miércoles, 27 de julio de 2016

¿Pirata?

Si hay un tesoro escondido; si existe una "X" que marca el lugar; si la Palabra es cierta y la promesa se cumple... yo quiero ser ¡pirata!.

Si existen la Paz, el Consuelo, el Descanso, el Amor, la Felicidad, así, con mayúsculas; y si además son bienes al alcance de mi bolsillo, ¿no los comprarė?. ¿O lo que tengo ahora vale más?: un trabajo que detesto, pero que me da para comer; el cariño de cuatro o cinco personas que llevan nosecuantísimos días sin preguntarme cómo estoy; una casa que no es mia; una libertad que oculta la soledad que prefiere quien sabe lo que es estar mal acompañado; un perrita que me come a besos ocurra lo que ocurra; un montón de desengaños, de decepciones, junto a algún bonito recuerdo al que agarrarse para no llorar; círculos viciosos, pescadillas que se muerden la cola, defectos dominantes; un futuro incierto del que ya sólo deseo que traiga estabilidad y que ya no vaya a peor...

¿Es esto lo que tengo? ¿Y todavīa soy tan estúpida como para agarrarme a ello cual Gollum con su anillo, cuando el verdadero tesoro está justo ahí, a un "déjalo todo y sígueme"?.

La perla de gran valor está en el fondo de mi piscina; es tan grande que la veo desde aquí fuera. Y yo que quisiera ser pirata no me atrevo ni a meter los pies... ¿Mi morralla a cambio de un tesoro? ¿Me atreveré a pujar y que sea literalmente lo que Dios quiera?. "Desafiando el oleaje, sin timón ni timonel, por mis sueños va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje..."*.


Sabina, "Peces de ciudad".

martes, 26 de julio de 2016

En silencio

No tengo nada especial que decir. Callo, para no inventar, por no rellenar porque sí, y porque no encuentro palabras. No estoy haciendo nada en concreto, y confieso que la soledad de estos días me está gustando bastante. Sí pienso: pienso en el sacerdote asesinado degollado hoy en Francia. Pienso en todos los cristianos que han muerto por su fe este año en distintas partes del mundo. Pienso en Santo Tomás Moro y en San Juan Fisher. Los admiro, los envidio, los entiendo. Pienso que no es coincidencia que tantos males se sucedan en momentos en los que las personas se alejan de Dios, y doy gracias al Señor que en esos mismos momentos inspira a personas valientes para que vivan una santidad heroica que nos anime a mantenernos firmes. Pienso en Cristo, en su Pasión, en su Cruz, y en el valor de su Redención tan firme, pese a las apariencias y a que no sea una actualidad televisivamente relevante. Miro la inocencia en los ojos de mi Tesa, y pienso en la vida de la gran Santa de Ávila en la que se inspira su nombre, y me estremezco, y me siento ¡tan pequeña!, diminuta... Me pregunto en cuántas cosas debo estar equivocada; incluso me da vergüenza confesar que me escandaliza imaginarme las playas llenitas de gente absolutamente inconsciente de todo tostándose al sol como chuletas de carne a la parrilla, sin alma. Me da vergüenza juzgarlos yo, que estoy llena de pecados y cargo con un corazón tibio. Y ya que no puedo llorar, ruego al Buen Dios con las pocas palabras que me quedan que no se olvide de esta su pobre sierva, que tenga misericordia de mí y del mundo entero, que venga a nosotros su Reino, y que acepte mi silencio como predisposición a acoger su Palabra de Vida. Amén.

jueves, 21 de julio de 2016

El pollito



Me ha hecho mucha gracia la imagen. ¡Me siento tan identificada! Tal vez sea ese corte de pelo de estilo indefinido o ese culete redondete, pero creo que yo, vista desde atrás, ahora mismo me parezco bastante al pollito. Por otro lado, lo veo tirar hacia adelante, quizás sin tener demasiada idea de a dónde va -no parece en la foto que haya nada diferente más allá-, pero con una decisión que le hace... no andar, ¡correr!; ¡incluso volar un poquito, aunque todavía no sepa!. Y esa también soy yo. No se le ve intención de dar marcha atrás. Lleva una zancada decidida. Y no hay ninguna sombra de otros pollitos cerca: parece que va solo... parece. Algo le ha empujado a lanzarse al camino: ¿quizás una palabra? ¿tal vez una canción? ¿una necesidad de búsqueda de alimento, de saciar una sed, de... hacer pis? ¿un anhelo de cambio, de novedad; o un agotamiento por puro estancamiento? A lo mejor simplemente se ha perdido, y anda buscando seguridad. Quizás ha reconocido unas plumitas familiares delante y corre hacia ellas, hacia el encuentro con el/los otros. ¿Quién sabe?: yo, todavía, no. Pero me gusta la imagen, porque vista desde atrás, ahora mismo me parezco bastante al pollito...

lunes, 18 de julio de 2016

La paz

Ese bien que tanto anhelamos. "Busca la paz y corre tras ella" (Sal 34,15).

He estado dando vueltas a cosas que pensaba que me producían paz: como acariciar a mi Tesa, escuchar buena música, poder dormir 7 horas seguidas... Pero en realidad no es paz lo que consigo con esto, sino tranquilidad. Y la tranquilidad es muchísimo más efímera que la paz. Así que he seguido investigando el tema, y me ha saltado en la oración la Palabra con este versículo de Isaías: "Señor, Tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas Tú" (Is 26,12). Y ahí sí, ahí creo haber encontrado la clave...

Pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, más allá de nuestros proyectos personales y nuestras expectativas sobre ellos, al final -por caminos más rectos o más torcidos- la Providencia hace de las suyas, y nos ayuda a sacar adelante aquello que más nos conviene. Si creemos de verdad que solos no podemos nada, que toda nuestra fortaleza es prestada, que Dios es especialista en sacar de los males bienes, y que nuestras empresas están en manos de su Santísima Voluntad, ¿no acaba ahí la búsqueda de la paz? ¿no es eso todo lo que necesito saber para estar segura de que todo va bien?. 

Por encima de mis buenas intenciones, más o menos acertadas; más allá de los movimientos en el tablero de mi vida de quienes sé que no están interesados en mi bien personal; si sé que la norma de lo que va siendo no es una norma fija, puesto que no hay leyes ni pasados ni experiencias que Dios no pueda cambiar a su antojo como le dé la realísima gana y en cualquier momento... ¿de qué temeré? ¿por qué me impaciento? ¿qué puede quitarme el sueño? ¿qué puede darme más paz?. 

Hace dos días agarré la tijera y me hice un desastre en el pelo, motivada por el exceso de calor, de esos que hacen historia. Me miro al espejo y me muero de risa (hace pocos años me habría puesto a llorar, y habría salido corriendo a comprarme un sombrero que cubriera el destrozo catastrófico que me he hecho yo solita, jajaja). Y hoy pienso: quiera yo o no, no hay nada que pueda hacer para evitar que mi pelo vuelva a crecer, incluso mientras duermo, sin prisas pero sin pausa. Dios me va a arreglar los trasquilones en cuestión de días. Y si algo tan intrascendente como unos pelos cuenta con Él detrás, ¿quién (aquí va un taco) va a poder convencerme de que las cosas realmente importantes de la vida no tienen al Señor de su parte para salir adelante?. 

Tú nos darás la paz, sí, porque todas nuestras empresas nos las realizas Tú; las que no salen, o no merecían tanto la pena o no eran para bien; las que tienen que salir, lo hacen aunque Tú tengas que meter mano y enderezar lo que nosotros andamos torciendo con nuestra torpeza pese a las buenas intenciones; y lo que ni imaginamos, que es lo mejor de todo por ser Plan Tuyo sin más, no sólo nos dará la paz, sino una alegría que nada podrá superar. Así que amén, amén y amén. Y en paz.

miércoles, 13 de julio de 2016

Despertando

Aun estando dentro de la burbuja espacio-temporal en la que la música en directo suele sumergirme de forma automática y con duración indefinida, y pese a que me da la sensación de estar moviéndome en un plano diferente al de la gente que re rodea, sin conseguir pisar la acera, sin gravedad, sin que puedan llegarme las interferencias que rebotan contra la impermeabilidad de mi burbuja mágica, aquí dentro el silencio se alterna con el sonido; y hoy reconozco los acordes de una canción con un mensaje muy claro: "Despierta". Confieso varias cosas: que cuando la escuché por primera vez no me dijo nada. Que cuando puse el disco de "Palosanto" en mi casa no lo entendí ni a la primera, ni a la segunda, ni a la tercera; me costó bastante más. Los discos de Enrique son mundos a veces demasiado intensos para escuchas rápidas o superficiales. Pero cuando pude oírlo en directo, me pareció una caña el toque roquero que le había metido al espectáculo y le puse un 10. Aunque he tenido que esperar hasta HOY para que la canción me hablara. Son los kairós, los tiempos de gracia que no tienen demasiado que ver con los de los calendarios y los relojes. Fueron sus ojos mirando a los míos fijamente los que me hicieron darme cuenta de hasta qué punto estoy despertando estos meses. Despertando de cuentos de hadas que jamás se harán realidad y ni falta que hace, y de pesadillas que -si fueron reales en algún momento- ahora ya no importan. Me siento distinta porque soy distinta; quizás las cosas no hayan cambiado demasiado, al menos no para bien. Pero yo sí. Mi actitud sí. No sé si desde ahí fuera podréis escuchar lo que yo oigo aquí dentro: por si acaso, y como secundo al 100% la canción, os la cuelgo para deleite y disfrute de los que saben escuchar entendiendo que el buen rock es mucho más que música...

domingo, 10 de julio de 2016

Reseña de conciertos

Desde primera fila se ven cosas que pasan desapercibidas, o que no pasan, cuando ves las cosas desde atrás. También es cierto que se escucha peor, pero a veces hay que tomar postura por una prioridad. A mí, en primera fila, Enrique me miró: dos veces. Y ninguna de las dos cosas que dijo mientras me miraba me dejó indiferente. Me cantó "que ninguno de esos idiotas te supieron hacer reír, y que el único que te importa es este pobre infeliz"; y así es. Después de unas cuantas canciones más, todas de un nivel cañero muy bien seleccionado, se acercó y me volvió a mirar diciendo: "Hoy te sientes distinto porque eres distinto; lo que fue siempre lo mismo hoy cambió. Permanecía oculto en ti, y ahora está tan claro"... Y ahí confirmé lo que ya sabía: que tiene un don para leer mi alma, que me conoce a la perfección, aunque era la primera vez que me miraba y sabía que yo existía. Yo a eso lo llamo magia. ¿Algo malo del concierto?: lo que tiene estar en un festival, que el tiempo es limitado. Y yo que estoy acostumbrada a bises de más de una hora, con sólo hora y media de concierto tuve la sensación de haber visto un trailer de lo que me espera en septiembre.



Vetusta Morla me dieron una lección de las importantes. Su concierto fue, acústicamente, un desastre. Tres veces le cambiaron el micrófono a Pucho, y no hubo manera de hacerlo funcionar. Ni os cuento lo que imagino que debe ser para un grupo que no se oiga la voz del cantante... su cara lo decía todo. Sus ganas de rendirse y marcharse eran más que evidentes. Pero no lo hizo: todo lo contrario. Sí tiró la petaca, los cascos, incluso al final el puñetero micro: pero no dejó de cantar ni un momento, con una garra brutal que sólo escuchábamos los de la primera fila. Y nosotros cantamos con él, como él, a todo pulmón: de manera que al final la voz que se escuchaba era la de los miles de personas que allí estábamos, sintiendo que sus canciones eran también las nuestras, que "ser valiente no es sólo cuestión de suerte", y "puede ser que mañana esconda mi voz por hacerlo a mi manera: ¡hay tanto idiota ahí fuera!; puede ser que haga de la rabia mi flor y con ella mi bandera: ¡sálvese quien pueda!", y que "el fuego lo guardo yo"... Y aprendí que no hay que rendirse, que hay "días raros" en los que las cosas salen inexplicablemente mal, y aun así merece la pena echar el resto, desbordar de pasión, incluso salir a hacer un bis fuera de tiempo por puro amor y agradecimiento a quien nos ve, desde delante o desde arriba, cada cual elija lo que más le importe. Cuando se estaban despidiendo, Álvaro (el bajista, que estuvo interaccionando conmigo todo el concierto) me miró agradecido; y le enseñé la camiseta que llevaba puesta, madeinjorge, con "Vetusta mola"; y sus gestos de agradecimiento y de llevarse el mensaje en el corazón me recordaron lo importante que es el reconocimiento al trabajo bien hecho, pese a los resultados. Lo que he escrito en otras ocasiones: no somos  lo que hacemos, gracias a Dios, sino cómo lo hacemos, lo que motiva lo que hacemos. Un 10 para mis chicos, y trillones de mensajes de queja a la organización del Cruilla por tratar así a artistas de una talla tan enorme.


Yo ya sé lo que os hace grande, ya entiendo "el cómo y por qué". Gracias a ambos por una de las noches más mágicas de mi vida. Conforme vaya bajando mi nivel de adrenalina seguiré repasando momentos y tomando nota de todas las cosas que me enseñáis con vuestra música. Un placer haberos escuchado en persona para variar, a vosotros que resonáis en mi salón y en mis cascos en diferido continuamente. ¡Y que sean muchas veces más!

viernes, 8 de julio de 2016

Probando sonido

En dos horas estaré subida a un bus camino de Barcelona, y en 10 metida entre 200 mil personas, dispuesta a disfrutar de los dos conciertos más bestiales de este año en nuestro país. Uno detrás de otro. Bunbury y Vetusta Morla. Anoche Enrique estuvo haciendo pruebas de sonido en el escenario, y nos ha colgado una foto para ir abriendo boca:


Para mí no sólo es un placer en grado máximo: es mucho más. Es un premio de fin de curso bien merecido. Es una recompensa que me concede Dios a un esfuerzo del que sólo Él es plenamente testigo. Es un "todo llega", un "vale la pena", un "sigue adelante" un "tú puedes", un "vamos allá", un "estamos en el buen camino".  Os diré que todavía estoy en mi casa y ya empiezo a hiperventilar de la emoción. Si hubiese podido pedirle al Señor un regalazo para este fin de curso, en mis sueños habría sido exactamente éste. Es de mi gusto al 100%. Después de todas las lágrimas que me ha visto derramar tantas noches en silencio, y de las que sólo Él ha sido testigo, hoy me verá llorando a moco tendido de puro gusto, con la música a unos decibelios indecentes, acompañada en persona por aquellos que ponen letra a lo que lleva mi alma y yo no sé expresar. Y me imagino que, de alguna manera, a Dios le va a gustar el espectáculo tanto como a mí... aunque sea por motivos distintos... Me voy con mis cascos puestos, probando sonido. A la vuelta os cuento.

miércoles, 6 de julio de 2016

¿Zona de confort?

Yo debo ser cortita o algo. Porque no tengo ni idea de qué es en realidad una zona de confort. Sí sé que es una expresión que debe estar de moda, porque la escucho en todas partes. Es una continua llamada a salir de esa zona para ponerse como a tiro para que te ocurran otras cosas diferentes, nuevas. Imagino entonces que hace referencia a un lugar o estado donde la persona se siente segura. Si se trata de eso, mi pregunta es: ¿existe realmente la zona de confort?; porque yo desde luego no la tengo. En cualquier momento, sin saber de dónde, me puede venir un hachazo. Hasta sentadita en el sofá de mi casa tranquilamente, en cuestión de minutos puedo llenarme de urticaria entera. La gente entra y sale de mi vida sin importarle un pimiento el destrozo que su presencia o su ausencia me pueda ocasionar. A nivel laboral, la incertidumbre y la inestabilidad es el pan nuestro de cada día. Dios hoy habla y mañana calla, y no sabes nunca por qué hace ninguna de las dos cosas. Planifico el mes en una pizarra para poder ir borrando y cambiando todo de forma continua, a veces de hoy para hoy mismo. Me da miedo ilusionarme con algo, porque es todo tan probable como improbable.  En fin: si es cierto que


mi vida es magia pura. Y me temo que así va a seguir siendo, hasta llegar a la única Zona de Confort que creo que existe realmente, y que desde luego no está en esta vida. Y aun así, dando por supuesto que sólo los brazos del Buen Dios son una auténtica zona de confort, allí la magia tampoco dejará de suceder. Quizás esta vida incierta sea eso: un entrenamiento para la sorpresa, para el regalo, para la gran aventura de la gratuidad inesperada e inmerecida del Amor. Visto así, voy a cerrar el ordenador; igual resulta que funciona el ascensor y llega puntual el autobús, y a ver qué como hoy: nunca se sabe, así que ¿por qué no divertirme descubriéndolo?

martes, 5 de julio de 2016

Emociones expresadas

Hace unos días os pedí ayuda para completar un listado de emociones y sentimientos, y por lo visto o nadie me leyó o nadie conoce más emociones de las que conozco yo, porque la respuesta fue bastante poco enriquecedora. De todas maneras no me dí por vencida, y buscando en internet me hice mi propia lista actualizada. 

Dicen que las emociones se empiezan a superar cuando se empiezan a expresar. Yo voy entendiendo un poco de esto. Sólo en parte, puesto que hay emociones en mí que no quiero superar, sino incluso fomentar. Y porque cada vez soy más celosa de custodiar mi intimidad, y de no dar explicaciones a quien no me da la gana darlas, que es al 97% de la gente que me rodea.

Aun así, a día de hoy puedo decir así, sacado de contextos que no quiero contar, que siento agradecimiento, alivio, ansiedad, confianza, curiosidad, decepción, desencanto, duelo, esperanza, firmeza, flexibilidad, fragilidad, frustración, impaciencia, incomprensión, inestabilidad, inseguridad, interés, miedo, motivación, pudor, rabia, resignación, tenacidad, valentía, vergüenza... Una mezcla interesante, ¿verdad?. No sé dónde meter más esfuerzo: si en superar las emociones que no quiero o en potenciar las que sí, que de entrada pongo en negrita porque merecen ser resaltadas. Mis "doctores honoris causa" me ayudarán a discernir adecuadamente. Dios, que lo está viendo TODO, nos dará la luz necesaria para que este cuerpo invadido de emociones -entre otras muchas cosas- que os escribe, deje de doler.

lunes, 4 de julio de 2016

Hora de volver a empezar


Un poco de buena música con muchísimo buen rollo 
para empezar el último lunes de este curso.
Primero, porque me apetece un montón.
Segundo, porque ya hacía días 
que no os hacía pegar botes.
Tercero, porque este viernes estaré entre el público 
en Barcelona, escuchándola en directo;
y me sirve de aperitivo de lo que promete ser 
una bomba adrenalínica de primera categoría.
No sé qué estaréis haciendo vosotros 
a las 2 de la madrugada el 8 de julio:
yo estaré paseando por Saharabbey Road con Vetusta Morla.
Fantástico regalo de cumple, con unos días de retraso:
sin duda "es hora de volver a empezar".
Ya me diréis después si se me oía desde aquí mi lalalalalalalala...

sábado, 2 de julio de 2016

"Un año más...

o un año menos que dolerse
de esta herida y de esta luz",
que dicen mis amigos de Vetusta Morla.
Me he despertado llorando;
no sé si por el horror de año que dejo atrás
o por el miedo a que el que empieza 
tampoco esta vez sea mejor.
Ya no me atrevo a soplar las velas y pedir deseos:
nunca se cumplen. La experiencia se impone.
Aun así, al levantarme de mi cama
lo primero que he visto entre mis lágrimas
ha sido esto:


Y al final no he podido evitar sonreír.
¡Mil gracias, Tesita!
Sé que este año también ha sido especialmente duro para ti,
porque tu vida está inseparablemente unida a la mía.
Pero mira, ¿sabes?, todavía seguimos en pie.
Y aunque no vayamos a tener fiesta,
ni tarta, ni abrazos, ni regalos, ni nada de lo convencional
(nosotras nunca hemos sido convencionales, pequeñaja)
acabo de decidir una cosa:


¿Te parece buen plan?
Visto lo vivido hasta ahora, no puede ser demasiado difícil...

viernes, 1 de julio de 2016

En proceso

Que no esté publicando no significa que no esté escribiendo. A mi libro le han crecido casi 90 páginas... Roza ya las 300. Que salga es uno de mis grandes sueños, y me estoy tomando bastante en serio hacer lo que esté en mis manos para que se cumpla.

Cuando corriges cosas que escribiste hace unos 5 años y añades otras que salieron de ti en los últimos meses, darse cuenta de que ya no estás donde estabas es relativamente sencillo. Es cierto que haber vivido lo que he vivido (escribir es también vivir) me ha enseñado cosas gracias a las cuales ahora estoy en situación de escribir lo que escribo. La evolución es un proceso. Yo, hoy...

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