jueves, 5 de diciembre de 2019

Plot Twist

A los amantes del cine nos encantan.
Creo que muchas de las películas que han pasado a la historia
lo han hecho por contener un brillante plot twist.
En castellano, vuelta de tuerca o giro inesperado de los acontecimientos.
Veamos algunos ejemplos muy conocidos. Atención, spoiler.

Amenabar utilizó bastante el plot twist en sus primeras películas. En "Abre los ojos" se produce en el momento en el que el protagonista se da cuenta de que todo lo que le rodea es realidad virtual; en "Los Otros", cuando los vivos pasan a ser los muertos y viceversa (¡brillante!). Algo muy parecido ocurre en "El sexto sentido" de M. Night Shyamalan. Si nos vamos a los clásicos, Hitchcock nos dejó a todos helados en "Psicosis", revelándonos que la madre no era la madre sino el hijo. No sé a vosotros, pero a mí me pasa que, cuando el giro es muy bestial, en cuanto acaba la película siento la necesidad de volver a verla desde la nueva perspectiva, para darme cuenta de los pequeños avisos camuflados con los que el director ya venía anunciando que llegaba un


Es un clásico en el género de suspense, sin duda.
Si no, repasad cualquier novela de Agatha Christie, Arthur Conan Doyle o Stephen King.
Aunque, como dice el Eclesiastés, "nada hay nuevo bajo el sol" (Ecl 1, 9).
Todos los argumentos de todas las obras de todos los autores se basan en la vida.
Y de la vida, el gran autor por excelencia es Dios.
¡Que sí, que sí, que Dios inventó el plot twist!.

Primera parte:
Érase una vez el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, a quien se le cruza el cable y empieza a hacer tonterías: se planta contra su Creador (y Adán come del árbol), se planta contra su hermano (y Caín mata a Abel), se planta contra todo el mundo (y viene el diluvio universal). Y así sin parar. Años y años de vueltas, exilios, tropiezos, desiertos, pecados, infidelidades, guerras...
Y de repente Dios se marca un plot twist, y decide nacer Niño en un establo en Belén de Judá. Y todo cambia. La historia, que parecía una historia de perdición, era en realidad historia de salvación. Y nos quedamos tan en shock que tenemos que releerla para darnos cuenta de cómo Dios había ido preparándose un pueblo que vivía anhelando su venida. Y llegó. Llegó Aquél a quien esperaban, pero no como lo esperaban...

Segunda parte:
Érase una vez el hombre (y no cualquier hombre: el hombre israelita, judío religioso del siglo I, que rezaba pidiendo un Mesías), perdido en una trama brillante. El hombre que creía que el argumento exigía un libertador por todo lo alto, un rey poderoso que encabezara un ejército que consiguiera, para su pueblo, la libertad. Y Dios dio otra vuelta de tuerca. Nació pobre, vivió humilde, se relacionó con pecadores, se enterneció con los niños, habló del amor, del perdón, de ser hermanos, de la Voluntad del Padre, de las flores, los rebaños, los árboles y los pájaros, del Reino y de la Iglesia... Algo tan escandalosamente inaceptable que le llevó a la Cruz. Y va Dios y ¡plot twist!, Resurrección. Y lo que parecía que había sido un enorme fracaso se convierte en el acontecimiento más luminoso de la historia de la humanidad.

Llegados a este punto, toca hacerse la gran pregunta: ¿y qué pasa conmigo?.
No, no estoy preguntando de qué va el argumento de mi vida, con todas las tortas que me he pegado ya y las que vendrán. No hablo de las oscuridades, de las traiciones, de las injusticias, de los desprecios, de mis pecados, de las crisis, de las soledades, de los problemas. No, no cuestiono por qué parece que todos mis esfuerzos no dan ningún fruto. Porque ya he dicho que sé que las apariencias engañan, y que las cosas se entienden al final, repasando la peli.

La gran pregunta es: ¿de verdad creo? ¿Creo que Dios, mi Dios, el mismo de la primera y la segunda parte que he narrado antes, está preparando un pedazo de plot twist para la trama de mi vida? ¿Creo que estoy en sus manos, que es mi Padre, y que soy objeto de su amor misericordioso; que está conmigo cada día, que no depende todo sólo de lo que me hagan los demás o de mis propias fuerzas, y que no me va a dejar hasta me quede boquiabierta con la maravilla que ha soñado para mí?

Pues eso.
Adviento.
¡Ven, Señor, no tardes! ¡Lúcete!
Que te vea,
y que lo disfrute,
y que te aplauda por toda la eternidad.

1 comentario:

@PalabraSuave dijo...

U’re the center of my heart

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