
Se acepta primavera como estado del alma, aunque estemos en otoño.
Se acepta, porque lo que crece es más fuerte que lo que cae.
Se acepta, porque el invierno ha sido demasiado duro, y la siembra por narices ha empezado a dar sus frutos sin poderse esperar ni un minuto más.
Se acepta, porque no puedo contenerla, porque el aire fresco que ha entrado al abrir la ventana lo ha revuelto todo, porque el desorden que ha producido ha puesto en orden lo importante que había quedado sepultado bajo estupideces.
Se aceptan las flores, los cantos, los corazoncitos y lo que haga falta. Para celebrarla. Me apunto a todos los tópicos. Me los pido al completo.
Ya puede llover fuera, que aquí, en nuestra casa, es primavera.