
Es la segunda señal que cuelgo aquí blog. La primera era un prohibido el paso a los amores altamente peligrosos. La segunda es todo lo contrario: un ceda el paso al buen humor; a las bromas simpáticas; al reirse de uno mismo quitando hierro a los problemas; a la vida que se nos cruza a veces y nos hace dar dos vueltas seguidas en la misma rotonda. Cedo el paso a los buenos amigos -los que estuvieron, los que se vinieron, los que seguirán ahí-; a los intentos, de los que tantísimo se aprende; a la sencillez, hermana pequeña de la paz. Y para celebrarlo, esta noche dormiré una hora más, porque así lo quiere mi Padre Dios. Y mañana amanecerá domingo...
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