domingo, 31 de enero de 2016

¡Hasta luego!


Mi mamá se fue ayer por la tarde.
Se marchó sin prisas, tranquila,dejándonos acompañarla.
¡Lo que daría por haber visto su reencuentro con mi papá!
Él la estaba esperando, igual que mi otro Papá.
El mío. El suyo. El nuestro.
Desde el Hogar nos seguirá cuidando,
como Dios a Efraím, como lo hacen las madres (Os 11, 1-5).
Hasta luego, mamá. Volveremos a vernos,
Y todo será alegría y paz. Como tú nos lo enseñaste.

sábado, 30 de enero de 2016

¡Ten fe!

Digamos que se llama Susana, y que está a 9 habitaciones de donde estoy yo con mi mamá en el hospital. Bajaba a la calle con uno de mis mejores amigos, a quien tengo que presentar por su profesión por estupideces deontológicas que -en momentos vitales como éste- me importan un pimiento. Las palabras no definen nada al lado de un abrazo.

Coincidimos con ella en el ascensor. Y me pregunta por el estado de mi madre. "se está muriendo", le digo. "No hay ya nada que hacer". Susana se rebela. Afirma convencida que los médicos se equivocan, y me pone un par de casos de ejemplo, que no vienen a cuento tanto como su manifiesta intención de animarme. Es efusiva, extraña pero agradable, y su forma de hablar, entre palabras de cariño y palabrotas, me saca una sonrisa. Al despedirse me dice que tenga fe. Que ella es muy creyente, aunque no practica. Que rezará por mi madre. Que seguro que sale de ésta. Le prometo que si es así la buscaré para contárselo. Y se marcha gritando con un entusiasmo inusual en un sitio como el hospital: "¡Ten fe!" varias veces, seguido de una blasfemia de la que ella no es en absoluto consciente.

No sé qué ocurrirá al final. No espero el milagro, la verdad. La situación es demasiado evidente como para hacerlo. Pero sí tomo nota de su "¡Ten fe!". Imposible pasarlo por alto.

Sí, Susana. Hay que tenerla. Porque sólo desde los ojos de la fe puedes ver, en lo que suena a disparate en tu boca, el mensaje de cariño del Buen Dios que aprovecha tu presencia junto a nosotros en el ascensor para sacarme una sonrisa en los momentos más duros. Sólo por eso ya te mereces esta entrada. ¡Gracias bonica! Nos vemos 9 habitaciones arriba o abajo.


viernes, 29 de enero de 2016

Esa poca gente

Cuando los momentos se hacen eternos,
cada instante es vital,
la tensión se acumula por segundos
y no se puede hacer nada más que estar,
mi mejor refugio es, sin duda, la música.
Y de entre todos los músicos,
mi mejor compañero de viaje, Enrique.

Cuando los días son malos,
y las situaciones objetivamente duras,
la soledad del sufrimiento propio no la rompe nadie.
Pero hay gente, muy poca gente,
mucha menos de la que una piensa en los buenos momentos,
que están ahí, de forma incondicional,
dando lo mejor de sí para ti.

Me gustaría parar el tiempo,
crear una puerta y salir por ella,
y escaparme a un mundo donde todo fuese más fácil.
Y viajar. A Copenhague* por ejemplo.
Pero sigo aquí, en el hospital,
a los pies de la cama de mi mamá.
Y sólo puedo dar las gracias.
A Enrique por su música, compañera fiel.
Y a esa poca gente ¡tan valiosa!:
a Angel, a Nerea, a Mª Ángeles,
a Chiky, a Julio, a Jorge, a Jacobo,
a Jesús, a Manu, a Jose, a Martina, a Itziar...
Y a quienes, aprovechando esta entrada
y leyendo mis palabras, sacáis una oración
por mi familia, en uno de sus momentos más duros.
De los millones de personas que hay en el mundo
sois la poca gente que hace muy grande mi vida.


* Vetusta Morla, "Copenhague"..

jueves, 28 de enero de 2016

Seguidores de Jesucristo

Mi mamá está muy malita.
Puede que esté viviendo sus últimas horas entre nosotros.
A veces la miro y creo ver sólo un cuerpo sufriente.
Pero leyendo un libro sobre Viktor Frankl he encontrado
algo importante sobre sentido último de la existencia.
Él, que estuvo en 4 campos de concentración nazis,
descubrió que la vida, incluso en los momentos
en los que parece no ser vida, tiene pleno sentido.

Dice Zarncke: "Incluso en el mayor desposeimiento y degradación
le queda siempre la posibilidad de saberse
de los seguidores de Jesucristo".
Entre esos seguidores está mi mamá.
Dios lleva el control de su barca en este último viaje.
Y sé con certeza absoluta que el Señor la espera en el puerto,
con los brazos abiertos.

miércoles, 27 de enero de 2016

El lacasito rojo

Ayer, a mi Hadasita le ofrecieron lacasitos.
Y claro, como todas las niñas dijo que sí.
Se le iluminó la carita que tendríais que haberla visto
cuando apareció aquel bote gigante
que por lo visto sólo ella -y su dueño- sabían dónde estaba.
Los niños tienen una especie de rayos x
capaces de ver, detrás de una puerta de armario,
un bote lleno de lacasitos.
Yo le dije que cogiera sólo uno, y se conformó.
Pero cuando empezaron a salir
ella se puso a gritar: "¡el rojo, el rojo!".
Y hasta que no salió el rojo no cogió ninguno.

A mí todos me saben exactamente igual: a chocolate.
Probablemente a ella también.
¡Pero le hacía ilusión el rojo!
Y de vuelta a casa, con mi niña de la mano, pensé:
¿y por qué no hacer caso de vez en cuando
simplemente a la ilusión?

Mi Hadasita se permite el lujo de ser caprichosa,
de dejarse mimar,
de -puestos a elegir- elegir lo que más le gusta.
Y yo quiero aprender de ella.
Quiero corregir en rosa, tener un boli con forma de flor,
hacerle fotos a mi planta, usar las peinetas de mi hermana,
cantar en voz alta por la calle, y ver amanecer desde mi tejado.
¡Elegir el lacasito rojo!
Porque es más bonito, aunque sepa igual que el resto.
Aprender a disfrutar 
de las pequeñas cosas con las que Dios me mima,
y sonreír un poco,
aunque sonreír a veces sea todo un acto de rebeldía
contra las circinstancias, que estiran en contra.
A lo mejor justamente por eso.

lunes, 25 de enero de 2016

Señor de los Ejércitos

El Dios de los Ejércitos no ha caducado.
Después de ser nombrado así
más de 200 veces en el Antiguo Testamento
no se dio de baja con el Nuevo.
Él sigue encabezando nuestras batallas,
y su Justicia no se hará esperar mucho más.

Jesús decía, en el Evangelio de ayer,
que la Palabra que proclamaba se cumplía hoy.
Y la Palabra en concreto era ésta:

(Isaías 61, 1-3).

Ese día de venganza para nuestro Dios,
en el que serán consolados todos los que están de duelo,
es un día de Misericordia que anhelo con toda el alma.

Mi Dios no se quedará callado indefinidamente.
Abatirá a mis enemigos, los que luchan contra mí, 
fuera o dentro de mí misma.
Y cambiará mi abatimiento por un canto de alabanza.
¡Que tiemble quien me hace temblar!
¡Que llore quien me arranca estas lágrimas!
Hoy resuena con fuerza en lo más hondo de mi corazón:


El Señor de los Ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar -sigue siendo hoy- el Dios de Jacob.
(Salmo 46,7)

domingo, 24 de enero de 2016

Fuego

Cuentan que a François Truffaut le preguntaron una vez que, si se quemase el museo del Louvre, cuál de sus obras salvaría. Y él contestó que el fuego. Porque el fuego tiene vida. Todo lo demás es recuerdo, es pasado. Tiene su valor, indudablemente, pero el fuego está vivo, es presente. Me gusta esa idea: entre el pasado y el presente elijo el ahora, mi fuego. Su luz, su calor.

Fernando Franco dirigió el videoclip de "Fuego", de Vetusta Morla. Otra imagen preciosa de ese desprenderse de lo que nos tiene presos para poder ser de una forma más auténtica. Es verdad que da bastante miedo desnudarse de apariencias, abrigos, refugios, señales, vacunas, alarmas... Pero quizás merezca la pena apostar por ese fuego que guardo dentro, que es Vida ahora, que caldea la sangre de mis venas para que fluya el pulso, que da valor a este momento, a cada tecla que presiono con atención y consciencia. Siento frío en los dedos mientras lo hago, pero calor en mis entrañas, en mis emociones. Tanto el frío como el calor me hacen saber que ahora estoy viva. Y por eso, por estar viva ahora, una mañana más, un día más, doy gracias a Dios. Por eso... ¡y por el fuego!.


sábado, 23 de enero de 2016

¿Quién?

¿Quién nos separará del amor de Dios?
¿La aflicción? ¿La duda? ¿El miedo? ¿La tristeza?
¿Los problemas? ¿La desilusión? ¿La desesperanza?
¿Las traiciones? ¿Los fracasos? ¿Los chascos?
¿Las tormentas? ¿La deriva? ¿Las encrucijadas?
¿La depresión? ¿La angustia? ¿El duelo? ¿La enfermedad?
¿La ansiedad? ¿La soledad? ¿La incertidumbre?
¿Los peligros? ¿Los enemigos? ¿Las dificultades?
¿Los jefes? ¿Los curas? ¿El desamor? ¿La mentira?
¿Nuestros propios pecados? ¿Nuestro pánico a la conversión?
¿La falta de "valor para marcharse, el miedo a llegar"*?
¿Qué nos separará del amor de Dios?
¿Quién se atreverá? ¿Quién podrá?
¿Quién silenciará estas tres notas, este acorde perfecto,
esta música que suena en lo más profundo del alma?:


*Vetusta Morla, "Copenhage".

viernes, 22 de enero de 2016

Crisis

Y siguiendo con la música, dice Enrique Búnbury:


Y añade Vetusta Morla:


Me contaron el otro día que, en chino, la palabra "crisis" era la combinación de otras dos: amenaza y oportunidad.


En mi mar revuelto, en la deriva, en la amenaza, pido al Señor que me enseñe a encontrar la oportunidad, la esperanza, la ocasión de convertirme en experto marinero. Y que Él lleve siempre el rumbo, aunque yo lo desconozca. Y que no abandone jamás su hueco en mi barca. Y que su Presencia me arranque mis miedos. 

Él, que sabe mejor que nadie sacar de los males bienes, haga de mis crisis motivo de alabanza.

jueves, 21 de enero de 2016

El pulso sin descanso

Cuando se juntan dos grandes, aunque sea para hacer algo pequeño, el resultado es monumental.
Sí: un monumento para Planeta Sur; para Enrique Bunbury y para Vetusta Morla.
Por la música. Por la letra. Por la sensibilidad.
Por la delicadeza con la que tratan las crisis.
Por acompañar en la salida del mal paso, con el pulso sin descanso.
Por esa canción inoportuna que nos sirve de vacuna: un son medicinal.
Por recordarme que este es el momento, que aún estamos a tiempo.
Por existir cuando nadie más entiende y es más urgente.
Urge la música, la buena música, su música.
Desde el sofá de mi casa, donde no hay nadie más,
nadie más que ellos y yo, todos juntos,
mi gracias. ¡Mil gracias!


domingo, 17 de enero de 2016

Lo que Él os diga


María sigue siendo un misterio para mí.
Probablemente por la imagen tan terriblemente distorsionada 
que de ella nos ha ofrecido siempre la devoción popular.
Siempre me he sentido más cerca de José que de María.
Sin embargo... ¿cómo ignorar si "Haced lo que Él os diga"?.
Quien nos señala al Señor no puede más que hacernos bien.

Dice la segunda lectura de la Misa de hoy 
que Dios reparte diversidad de dones para el bien común.
¿Qué es entonces eso que debemos hacer, 
eso que el Señor nos dice que hagamos?
En Caná, los sirvientes  atender a los comensales.
En María, interceder por nosotros.
En mí, quizás sólo de momento pedir la luz para saber
cuál es el carisma que Dios me ha regalado para vuestro bien.
Y confiar en que María no me fallará con su ayuda.

lunes, 11 de enero de 2016

Tú eres...


Hay momentos difíciles.
Otros, más difíciles todavía.
En ocasiones hasta se complican.
Pero la voz del Señor es firme,
resuena clara y potente,
en el interior del corazón
o por medio de una imagen.
Ésta, por ejemplo...
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