miércoles, 12 de enero de 2011

Como un Padre

Así es Dios.
Como mínimo.
¡Y ay del que se atreva a tocar a sus pequeños!
Se lo encontrará de frente...

Tú que engañas a mis hijos, que disfrazas la mentira de verdad, lo inmoral de moda, el relativismo de respeto, la pereza de descanso, la soledad de independencia, la superstición de fe... Tú, Satanás: ¡cállate!.
Tú que acobardas a mis hijos, que revientas sus locuras con sensatez de adulto, que les razonas para que no salten, ni bailen, ni arriesguen, ni se esfuercen, ni cambien, ni recen, como quien les vacuna de una plaga... Tú, Satanás: ¡cállate!.
Tú que ensucias a mis hijos, que haces que parezcan quien no son, que tengan más que son, que amen sin amor, que no tengan tiempo de tener tiempo, que ayuden a nadie, que duerman sin sueños, que rían sin ganas... Tú, maldito por siempre en el infierno: ¡cállate de una vez!

Que se callen los demonios que atormentan a mis hijos.
Y resuene la voz del que es niño en todos los caminos de la tierra
.


Respiro hondo. Estiro la espalda y levanto mucho la cabeza. Suelto los puños, relajo la frente, y hasta me permito sonreir. Porque Dios es, para mí, como un Padre. Como mínimo. Su vida es para mí. Su amor es para mí. Su fuerza es para mí. Soy el objeto del amor de Dios.
Él es mi escudo, mi protector. ¡Y ay del que se atreva a tocarme! Se encontrará a mi Papi de frente...

1 comentario:

Angel dijo...

Quizá no consiga expresarme porque mi paternidad no es biologica... Que uno es cura. Pero en mi biografia ya he conocido la tragedia de varios hijos que, como aquel Icaro griego, se destrozó contra las rocas alcaer de su aventura... Hoy, el caso que me mueve no es de ningun "hijo" sino de una madre que no sólo perdió ese nombre, ese título, ese honor... la oía hablar y se me iba encogiendo el corazon; como si fuera aquel eterno invierno de la era glacial alo que los guerreros no podían combatir porque era nieve y -aunque blanda- era mortal de necesidad... las palabras que oía, digo, habían perdido fuego... eran palabras asesinas: hablaba de respeto y libertad... pero en realidad eran cuchillos que mataron el amor. En serio: indescriptible. Si un padre es cariño, desvelo, solicitud, entrega... alli, en aquel corazón, garganta arriba, disfrazada de pensamientos al estilo ya son grandes y saben lo que quieren, de frases nirvana como lo llevo con paz y cosas por el estilo, digo subía el vomito de la dimisión,
sangre: una madre en dimisión, se paraban la sistole y la diastole de la verdad y se firmaba la rendición en el amor... era un dejarse morir, abdicar de lo mas sagrado que tiene esto de ser padre y que hace que los humanos seamos imagen y semejanza de Dios... Y pensé: nunca, nunca permitas mi Buen Dios que -en mi vocación- hable de mis hijos con la voz lejana y las nubes de la adormidera del pasotismo, que no es sino otra forma de ogoismo, o dicho de otro modo, la forma mas cierta de estar en coma respecto a los demás... Y allí seguía hablando, justificandose con traumas y secuelas de la gente de Iglesia que se preocupa por estas cosas de la moral. Porque, claro está, que sabrán los carcamales vejestorios de Roma -tan antiguos y amarillos- de lo que se cuece en los hogares y en la vida de hoy día... Y, de pronto, me dio pena... honda pena, como un veneno que pasara al flujo desde ese mordisco de quien justifica su posición. Y me hice cruces para exorcizar el parapeto de la comodidad de los instalados y maduros sabios de este mundo...
Y recuerdo de que hable de sufrimiento, de dolor... Y casi se río -tristeza al cabo- de mi ingenuidad. Y yo se que ingenuo es quien noi ha doblado las rodillas a lo que dice la voz de este tiempo y de la moda... y le hablé de amor y ya no escuchaba porque se habia secado el alma. Porque ya la verdad voló espantada por las sombras negras de la muerte... Ya no había lagrimas tampoco... era un cadaver, era lo mas opuesto al Padre... la serpiente antigua y el mundo y la carne se habian enroscado como un alambre de espino y el resto de furias -las mismas que volvieron loco a Heracles y que le llevaron a matar a sus hijos- cosieron los labios y los besos y los tiraron al pozo oscuro del olvido... Silencio ¿que decir? Soplaba un viento rasposo y yermo... triste historia y muy común según parece. Hoy la imagen última que me viene a la mente es la de tantas casas de diseñoi y lujo y vida confortable pero -ay- casas con sabanas blancas tapandolo todo y dejando solo los ecos guardados en los pasillos, sabanas como mortajas que robaron los colores a la vida y al amor...

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