martes, 4 de abril de 2017

Recomenzar

Estaba equivocada.
No sé por qué tenía en la cabeza
la idea de que recomenzar era
retomar un camino perdido,
volver  a lo dejado y seguir caminando.
Pero no. Gracias a Dios no.
Ni tengo ni quiero tener
fuerzas para volver atrás.
Gracias a Dios, para recomenzar
no hay que retomar lo viejo.
Queda permitido tirar para siempre lo caducado.
Gracias a Dios se puede abandonar ese camino
y escoger otro diferente.
Y eso sí es recomenzar.
No es darle al play a un cronómetro
donde lo habíamos parado:
es poner el cronómetro a cero,
volver a contar: uno, dos, tres...
No vuelvo de una pausa:
vuelvo de un stop.
Y comienzo de nuevo.
Atrás queda el paisaje conocido,
con sus calles, sus gentes, sus costumbres.
Atrás también el dolor de dejarlo todo atrás.
Atrás los motivos por los que me planté.
Atrás las cosas como las hacía antes,
y por delante los nervios de la novedad.
Hoy coloco mis pies cansados 
sobre los pies llagados de Cristo
y le pido de todo corazón
que me bendiga, me consuele, me ayude. 
Que me proteja, que me cuide, que me sostenga.
Y que no se canse jamás de verme...

1 comentario:

Angel dijo...

Decía Loidi que salió Abraham a caminar y no había más que arena... y más adelante, que maldecía lo viejo, y que aprendió a caminar con la mirada colgada del infinito...
Yo también soy hijo de Abraham: años en que no sé si tendré agentes o si podré hacer planes y cosas así... Una aventura -sin duda- de fe. Por eso, en la Misa de mi toma de posesión dije que mi programa sería ir donde el Espíritu me llevara, y a día de hoy la espiritualidad se resume y consiste en ese "serviam" en la persona que tengo delante...
Hoy que leo tu personal "nunc coepi" sonrío. Porque vamos bien y porque es cierto que somos hermanitos. Y tomando pie de la Palabra de hoy se me ocurre que todo empieza por lo menudo: Aquella murmuración de Israel empezó por un murmullo, un susurro... Luego vino lo demás: Como una mancha de aceite que se propaga y extiende, de igual modo salió del corazón arriba la queja que luego inficionó el campamento de protesta y rebelión. Porque la sorda resistencia primera luego fue clamor, levantamiento y lo que sigue...
Yo también peco muchas veces de lo mismo porque soy enano y cabezudo. Porque soy humano y tontorrón. Y empiezo con escuchitas y risitas... Más ahora caigo que en la cuaresma también tengo mi desierto, con la oportunidad de que kuga al Buen Dios hablarme al corazón. Y en este tiempo propicio es el Espíritu quien murmura y susurra... Y me viene el recuerdo de Elías saliendo de la cueva: cómo supo ir más allá del que aprendió a escuchar más allá del fuego y el terremoto y el viento que quebraba las peñas...
Hoy tú y yo -a mi me lo parece- nos llega ese murmullo: ¿Es que no lo notas? Ya está brotando, ya salta el arroyo, ya cantan las aguas y el desierto florece. Ya viene la Pascua...

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