración".
Pero pasa el tiempo, y con él llega la experiencia.

Sí: es hora de hablar. Es hora de sentarse en silencio y descubrir que sí hay oración.
Que además la necesito.
Que otra vida puede ser algo más que una quimera.
Hora de hablar de conversión, de mis desastres.
Del pasado, del futuro, del presente. De las buenas intenciones.
De todo, porque a Dios todo le interesa.
Le intereso yo hasta el punto de buscarme donde sabe que me va a encontrar: en un cd de Búnbury.
En una letra, que ya no es de Héroes; es de gente como Enrique, como tú, como yo, como cualquier otro.

Es Adviento.
Es tiempo de oración.
"Es hora de hablar".
Y yo comienzo con estas palabras...

martes, 6 de diciembre de 2011

Binta y la gran idea

Un regalito de Adviento:



sábado, 26 de noviembre de 2011

¿Adviento?

Empieza este Adviento, que es continuación del mío personal, que a su vez enlaza con el grito del Pueblo de Israel de hace milenios.
¿Vendrá el Señor a salvarnos? ¿Llegará el momento del encuentro? ¿Es la esperanza cierta?
El camino se ha hecho demasiado duro. La noche indefinidamente oscura. El tiempo monotonía insípida. El corazón late cansado.
Enciendo una vela: la primera. No sé si la corona presagia navidad o muerte, principio o fin.
Hace tiempo que no sé qué es la alegría. Mi memoria no alcanza tan lejos. Suponiendo que alguna vez la sinitiera, que no fuera un mero juego de niña, una ilusión.
El Príncipe Azul, la Sirenita, los Reyes Magos, el Coco, el Ratoncito Perez, Santa Claus, Dios...
¿Cómo diferenciar ficción de realidad? ¿Dónde asentar la fe y descansar?  Si obras son amores, ¿qué amores entre tanto desamor son prueba de un Amor que no se siente?
Miro mi vela encendida y rezo, o leo, o lloro... viene a ser lo mismo...

Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.
Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Llueve

Llueve casi todas las semanas.
Llueve hoy, y llovió la semana pasada, y si no recuerdo mal también la anterior.
A Tesa no le gusta nada la lluvia, porque no puede jugar en el parque con los charcos. Bueno... podría, pero luego a casa no sube, y menos al sofá o a la cama. O sea, que no, que no "puede".
A Hadasita sí le gustan los días de lluvia. Le gusta echarse con nosotras en el sofá con la mantita, a ver "Matilda", mientras con su oreja en mi pecho escucha los latidos de mi corazón y con sus manitas diminutas acaricia el pelito suave de Tesita.
A las plantas de mi balcón les gusta la lluvia. El jazmín promete nuevas flores en breve. Estamos esperando ansiosas las tres. ¡Tenemos tantas ganas de primavera este otoño!.

A mí la lluvia me acompaña. Llueve fuera, y a ratos también llueve en mí.
El ruido de la lluvia, como una nana, me acuna y me ayuda a dormir.
Y pienso en la promesa de Dios, en la Palabra cumplida, en la Esperanza cierta y firme...
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo» (Is 55, 10-11).


martes, 15 de noviembre de 2011

Acoso sexual

Harta y escandalizada de la explotación de ellas por un lado, y de la persecución y el acoso de ellos por otro, cuelgo esta imágen de un cocge cualquiera de los que se pueden ver aparcados en cualquier lugar de mi ciudad.
Gracias a Dios no tengo coche. Y no tengo hijos a quienes explicarles qué son todos esos "cromos" que alguien cuelga de la ventanilla un día tras otro.
Acuso a la sociedad que permite hacer público el escarnio, la desgracia, y la indecencia. Y callan. Y no protestan. Y se hacen cómplices de este acoso sexual bestial, se mire desde el lado que se mire.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Hadasita (kids)

Mis queridos peques: he creado un blog especial para vosotros.
Así podemos colgar ahí nuestras cositas. Y no tenéis que leer rollos de mayores.
Apuntar la nueva dirección:

http://hadasitakids.blogspot.com/


¡Os espero!

viernes, 11 de noviembre de 2011

Ódiame (pero sin odio, porfa...)

No puedo resistirme. Es el primer sencillo del último trabajo del maestro Bunbury.
Sin pretender hacer ningún alegato del odio -sentimiento malo, malote- cuelgo "Ódiame", recién salidita del horno, para gusto y disfrute de oídos selectos. Y confieso que me muero esperando que los Reyes Magos me dejen la entrada para el concierto que va a dar en Valencia en enero (creo que me la traerán, porque estoy siendo muy buena...).
Sí quiero resaltar una cosa. El odio no, repito (Hadasita le da mucha importancia a que os insista en esto..., y más desde que sabe que hay chiquis como ella leyéndome). Pero sí la forma que tiene de trabajar Enrique. En cada uno de sus discos busca crear algo nuevo; pero no la novedad sin más sino estudiada, trabajada, currada hasta la excelencia. Y claro, le cuesta muchísimo: pero el resultado es óptimo, y hace que a mí me caiga la baba. Moraleja: el esfuerzo merece la pena (¿así sí, Hadasita? ¿así me dejas publicarla? ¡gracias, peque!).



Vaaaleeee, para los de 5ºC: buscadme arriba del vídeo, en lo que he escrito:
- dos palabras esdrújulas,
- dos sustantivos abstractos,
- dos adjetivos calificativos en grado superlativo.
- Explicad con vuestras palabras qué significa "odio quiero más que indiferencia" (vale el comodín del público -o de los papis- jeje).
- Escribid tres adjetivos calificativos para "odio" y otros tres para "amor".
- Hacedle un regalito de esos chulis que me hacéis a mí a alguien de vuestra familia y entregádselo antes del domingo. Porque en la batalla contra el odio, nosotros luchamos con las armas de nuestros dibus... ¡y ganaremos!. Besitos mil.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Para mi 5ºC

Me piden mis chiquis de 5º que les enseñe dónde cuelgo sus "diplomas".
Aquí les dejo una foto, con la condición de que ellos cumplan la segunda parte del trato:
¡quiero poder dar una clase entera sin que nadie se levante de la silla!
Luego os pediré algo más difícil todavía: ¡que me dejéis acabar las frases sin interrumpirme!.
¿Jugamos a que sí, que que vale así?.
Ya sabéis que tengo alergia a los niños que me hacen chillar mucho... ummm.

Creo que entre dibujos, galletas, chupachups, regalitos de libritos, ranitas verdes, y un par de normas mínimas, si seguís haciendo los deberes y estudiando todas las fichas, este curso va a ser la cañaaaaaaaaa.

PD: ejercicio. Buscad tres sustantivos en las líneas de arriba, y decidme si son masculinos o femeninos, singulares o plurales, concretos o abstractos, individuales o colectivos. Pongo un positivo a quien me lo haga.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Trabajo de universitaria

Dedicado a mis chiquis de 5º. Para que veáis lo que hace la profe de lengua en sus clases de la facu, jeje.
Hay que darle al play debajo del dibu de la chica.
Aprendeos bien el trabalenguas, que os lo pregunto el lunes ¿vale?.
¡Sed buenos!

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Diploma

Hoy me ha llegado, por medio de unas manitas diminutas, un diploma al trabajo que realizo en una pequeña e improvisada aula en las alturas de mi cole; ahí, donde nadie ve nada, donde parece que no pasa nada. Ahí, donde peques y mayores aprendemos cosas importantes. Yo tomo nota de cómo leen, cómo escriben, cómo se portan, cómo comprenden, cómo aprenden... y ellos la toman de mí. Y esa es la imágen que les transmito:




















Y aquí la calificación escrita, de libre interpretación:





















Lo guardo en la carpeta con mis diplomas. Me doy por aprobada, ¿no os parece?

jueves, 13 de octubre de 2011

UNIR

Se me acerca Hadasita y me pregunta:
- ¿Qué haces?
- UNIR.
- ¿Unir? ¿Y qué unes?
¡Buena pregunta!.
- Son cosas para el cole.
- ¡Ah! ¡Yo también hago de eso!
Sale corriendo a su habitación, la oigo abrir su cartera, y buscar en su carpeta de deberes. Y vuelve a toda prisa con un cuadernito. Se sienta a mi lado, coge mi lápiz, abre por una hoja y se pone a unir. Unir puntos. Unos con otros. Por orden de numeración. Y sale el dibujo de un pulpo.
- ¿Te gusta?
- ¡Me encanta!
- Pues espera a que lo coloree, ¡coloreo super bien!.
Y vuelve a salir corriendo a buscar su estuche de rotus.

















Yo la miro fascinada.
La sencillez de mi peque siempre me deja sin habla.
Acabo de recibir la clase magistral de la semana en Educación Primaria, y no ha sido online por la UNIR (Universidad Internadional de la Rioja), sino en mi propia casa de manos de Hadasita.
Y me he puesto a pensar...
Si nuestros días son puntitos numerados, y Dios es un niño que juega a unir... ¿qué dibujo sacará de mi vida?. ¿Formarán mis estudios en la UNIR parte de un tentáculo de un pulpo gigante coloreado de naranja chillón? ¿Seré capaz, cuando sea Maestra titulada, de enseñar a mis alumnos lo importante que es unir: unir letras para formar palabras; unir personas para que se quieran y ayuden; unir pequeños gestos que hagan la vida más bonita?.

jueves, 6 de octubre de 2011

Esa pildorita verde

Miro a mi alrededor. Miro a la gente en el autobús. En la cola del supermercado. En mi trabajo.
Miro la cara de las personas a la salida de la Iglesia. De los vecinos que pasean a sus perros a la hora que yo bajo con Tesa. De las personas que esperan a mi lado que el semáforo se ponga en verde.
Miro las fotografías del Facebook de mis conocidos. Los rostros famosos que salen por la tele. Los ojos de los chicos en los que alguna vez ví amor. Mi propia cara en el espejo del baño...

Y me pregunto: ¿puede esa pildorita verde cambiar las cosas?.
Esta cara, que siempre será espejo del alma por más que la maquillemos, ¿podrá ofrecer algún día de nuevo una sonrisa sincera? ¿Llegará un tiempo en que me mire y me vuelva a reconocer; en que pueda mirar a los demás sin sentirme amenazada? ¿Existe el fin del miedo, la rutina, el dolor?.

A la pregunta del hombre en busca de la felicidad, ¿ha dejado de responder Dios, cediéndole el turno al Prozac? ¿Es hora de quitarse la cruz del cuello y colgarse una piedrecita de cuarzo blanco y verde en honor a aquello que nos ayuda a levantarnos de la cama cada mañana y vivir? ¿Es el hombre  pura química? ¿Es la felicidad una mezcla de serotonina, oxitocina y endorfinas? ¿Es el sinsentido una depresión? ¿Es la generación Prozac realmente más feliz?

¿Qué nos pasa? ¿Cuál es la verdad?

miércoles, 5 de octubre de 2011

Inglés

En casa nos hemos puesto en campaña este curso.
Y, para que veáis que la cosa va en serio, os diré que Hadasita, cuando se despierta, se viene a mi cama y me come a besos entre "good mornings" y "i don´t like school... pleaseeee". Que yo voy a clase 3 horas semanales y mis libros de lectura han pasado a ser "Gulliver´s travels", "Tom Sawyer", o "Henry VIII and his six wifes". Y que Tesa ha aprendido a decir guau en inglés, con un perfecto acento británico que es la envidia de todo el barrio. Le costó pillarle la pronunciación al "woof", pero ya ladra como una auténtica lady canina. Creo que es la más lista de las tres...
¿Nuestro objetivo?: pasar el B1 por cuestiones laborales. O mejor todavía: ¡ganarnos un "viaje de fin de B1" a Londres!. Por el camino iremos cantando "all you need is love" antre achuchones, lametones, mimos y diccionarios.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Pequeños

El otro día, un niño del cole me regaló un disco pequeño.
Yo lo estoy escuchando poco a poco. Pero me da la impresión de que Hadasita le está dedicando bastante tiempo; porque esta mañana, antes de hacerse las coletas, se ha acercado a mí y me ha dicho:
- ¡Tienes que colgar este vídeo en el blog!
- ¿Te gusta la canción, Hadasita?
- Lo importante es que te guste a tí. ¡Te la dedico!
Y me ha dado un beso en la mejilla.
Como los pequeños suelen tener razón en las cosas que dicen, y suelen decirlas por algo importante, obedezco a mi niña y os cuelgo "De mayor". A ver qué comentáis...


lunes, 12 de septiembre de 2011

Motivos por los que sí quiero ir al cole









































Dicen que una imágen vale más que mil palabras...
Por eso he hecho esta foto que os cuelgo hoy.

Yo quiero ir al cole porque Raquel disfruta multiplicando.
Quiero ir al cole, porque es donde Sheyla lee.
Quiero ir al cole porque allí, arriba, hay un rincón donde se aprende jugando.
Quiero ir al cole porque la sonrisa que se esconde en esta foto
(no puedo sacar la carita de mis peques, porque son menores),
es la sonrisa de Dios en sus niños.
Y no existe mejor recompensa.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Signos

Buscando vídeos para explicar a mis peques de Lengua lo que es la comunicación no verbal, he dado con este corto. Me encanta. Por eso lo comparto con vosotros. ¡Disfrutadlo!.

Es impresionante lo que el amor (el Amor) puede iluminar la vida de una persona...

jueves, 25 de agosto de 2011

Buscando el sol...

...o la sombra. Lo que dé más paz. Porque en la paz, ahí está Dios.
Yo llevo todo el verano buscando la sombra. Algún lugar donde corriera el aire. Donde no me sintiera ahogada.
Y, de repente, hice parar el coche a mi hermana. Me bajé y eché esta foto:
































Me encantó la imágen. Me encantó la vitalidad de esas flores, su color, su fruto, su hermosura cuando miran al sol. Me pareció fascinante que lo siguieran moviéndose a lo largo de la jornada. Como si tuvieran cierta inteligencia. Como si supieran de alguna manera que sólo bajo esos rayos la vida es vida.

En un principio me parecieron una imagen preciosa de la Iglesia. Era inevitable comparar mi fotografía de los girasoles con las que veía de los jóvenes en la JMJ frente al Papa... demasiado parecidas.

Pero ahora que van pasando los días, la imágen me habla más a mí de un modo personal. Siento que me reclama a que, con la misma rapidez con la que busco una sombrita que me proteja del sofoco del verano en Valencia, me ponga frente al Sol que ha de iluminar y dar sentido a toda y todas mis jornadas. Que busque la Paz y corra tras ella (Sal.33). Un buen amigo me dijo, hace muchísimos años, que para ponerse morena no hace falta nada más que ponerse al sol: me hablaba de la oración, y de los ratitos frente al Sagrario. Retomo esa idea. Y cambio girasol por corazón y canto con Victor Manuel: "Soy un corazón tendido al Sol". O al menos ese es mi deseo...

martes, 23 de agosto de 2011

Desde las Merindades

Aire. Agua. Monte.
Lavanda. Girasoles. Águilas.
Iglesias. Calles. Castillos.
Poetas. Reyes. Ermitaños.
Cinco días. Mil recuerdos. Y una pequeña foto.

lunes, 15 de agosto de 2011

Tesa cumple 3 añitos

Felicidades, peludita de mi vida.
Gracias por ser mi mejor amiga.

lunes, 25 de julio de 2011

Ciudadanos de un lugar llamado mundo

Ni me gusta la publicidad ni la cerveza. Ni pienso promover el consumo de bebidas alcohólicas en mi blog. Eliminando el producto, el spot en este caso me parece un 10 redondo: por eso lo cuelgo.

Yo, que vivo en España, que pienso en Nicaragua cada día, que tengo un cacho de corazón en Chile, un amor muy grande en Roma, lágrimas en Palestina, risas en Francia, oraciones en Portugal, aventuras en Polonia y alguna que otra cosilla, me siento estupenda con este vídeo.

Va para todos los ciudadanos de un lugar llamado mundo. Pero hoy, especialmente, para los amigos de Valencia que tienen la suerte de estar ahora mismo en Nicaragua...

domingo, 24 de julio de 2011

Carmen, no peques más

El griterío de la gente, la desaprobación, el juicio humano…
La hipocresía en forma de piedras, de insultos, de escupitajos.
Los “justos” contra los injustos se ceban con el Justo.
Camino de la Cruz, Carmen y Jesús…

Y cae Jesús por vez primera.
Adulterio. Del tipo que sea. Carmen dijo “sí” e hizo no.
Fue pillada, juzgada y sentenciada.
Y la condena la cumple el Señor, sin haber delito en Él.
Castigado sin juicio justo.
Carga Dios con el pecado ajeno…
el de Carmen, el tuyo, el mío.
“Carmen: no peques más…” (Jn 8, 11).

Y Carmen se levanta. Y con ella Jesús.
La gente sigue gritando, cada vez más fuerte.
Sus palabras son claramente groseras.
Sus burlas, casi diabólicas.
El peso de la cruz crece.

Y cae Jesús por vez segunda.
Egoísmo. Del tipo que sea. Carmen dijo “tú” pero hizo yo.
Y nadie quiere perdonarla.
Nadie, salvo el Señor.
A derecha e izquierda, gente cargando piedras.
Sus gritos, aullidos de lobo hambriento.
Y en medio del Vía Crucis, ella, su pecado y Dios.
“Carmen: no peques más…”

Y Carmen se levanta. Y con ella Jesús.
Ambos agotados. Ambos destrozados.
Desollados por el pecado: el propio y el ajeno.
Mira el Señor compasivo a la gente del camino.
Y la cruz le va hundiendo de tanto peso asumido.

Cae Jesús por vez tercera.
Idolatría. Del tipo que sea. Dijo “Dios” y fue herejía.
Quiso vivir a lo grande - ¡como Dios!- pero sin Dios.
Oropel en vez de oro. Copo de nieve, no perla.
Saco roto, cisterna agrietada.
Carmen, ardor febril: pecado, caída, miseria.
Cristo, Amor sin fin: los clavos, la sangre, madera.


Muere Cristo en el Calvario.
Calla la Tierra dolida.
Lloran ángeles y santos.
Ya ha acabado la agonía.

El griterío ha cesado.
El juicio es piedra caída.
La muchedumbre ha marchado.
La luna gime a escondidas.

Y Carmen viste de fiesta.
¡Volvió la oveja perdida!
Su cuenta ya está saldada,
y la tuya, y la mía.

A precio de Sangre ajena
llega el perdón y la Vida.
Jesús, los brazos abiertos.
Mentira y muerte vencidas.

Con la sangre del Costado
Carmen limpia sus heridas.
“Yo tampoco te condeno:
no peques más, niña mía”.

Y en el banquete de bodas
la Mesa ya está servida.
La cuenta la pagó el Novio:
la novia está redimida.

viernes, 22 de julio de 2011

Supersticiones

Señor, Dios Bueno:
En tu mano están mis azares.

Tú eres mi amuleto de la suerte.
Tú, mi día de vino y rosas.
Mi moneda lanzada a la fuente.
La herradura en la puerta de mi casa.
Mi trébol de cuatro hojas.
Mis doce uvas en fin de año.

No toco madera:
me acojo a Ti.
No pido un deseo si pasa una estrella fugaz:
te rezo a Ti.
No cruzo los dedos:
me pongo en tus manos.
Sí, Dios Bueno:
porque en tus manos están mis azares.

Tú, mi número siete.
La ristra de ajos en mi cocina.
La piedra preciosa colgada en mi cuello.
La ranita, el búho, el elefante.
El gato blanco.
La pata de conejo.
Mi billete de la fortuna.
Mi talismán.
Mi horóscopo.
Mi luna llena.
La moneda escondida en un calcetín.
Mi colección de cristales de cuarzo.
Mi cinta roja.

Todo eso me sobra si me encuentro contigo.
La mentira se desvanece en presencia de la Verdad.
No hay curanderos a los que pagar en presencia del Salvador del mundo.
No hay nada que pueda protegerme de tu protección.
¿Quién me separará del amor de mi Dios?
Todo es para bien si así Tú lo quieres.
Sí, Dios Bueno.
En tu mano están mis azares.
En la ruleta de la vida apuesto por tu número.
Lo invierto todo el Ti.
Y que sea lo que Tú quieras.

Tú echarás mis cartas.
Leerás los posos de mi café.
Y todo estará bien.

Tú diseñaste cada línea de mis manos.
Tú me sondeas, me conoces y me amas.
Y todo está bien.

Sólo quiero rozar tu manto.
Sólo escuchar tu Palabra.
Sólo saber que me buscas, que me atiendes,
que entre tanta gente yo tengo tu atención.

Si Tú me miras quedaré limpia.
Si Tú me tocas volveré a nacer.
Si Tú lo quieres te esperaré siempre.
Confiaré siempre, pase lo que pase.
Porque en tu mano están mis “azares” (Salmo 30).

miércoles, 20 de julio de 2011

Las bondades del buen DIos

Si Dios no fuera bueno las golondrinas en verano no cruzarían las fronteras sin necesidad de pasar las aduanas.


Si Dios no fuera bueno las aguas amargas de los mares no se evaporarían para bajar después del cielo dulces, regando las tierras y los campos.

Si Dios no fuera bueno no habría creado las estrellas con dibujos en lo alto para que los niños jugaran removiendo con arte la imaginación y viendo las mil posibilidades que tienen todas las cosas; los niños no soñarían con ser astronautas ni las niñas reirían pensando que hay un columpio para ellas bajo la blancura de la luna.

Si Dios no fuera bueno se habría conformado con luces del firmamento. Pero quiso ir más allá, e inventó las medusas y otras estrellas bajo el mar.

Sin Dios no fuera bueno las piedras serian piedras. Pero las creó brillantes y llenas de propiedades; y así se llamaron cuarzo, crisólito, topacio, mármol, esmeralda, lapislázuli… E hizo con igual primor bellezas en el ámbar, y en las aguas la perla y el coral…

Si Dios no fuera bueno habría hecho al fuego quemante y nada más, pero lo hizo ardoroso y hogareño para juntar en tertulia a los amigos caminantes; bailarín e inquieto, y también nostálgico e inspirador de confianzas, de confidencias… y de cuentos.

Si Dios no fuera bueno, no habría buscado la amistad de los hombres. Pues ninguna falta le hacía. El hombre sería un mono solitario, incapaz de alzar sus manos al Cielo.

Si Dios no fuera bueno no habría inventado la familia, el amor de los cónyuges, la leche materna, el bizcocho de la abuela, las bicicletas para el verano, la mesa camilla, el abrazo fraterno; pero le gustó tanto la idea –porque es muy bueno- que quiso probarla en persona, y tener una casa, un papá, y una mamá con unas manos siempre dispuestas a acogerle, y a darle el beso que le deja marchar.

Amo al Señor porque es Bueno.
Bendigo al Señor en sus obras.
Bendito el Señor en sus Santos.
Alabado por siempre quien tanto me amó. Amén.

lunes, 11 de julio de 2011

Adulterados

"Sí señor. Yo soy cristiano. De los de toda la vida. Bautizado y comulgado. A Misa no voy mucho, porque no la entiendo y con el cura este nuevo, tan joven, como que no me motiva. Pero si usted viera las cosas que hacen los que los domingos llenan las Iglesia… Lo importante es ser buena persona y ayudar a los demás. ¡Eso es lo que dijo Jesús, nuestro Señor!. Lo otro… bueno, todos sabemos que la Iglesia con el tiempo ha ido inventando mucho. Que no es por criticarla, que yo soy cristiano, de verdad. ¡Mire usted la de obras de caridad que hacen las monjitas! Cuando internamos a mi suegro en un asilo, oiga, la verdad es que el de las hermanas tenía algo especial. Al final entró en otro privado: sí, es más caro, y no tiene capellán, ¡pero tiene gimnasio!. De todas maneras hay que reconocerles el mérito, que hacen mucho bien. Y con los pobres y los niños… Yo tengo un nene apadrinado en una ONG. Bueno, yo no: mi señora. Pero es lo mismo.

En mi familia siempre se ha creído en Dios. A mi José lo bautizamos al mes de nacer, y a la nena igual. Y los dos estudiaron en colegios de pago. Claro que los tiempos cambian, y ninguno de los niños se ha casado ni han bautizado a mis nietos. Pero porque ahora se lleva menos, y con la crisis uno se tiene que pensar dos veces el gasto que supone una boda o un bautizo, ya me entiende usted. Ellos son buenas personas, gente honrada, ¿y qué otra cosa es ser cristiano?. ¡Estoy seguro que hasta rezan de vez en cuando! ¡Como yo! ¡Como todo el mundo!.

Que no hay que ser extremistas, que luego se acaba como los musulmanes esos que ponen bombas. La fe es para ayudarte a ser buena gente. Y ya le digo que yo soy cristiano. Sí. Y lo digo con la cabeza muy alta, que no me da vergüenza ninguna. Aunque tampoco hay que ir contando a cualquiera las intimidades de uno. Que a nadie le interesa si yo creo o no, si soy de derechas o izquierdas.

En el fondo yo pienso que todo el mundo es cristiano de alguna manera. Hasta los que dicen que no. Por ahí dentro tienen la cosa de la fe. Mire si no cuando pasa una desgracia, ¿qué decimos todos?. Pues eso: “Dios mío, ayúdame”. ¿Me dirá usted que eso no es ser cristiano?.

¿Quién se cree a estas alturas que Dios, que tanto nos quiere, nos vaya a condenar por no ir a Misa un domingo?. Esas cosas son de la Edad Media. Ahora las personas tenemos más cultura. Ya no se convence a nadie con amenazas de infiernos. Mi señora, que sí va a la parroquia, a veces llora pensando en los niños. Y a mí me toca calmarla, que ya son mayores y bien educados y buenas personas, y que Dios seguro que ve esas cosas. Yo la dejo que se desahogue, y al final siempre nos dormimos con bastante paz, gracias a Dios…"


Manolo se despierta, como cada día, con un vaso de leche desnatada, café descafeinado y edulcorante: desayuno light del cristiano light del siglo XXI.

viernes, 8 de julio de 2011

Un Dios que se duerme

Se me ha dormido Dios.
Creo que hace ya mucho tiempo.
Para mí que ha sido de puro aburrimiento.
Estaría agotado de tanto no poder hacer nada en mí.
Esperando que yo le diera paso, le abriera puerta,
le cediera turno. Sin poder mover ficha sin mí…

Pero es que he estado bastante ocupado últimamente.
Al menos los últimos 25 años.
Entre los estudios, los amigos, los amores, el trabajo, el matrimonio, el piso, el coche, más trabajo, los niños, los préstamos, las crisis, las discusiones, más trabajo, la muerte de mi padre, la enfermedad de la suegra, mi separación, mi divorcio, la casa nueva, más trabajo, mi novia con mis hijos, los amigos, la bebida, y alguna que otra cosa más, apenas he tenido un segundo para acordarme que tenía a Dios en “llamada en espera”. Y claro, se me ha dormido.

¡En el fondo es culpa suya!.
¡Podría haberme insistido un poco más!
¡Qué manía con la dichosa libertad!
¡Y anda que no me ha hecho falta!
Mi vida ha sido bastante tormentosa.
Aun ahora me siento bien ahogado.
Pero ha pasado tanto tiempo que me da miedo hablarle;
no se vaya a molestar si le despierto…
Tampoco recuerdo bien ya su nombre. ¿Cómo le llamo?:
¿”Tú, al que el viento y el mar obedecen”?

¡Hasta el viento y el mar…
y a mí se me ha dormido!

jueves, 7 de julio de 2011

Amor de los amores

Sé que este amor es Amor porque me sacia.
Porque me levantaré mañana como hoy,
sin desear encontrar otro mejor.
Porque éste, cada día es nuevo.
Porque en éste, ahora vivo en paz.

Sé que este amor es Amor porque, siendo exclusivo,
no resulta posesivo. Porque me abre a otros amores,
se traduce en ellos, y me llega por ellos.
Todo amor bueno queda asumido en mi Amor.
Y eso me llena, me colma.

Me rebosa este Amor,
regando y fecundando la vida que me rodea.
Mi cotidianidad es color “gris-primavera”.
No me adorna más maquillaje
que la cara lavada y la mirada limpia.

Sé que este amor es Amor porque es como el Agua.
La que apaga mi sed para siempre.
La que sacia mis anhelos, refresca mis descansos,
relaja mis nervios, templa mis sofocos, limpia mis heridas.
La que me mantiene viva.
La que es don de Dios…

Sí. Este Amor es como el Agua.
Como el Agua de las aguas,
así el Amor de los amores.
Y –junto al brocal de un pozo-
esta samaritana hoy le canta.

viernes, 24 de junio de 2011

Sin que sirva de precedente, y sin importarme un pimiento lo que se anuncia, cuelgo propaganda. Me gusta el mensaje. Me lo pongo de propósito para este verano: aprender a decir "NO".
- No a tirar las horas poniéndome gamba en la playa.
- No a copas, cenas, quedadas que no me apetecen absolútamente nada y que desajustan mi economía.
- No al desorden.
- No a la mentira.
- No al agobio.
- No al miedo (bueno... se aceptan las cucarachas como excepción ocasional).
Que no. Que este verano no. Sin coches ni viajes, pero con autenticidad.

jueves, 23 de junio de 2011

Un Dios que no duerme

Mi Dios no duerme. Esta noche no.
Le ha desvelado una pena.
Y no hay brisa que le meza, ni Padre que le consuele.
Mi Jesús, soñando cielos, ha despertado en un huerto (Mt 26,36).
Y no hay luz que le sosiegue.
Hoy no hay nanas para el Hijo. Esta noche no.
Le ha desvelado una historia. Parecida a la mía, y a la tuya.

En la barca esta noche nos dormimos tú y yo.
Mi Dios no puede. El miedo le desveló.
La tempestad no se calma. Empapa la tierra el sudor.
Sólo un ángel le acompaña…

Mi Dios no duerme. ¿Quién le acunará?
No hay descanso en su pesadilla.
No hay alivio en la amistad.
Llueven lágrimas desde este Cielo encarnado,
hecho Hombre, hecho pecado.

En esta barca inundada,
entre estas olas que ahogan,
en un navío que va a pique,
esta noche, la noche de las noches,
mi Dios no duerme.

martes, 31 de mayo de 2011

Pero a veces, si lo intentas...

Le debo al doctor House el descubrimiento de este temazo de los Rolling. Tengo el estribillo de banda sonora en el fondo de mi cabeza desde hace días, y me sienta realmente bien.

Es cierto que no siempre, por no decir que casi nunca puedo conseguir lo que quiero. Y tampoco es que quiera cosas fuera de lo común. Pero parece que hasta lo que es rutinario para las personas que me rodean, para mí es algo excepcional... probablemente porque yo soy excepcional y no podría ser felíz sólo con lo rutinario. Así que no. Lo que quiero no sale. Pero lo que necesito se me va poniendo a tiro.

Intentando ser buena profesora de religión en secundaria, he conseguido disfrutar de la enseñanza en el refuerzo de niñas especiales en primaria. Huyendo de la soledad he descubierto lo dulce de la independencia. Después de haber intentado llevarme bien con todo el mundo, he conseguido que el mundo me haga mucho menos daño y me respete más. No me siento mal diciendo no. Me felicito por no vivir mal acompañada. Creo en mi inteligencia, a pesar de mis suspensos. Probablemente nunca llegaré a ser psicóloga, ni a tener casa propia, ni a casarme, ni a volar en ala delta. Puede que nada de eso me convenga. Puede que, intentándolo, encuentre lo que realmente necesito. La experiencia hasta el momento me dice que así suele ser...

Sube el volumen y dale al play.

domingo, 29 de mayo de 2011

Apología de lo efímero

Andando por el centro de Valencia, he encontrado una cosa en un escaparate que me ha llamado tanto la atención que hasta me he parado a mirar. Y eso es raro, pero muy raro en mí. Por supuesto no eran ni joyas, ni saldalias, ni bikinis: por esas cosas no me paro, y menos a echar una foto. Lo que he encontrado es una paradoja: "rosas naturales eternas". Algo falla. No me encaja. Espero que no sea posible...

La hermosura de la rosa cuenta con su carácter efímero (y si no, que le pregunten al Principito). Si fueran eternas, nadie se pararía a olerlas, a mirarlas, a regarlas, a regalarlas. Las rosas, como todo lo natural, pasan. ¡Gracias a Dios!. No quisiera ni imaginarme que tuviésemos que cargar con rosas vivas de amores muertos toda la vida; que los corazones no pudieran romperse; que los momentos de felicidad fueran eternos; que todo estuviera protegido por la certeza y la estabilidad. La vida sería el rollazo más insufrible, el castigo más tedioso. Pero no: todo pasa. Pasan los flechazos y pasan los desamores (las rosas que hoy llenan los jarrones, mañana van a la papelera); pasan los instantes de luz, de alegría, de éxtasis, y los de dolor, de sangre, de desdicha; y dan paso al camino, a la vida que sigue, como es lo natural, con rosas muertas y rosas nuevas. Y no hay lacas ni embalsamamiento de ningún tipo que nos mantenga este insante intacto para ser vivido más tarde. A una primavera le seguirá otra, pero no la misma. ¿No os parece maravilloso?

miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Leer?

Algunos de mis alumnos piensan que eso de leer no sirve para nada.
Coincidencias de la vida: suelen ser los mismos chavales que se creen con derecho a todo pero sin obligaciones;
que van de déspotas y soberbios por la vida, al menos hasta que la vida les devuelva la torta, que no será muy tarde;
que se permiten reirse de las asignaturas, de los profesores, de la educación que ellos tienen gratis y que medio planeta sueña como un imposible;
que no saben hablar, sino discutir, y siempre se han de quedar con la última palabra, aunque sea una mera palabra mal sonante;
que describen lo que está bien o mal en relación con lo que ellos hacen o no, de manera que está bien insultar y está mal estudiar, entre otras cosas;
que sólo pueden pensar en hoy, a veces incluso sólo en ahora, sin más perspectiva, sin intereses ni sueños de ningún tipo;
que ni desean ni imaginan vivir en un mundo mejor, ser una persona mejor, ofrecer a otros lo mejor, esforzarse por el bien, y todas esas tonterías que -de existir de verdad- seguro que sólo existen en la cabeza de los viejos o en las historias de esos libros que jamás abrirán.

Me gustaría poder despedirme de ellos ahora, a final de curso, diciendo que ha sido un placer. Pero nunca se me dio bien mentir. No ha habido mucho fruto porque hemos estado regando plantas con chubasquero. Es una pena. Sí, me dan pena. Mi Hadasita, en cambio, anda entusiasmada con un libro que le regalaron ayer por su santo. Anoche la pillé haciendo algo así...


Argine-HD from jujube on Vimeo.

martes, 24 de mayo de 2011

Acceso limitado

Estoy desmotivada. No sé qué escribir. Será la primavera.
Será que empieza a pesar el curso.
Será que me voy haciendo mayor...
El caso es que estoy muy cansada.
Y antes, cuando era más niña, tenía más aguante.
Ahora me canso... y mucho.
Me canso de las personas que piensan que tengo cara de tonta y que pueden mangonearme.
Me canso de las críticas de a saber quién, que se cree con derecho a decirme no sé qué, sólo por tener una edad y una condición diferente a la mía.
Me canso del juicio continuo sobre lo que hago.
Me agota tener que pensar en escribir aquí sobre lo que me piden que escriba, cuando no hay manera, no me sale, no sé escribir por encargo.
Prefiero callar. Me parece más sensato.
Sólo quiero llegar cuanto antes a casa, y morirme de risa jugando con mi perra.
Iba a decir que lo siento mucho si a alguien no le gusto, pero no sería verdad: cada vez lo siento menos, me importa aproximadamente una hora de disgustillo y un pimiento.
De puertas adentro el acceso es limitado.
Desmotivadores del mundo, o de mi mundo: quedáis expulsados de la república independiente de mi casa.
Si alguien tiene algo bonito que decir, le invito a pasar.
No es tan difícil piropearme: hay algo encantador en mí, por eso me sigues leyendo...
Si quieres, puedes empezar por felicitarme, que hoy es mi santo... ;)
Empiezo la campaña de remotivación. Desde hoy es oficial.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Un uomo venuto da molto lontano

Dedicado a todos los amigos con los que he compartido estos días en Roma...
Y a todos los amigos en la fe.

martes, 3 de mayo de 2011

domingo, 1 de mayo de 2011

MAYO 2011...

miércoles, 27 de abril de 2011

A modo de felicitación...

La Vida a la muerte vence.
Es lo que celebramos en Pascua; y cada día en la Misa.
¡Felicidades a todos!.

A veces, esta tarea de dar vida que hemos heredado de Cristo, no nos resulta fácil. Pero merece la pena... ¿sí o sí?.
Aquí un vídeo. Para meditar... y sobre todo para disfrutar. Es cortito.

domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos





















Rompe en clamor el gentío.
En la calle un solo grito.
Viene montando en burrito:
ya está cruzando las puertas.
Jerusalén: ciudad abierta
a recibir al Bendito...
(A. Mayol)


(Dale al Play)

domingo, 10 de abril de 2011

Vida del hombre, gloria de Dios

Esta es la vida del hombre.
La vida nueva.
Cuando te hayas sentido morir, recuérdalo.

Puede que tengas. Puede que no tengas. De todas maneras, da.
Puede que te sientas solo, o que te aburra tanta gente.
No importa. La vida del hombre es ésta:
“Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
viste al desnudo, y no te cierres a tu propia carne”.

Ésta es la gloria de Dios: la vida del hombre.
La vida de la buena, la auténtica, la enriquecedora,
la que da satisfacción, la que exige esfuerzo,
la que no entiende de clases, ni de protocolos,
ni de jerarquías, ni de exclusiones.

La gloria de Dios es la vida del hombre.
Y cuando el hombre viva,
cuando decida vivir como Dios,
vivir como lo hizo Dios en Cristo,
"entonces romperá tu luz como la aurora,
en seguida te brotará la carne sana” (Is 58, 7-8).
¿Y qué otra cosa es la resurrección?

jueves, 7 de abril de 2011

Un rumor en la brisa

Desde joven, siempre tuve la extraña certeza de que un día, uno cualquiera, Dios se haría evidente en mi vida. No tendría que buscarlo yo, como no le buscó Moisés ni Pablo ni Natanael ni Agustín de Hipona ni André Frossart. Porque en mi soberbia de hombre joven, siempre me creí al menos tan bueno –o tan malo- como cualquiera de ellos. Sería Dios quien viniera a mí, estaba seguro.

Yo presentía que un día, uno cualquiera, Dios se haría evidente en mi vida. Que entraría por la puerta grande, invadiéndolo todo con su grandeza, impidiéndome atender a nada que no fuera su cegadora luz.

Sí: mis padres me hicieron ver de niño todas esas películas que pasan por la tele por Semana Santa. Y algo se me quedó de ellas: sin zarzas ardiendo, mares abiertos en dos, mártires en un circo romano, Pedros que lloran amargamente, Judas ahorcándose desesperados… sin todo ese bombo y platillo, yo no concebía a Dios.

Y resulta que todo sucedió de una manera mucho más sencilla. Sin truenos ni relámpagos. Sin tormentas ni diluvios. Como la leve brisa que entraba por mi balcón, abierto por el calor de la primavera. Cogí un libro, uno cualquiera, éste mismo; y empecé a leer. Y el muro entre Dios y yo cayó, sin hacer ningún ruido, sin que me diera apenas cuenta.

Ya han pasado varios meses; y Dios todavía no me ha hecho llorar. Es cierto que mi vida es más ordenada ahora, y sobre todo que duermo más tranquilo y no me cuesta tanto sonreír. Por lo demás, no siento nada especial: no hay presencias singulares, voces evidentes, acontecimientos espectaculares. Las películas, películas son. La vida de la fe tiene poquito que ver con Hollywood, gracias a Dios. Yo sigo sufriendo como todo el mundo, sigo pensando que el Señor se duerme en mi barca cuando más lo necesito, soy más consciente de lo poco que puedo cuando me empeño en funcionar a solas, por cuenta propia. También confío más, me relaciono más, comparto más. Y puedo vivir las cosas –mejores y peores- con una calma que yo no conocía. A veces tropiezo; muchas me caigo, todas me levanto. Y entre Dios y yo existe una relación agradable, refrescante, sencilla, como la brisa.

lunes, 28 de marzo de 2011

La Samaritana II: ¿Qué es un marido?

La Gracia me llegó con nombre propio. Fue un regalo directo del Cielo. Se llama Julián.

Julián es mi marido. Llevamos 4 años casados, aunque a mí me parece que fue ayer. En realidad nos conocemos desde niños. Creo que cuando él dice que me ha amado toda la vida, dice la verdad; era yo la que casi ni me daba cuenta de su existencia. Porque Julián no es muchas cosas: no es lo que la gente de hoy entiende por un tío bueno, o por un hombre de grandes proyectos, o por un personaje importante; ni siquiera es especialmente extrovertido, ni practica deportes de riesgo, ni bebe alcohol, ni sale de noche. Es el típico bicho raro del siglo XXI. Así es y así lo amo. Porque Julián sí es otras muchas cosas: es un hombre trabajador como el que más, detallista, con un sano sentido del humor; es quien da la visión optimista a mis dramas, quien cuida de mí con mucha paciencia y muchísimo más amor; quien me dice siempre la verdad; quien sabe ver lo hermosa que Dios me ha hecho pese a las cicatrices de mi historia, que ha sido larga, dura y vergonzosa. Y él lo sabe bien. Porque estuvo ahí, siempre, cerca.


Julián se sentó a mi lado y no dijo nada. Estuvo allí, conmigo. Al principio me sentí un poco incómoda. Al ratito, me conmovió su compañía, con ese silencio desbordante de respeto. Y lloré. Lloré rato largo, un pañuelo detrás de otro. Y Julián no dijo nada: sólo estuvo allí, a mi lado. Cuando al fin mis ojos se cruzaron con los suyos buscando su juicio, sólo encontré acogida. Donde yo me despreciaba él me amó. Donde yo no me soportaba él me amó. Donde yo no me perdonaba él me amó. Donde yo me sentía estancada, su amor trazó un punto y aparte… y comenzó una nueva vida. La “nuestra”.

El amor de mi marido es radicalmente distinto a otros “amores” que yo había probado antes. Con Julián jamás me he sentido utilizada, ni humillada, ni engañada, ni chantajeada. Desde luego, lo que estamos viviendo en nuestro matrimonio es algo bien distinto a lo que yo había vivido hasta entonces, aunque llevase el mismo nombre.

Mi marido me ama en exclusividad: ni sueña con la posibilidad de tontear con otra, porque para él sólo existo yo. Su amor por mí es íntegro, puro, inocente, auténtico. Soy el objeto de su contemplación. Su felicidad consiste en fomentar la mía.

Mi marido no se mira a sí mismo: me mira a mí. Sí: se cuida por mí, crece por mí, se esfuerza por mí, mejora por mí, para mí. Toda su atención está puesta en darme alegrías y en ofrecerme lo mejor. Para él no existen los famosos ni los cotilleos ni ningún rollo televisivo: para Julián, lo verdaderamente interesante, soy yo.
Mi marido es mi mejor apoyo. Nunca me abandona, aunque no entienda bien lo que quiero hacer. Él me da siempre la confianza que necesito para caminar; la fuerza para levantarme si tropiezo. Entre nosotros dos la comunión es común-unión de la de verdad. Queremos ser uno en ideales, en sueños, en valores, en principios. Queremos que la fe sea nuestro punto de encuentro en todo. Y aunque seamos muy distintos en muchas cosas, sentir que el corazón va a una en lo importante no tiene precio.

Mi marido sabe como nadie llenar los vacíos de mi corazón. No por compasión. Es que él me complementa. En él recupero lo que la vida me quitó: las alegrías, las esperanzas, la dignidad… Los sinsentidos se curan entre sus brazos, cómo se curan las heridas.

El amor de Julián, mi marido, es sacramento del amor de Dios: es signo visible del amor que Dios me tiene. Julián es el puente que hace que el amor de Dios me llegue. Y por eso, cuando estoy a su lado, pese a crisis de todo tipo y a dificultades y a sufrimientos, muchas veces me saldría gritar: “¡Esto es vida!”.

domingo, 27 de marzo de 2011

La Samaritana I: Lucía de Samaría

Yo a Lucía la llamaba “la negra flor”. Era como la cantaba Radio Futura: la “que creció tan hermosa de su tallo enfermizo”…

Llegó a mi consulta con una depresión severa, la autoestima por los suelos, y un cuadro de estrés crónico; y en pleno ataque de ansiedad, entre los nervios y los lloros, le entendí que decía que era “lo último que me faltaba: ¡un loquero! ¡como yo si estuviese loca!”.

Lucía tenía razón: no estaba loca. Pero sí estaba enferma. Ella llegaba, se sentaba, y lloraba sin parar. Y así una sesión tras otra. Cuando yo le preguntaba algo, me miraba asustada, y seguía llorando tapándose la cara con el pañuelo. Mordiéndolo, de rabia y de vergüenza.

El día que abrió la boca al fin, no me habló de ella exactamente…

“Carlos dijo que me quería, ¿sabe usted?; y ya ve… ¿dónde está Carlos ahora?. ¿Y Rober? ¿ejerciendo de marido ejemplar y padre decente, el muy hipócrita?¿Usted sabe cuánto quise yo a Rober? Y cuando pensé que ya no se podía aguantar más, conocí a Pablo. ¡Pablito, el que clavó el clavito!: otro que juró morir de amor por mí… y por Amparo, y por Ana, y por a saber cuántas. Que no, que ya no, que paso. Y pasó Luis, que se me metió en el bolsillo llamando cerdos a Carlos y a Rober y a Pablo… mientras jugaba conmigo como con su muñeca hinchable, ¡desgraciado! ¿Sabe usted la de cosas humillantes que me forzó a hacer? ¡Y lo que me costó que se fuera, que hasta tuve que denunciar el acoso!. Claro: cuando vino Pepe diciendo no sé qué cosas de que yo era especial, que no había visto a ninguna más bonita, que no le importaba nada el pasado, ¡que me quería!... es que no hubo manera de que le creyera. Me entiende, ¿verdad?. No pude darle ni el beneficio de la duda. Y quizás fuese el único que no mentía, ¡a saber!. Porque mi Toni… mi Toni me engaña. O mejor: la engaña conmigo. Va de una cama a otra, sin dejar que ninguna se enfríe. Huele a todo menos a mí. Y yo ya no sé si me duele. Creo que apenas siento nada”.

Le pregunté qué edad tenía, y me digo que 39. Trabajaba en un buen sitio que nunca nombró: ella decía que era “una profesional”, que eso era lo que había dejado que hicieran de ella. Que cuando a una le roban la dignidad y la alegría, ya sólo le queda desear escuchar algún tipo de “te quiero” a cambio de cualquier cerdada, que es lo que hacían las profesionales, y ella, por supuesto.

Lo peor es que lo tenía asumido.
Lucía pensaba de verdad que no valía para ninguna otra cosa.
Lucía creía que nada podía cambiar, al menos no en ella.
Lucía invertía un rato de sexo vacío y sin condiciones, a cambio de una ficción de no sentir soledad.
Lucía definía el amor como “un contrato social, más o menos duradero, que hace que -al menos por hoy- no nos suicidemos”.
Lucía, Lucía de Samaría, la negra flor que creció tan hermosa de su tallo enfermizo…

Si me preguntáis si se curó, os diré que sí. Con las marcas de donde estuvieron esas heridas o espinas que le salen a una con la vida, pero sí.
Aunque tengo que confesar que no la curé yo, pese a mis ya quince años de experiencia profesional. La curó la Gracia…

viernes, 25 de marzo de 2011

Ya a la venta









































Es un regalito bonito para los niños que van a hacer su Primera Comunión.
Espero que os guste. Desde luego, Ángel y yo lo hemos hecho con cariño, y mucho.
El original, antes de que -ores (maquetadores, editores, impresores, etc) pusieran en él sus manos
era todavía más lindo. Esperamos poder recuperarlo como se parió para la segunda edición.
Felicitar públicamente a Ángel por sus ilustraciones: son una pasada.
Podéis comprarlo en vuestra librería religiosa habitual, o haciendo clic en la imágen.

domingo, 20 de marzo de 2011

Por sus frutos los conoceréis.

Adivina adivinanza: blanco y en botella, ¿qué es?.
Más difícil todavía: papeleras y contenedores quemados; y basura por todas partes, evidentemente; alcohol y música a decibelios insufribles hasta las 4 de la madrugada como pronto; la ciudad amanecida como se ve en la foto que adjunto; heridos de fuego y de peleas varios, muchos, demasiados, aunque no salgan en la tele; los animales por puro instinto de conservación no quieren salir a una calle que suena a tiros y bombas; todo vale, todo está permitido... menos respetar a nadie. ¿Qué es?.
Blanco y en botella: llámenlo Fallas, que yo lo llamo bandalismo. En cualquier caso es la leche.
Hay quien lo celebra. Hay quien incluso lo considera un acto cultural.
Y gracias a Dios, todavía hay gente sensata que se escandaliza...

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jueves, 17 de marzo de 2011

Rober quiere re-vivir

Rober se levantó de la cama. Y se dio cuenta que estaba muerto. Se imaginó su esquela en el periódico:
“Rico empresario de 51 años, director de Cosas Varias, fundador de la ONG del siglo, fallece de parada cardiaca. El corazón, de usarlo tan poco, se olvidó de latir. Su esposa y sus hijos apenas notan la pérdida”.

Rober se levantó de la cama, después de una noche sin sueños, para dejarse llevar por un día sin ilusiones, como hacía siempre. Con un único cambio. Ahora sabía que estaba muerto. Y ser consciente de algo así provoca cierto malestar en el estómago, difícil de describir.

Hasta ese momento se había estado conformando con aparentar estar vivo ante el mundo. Y socialmente había colado. No era una actuación complicada; bastaba con desenvolverse con soltura entre otros personajes: su esposa, dos hijos en edad escolar, los compañeros de trabajo, los que hacían de amigos… Y empieza la función: un ascenso, un viaje, los impuestos pagados, seguro médico privado, tarjetas de crédito, la suscripción anual al National Geographic… Hay que cuidar mucho los detalles; no sea que alguien se dé cuenta de la ficción, y descubra antes de tiempo que el protagonista estaba muerto.

Rober salió de la cama a escena. Pero aquella mañana el cuerpo le pedía mucho, muchísimo más. Se miró en el espejo del cuarto de baño. Y se vio blanco, casi transparente. Y así, como quien decide cortarse el pelo, aquella mañana decidió vivir.

Decidió que ya no quería tener hijos: quería disfrutarlos, estar con ellos, enseñarles cosas, morirse a carcajadas con sus ocurrencias, alucinar con el brillo de sus ojos cuando se ilusionaban con algo, sorprenderles, abrazarles, quererles.

Ya no quería tener esposa: quería casarse con ella cada noche. Quería llevarle flores, y bombones, y todos esos tópicos típicos que sabía que le seguían gustando como el primer día. Quería dejar de dar las cosas por supuestas: y mirar lo guapa que era, y decírselo; y mirar lo buena que era, y decírselo.

No, ya no quería tener amigos: quería compartir cosas con ellos. Pasar de la política y la economía, y quitarse la corbata, y jugar de nuevo al fútbol, en el césped, pingándose de tierra, hierba y risas. O ir juntos al cine; o pedir una pizza y recordar viejas historias de la universidad… ¡o lo que fuera!.

Rober quería vivir. Quería re-vivir, volver a las cosas de otra manera, con sangre en las venas, con calor, con color…Y decidir en qué quería emplear su tiempo libre. Que quizás lo mejor no fuese dormir y ver la tele, por más que lo consumiera con ansia la audiencia. Que a lo mejor, por una de esas ironías de la vida, va y resultaba que descansaba más haciendo cosas.

Y decidió que quería aprenderse el nombre de la farmacéutica de abajo, la que le llevaba atendiéndole los once años que vivía en el barrio que se escondía tras el escenario en el que había estado actuando. Y que quería probar a saludar amablemente a ese compañero de trabajo con el que coleccionaba incómodos silencios desde hacía siglos, aunque ya ni recordaba por qué: ¡a ver qué pasaba!.

Rober se levantó aquella mañana, limpió los cristales de la habitación, dejó entrar la luz del nuevo día, respiró, y murió.
La esquela fue más o menos así: “Rico empresario de 51 años, director de Cosas Varias, fundador de la ONG del siglo, decide quitarse la muerte en un suicidio de inautenticidad. El corazón, cansado de estar de adorno, se puso a latir. Su esposa e hijos celebran su resurrección”.

viernes, 25 de febrero de 2011

Has perdido el amor primero

Recuerdo cuando eras joven de corazón.
Cuando el amor te hacía correr. Y volar.
Cuando toda distancia era corta si la meta era el encuentro.
Cuando tus gestos decían más que tus palabras,
que también decían mucho.
Cuando la primavera duraba 365 días.
Pero has perdido el amor primero (Ap 2,4).

Te recuerdo cantando. Te recuerdo sonriendo.
Tus cantos eran a mis oídos más bonitos que los del jilguero.
Tu sonrisa, tan cálida como el sol después de comer.
Recuerdo cuando saltabas de la cama.
Y cuando dormías de un tirón y a la primera.
Recuerdo los golpes de tu corazón en tu pecho
ante la belleza, y la bondad…
ante la aventura de un ideal que no moriría contigo.
Pero has perdido el amor primero.

¿¡Cómo olvidar cuando al fin me dijiste “te quiero”!?
No recuerdo un momento que me conmueva más.
Y desde entonces, no pasó un día sin que me buscaras.
Y todas tus cosas eran mías; y todas las mías tuyas.
Y tu vida se fue haciendo más ancha, para acoger a todos;
y más alta, para poder verlo todo;
y más larga, hasta el infinito, hasta Mí…
Pero has perdido el amor primero.

El amor nos hacía uno.
Y no había soledad que no quisieras aliviar,
ni lágrima que no intentaras enjugar,
ni sed que no procuraras calmar.
Conmigo. Por Mí. En mi Nombre.
Y tu sufrimiento era corredentor.
Y tu trabajo, ofrenda grata.
Y tu historia, historia de salvación.
Así lo vivías, porque así era. Todo tenía sentido.
Pero has perdido el amor primero.

Ya no te quema la sangre en las venas.
Ya no lloran tus ojos de pasión.
El cansancio ha reemplazado a la alegría.
El entusiasmo de ayer, hoy es apatía.
Y ya no amas: aceptas o soportas, depende de a quién.
Y ya no vives: te aceptas o soportas, depende de cuándo.
Y ya no me hablas. Ni me escuchas. Ni te importa.
Junto al brocal del pozo sólo hay silencio.
Ni tienes sed ni la quitas.
Se te ha quedado seco el corazón…

martes, 22 de febrero de 2011

Choco

Jesús, como todo buen pastor, tuvo un perrito. ¿Quién puede negarlo?. Se llamaba Choco, porque era del color del chocolate. No tenía pedigrí ni raza, esas cosas no existían todavía. Llegó desde alguna parte del desierto de Judea, sucio, esquelético, agotado. Y se encontró con el Señor a las puertas de Betania. Jesús iba mucho por allí, y se hospedaba en casa de tres hermanos que se llamaban Lázaro, Marta y María. Dicen que María había vivido un poco perdida durante un tiempo, y que Jesús la sacó de todo aquello; y desde entonces la amistad con su familia no hizo más que crecer.

Todo empezó cuando Choco, que estaba descansado bajo una palmera, con la lengua colgando hasta el suelo, de repente escuchó mucho ruido, y se despejó. No sabía qué pasaba. La gente empezó a juntarse, y a hablar cada vez más alto, y se ponían todos muy nerviosos. Choco no tenía un pelo de tonto, y entendió que estaba ocurriendo algo muy importante. Así que se fue haciendo hueco entre las piernas de la multitud para ver qué pasaba, hasta que dio con aquella túnica, con aquellos pies… No, no dijo ni guau. Estaba tan contento que no le salía. Su rabito peludo se movía de un lado a otro sin que él pudiera evitarlo. Su olfato no le engañaba. Choco había elegido amo. Le dio mucha paz pensar que ya nunca más se perdería, porque siempre andaría al lado de aquellos pies; y que por fin había encontrado un trabajo digno de un perro: querer a su dueño, acompañarle siempre, siempre...

A Jesús le encantaba Choco. Solía agacharse, y le zarandeaba las dos orejitas diciéndole: “Buen chico, buen chico”. Y a Choco le caía la baba. Y se tumbaba panza arriba buscando cosquillas, y Jesús se moría de risa con él. Siempre iban juntos a todas partes. A Choco le encantaba escuchar a su amo, porque cuando él hablaba se tranquilizaba mucho. También le gustaba jugar con los amigos de Jesús, sobre todo con los niños. Y hay quien dice que San Juan lo quería como nadie, y siempre que podía le guardaba algún mendrugo de pan a escondidas… Choco hacía carantoñas, daba lametazos y saltaba con todos. Pero al llegar la noche se volvía a los pies de su amo, donde debe descansar siempre un perrito fiel.

Ya os he dicho que Choco estaba con Jesús siempre. Sí: después de las cosas cotidianas -de la predicación, de los milagros, de las conversiones, de la fama, de las persecuciones, de todas esas cosas de cada día- Jesús se apartaba de todos y oraba… y con Dios Padre y Dios Hijo sólo estaba Choco. No entendía mucho, pero su instinto le decía que aquel sí era un momento importante. No hacía falta que Jesús le invitara a acompañarle, y nunca lo echó fuera, porque es natural que un perro bueno esté donde está su amo.

Un día fueron a Betania, como otras veces; pero Choco notó algo raro. Jesús iba serio todo el camino. Los Doce tenían cara de preocupados. Y antes de entrar en la ciudad, Marta se acercó corriendo al Señor, llorando a moco tendido. Parecía que algo malo había ocurrido. Entraron en la aldea aprisa, y mucha gente rodeó a Jesús: como siempre, pero disgustados, tristes. Salió también María a recibir al Maestro. Y todos se pusieron a llorar. Choco estaba muy afectado de ver llorar a Jesús, y no se atrevía casi ni a moverse; las orejas gachas, el rabo entre las piernas, la mirada clavada en el Señor.
Cuando Jesús le llamaba: “¡Choco, ven!”, él venía enseguida. Por eso no le sorprendió que cuando le dijo a la muerte “¡Vete!”, la muerte saliera corriendo. Y el sepulcro de Lázaro se abrió...

Las cosas se estaban complicando. La preocupación era frecuente en los amigos de Jesús. Y cada vez había más gente enfadada, hablando entre escuchitas y mirando de reojo. Choco se daba mucha cuenta: olía a miedo, a nervios, a angustia, a envidia.

De aquella Cena nadie dejó caer ni una miga, nadie le guardó ningún mendrugo. Judas debía tener mucha prisa, porque se fue enseguida. San Juan temblaba abrazado al pecho del Señor. Y todos sintieron aquella noche más oscura que ninguna. Después de cenar Jesús salió a orar, como siempre; y Choco le acompañó, como siempre. Pero todo era diferente: el Padre callaba; los discípulos dormían. Choco, que no entendía nada, miró a su Señor llorando, y le lamió la cara, las manos, los pies… Sal, sudor, sangre, el Cuerpo de Cristo; y la lengua de un perro como una caricia…

Hasta la cruz nadie podía acercarse. Sólo los soldados. Y ninguna otra persona. El resto, tras la guardia.
Pero Choco no era una persona.
Choco no tenía que pedir permisos.
Choco no entendía de leyes ni de protocolos.
Y allí estaba, como siempre, a los pies del amo. Acurrucado junto a la cruz,
empapado por la sangre de la cruz,
espantado del suplicio de la cruz,
gimiendo en nombre de todos junto a la cruz.
El tiempo se cumplió. Y a la hora de nona murió el Señor, dando un fuerte grito. Y como un eco se escuchó el aullido de un perro…

Desde el viernes por la noche y durante tres días, Choco vivió a la puerta del sepulcro, ¿donde si no?. Es natural que un perro fiel esté siempre cerca de su amo. Se sentía cansado, pero no se durmió ni un segundo: ¡no podía dormir sin Jesús! Así que ahí se quedó, inflexible, haciendo guardia a la puerta del sepulcro

Noche, noche tan dichosa, único testigo de la Resurrección del Señor, puerta de la mañana del nuevo Día, que celebra la Vida, que proclama a la Muerte vencida. Sólo la noche conoció aquel preciso momento… ¡y Choco, por supuesto, faltaría más!.
Y Jesús Resucitado, muy contento, le acarició la cabecita diciendo: “buen chico, buen chico”...
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