viernes, 25 de marzo de 2016

Entre cuatro paredes

A petición de Ángel en su comentario a la entrada anterior, 
subo este montaje y rescato la canción del pasado.
No sin cuestionarme primero qué tipo de de cristiana soy yo.
Si me asfixio entre cuatro paredes,
si sigo luchando, aunque sea en las sombras,
si salgo en favor de mis hermanos, 
o si me quedo sentada en un banco de caoba.

Hoy, viernes santo, me pregunto hasta qué punto 
no contribuyo yo a que la Iglesia,
fruto del costado abierto de Cristo,
sea un lugar triste.
Si sólo aporto quejas, malas caras,
egoísmo, división...
Es cierto que tengo mi cruz, y me duele;
pero me toca confesar, como aquel buen ladrón,
que la mía es merecida, 
mientras que Cristo ¿qué mal ha hecho?.

Jesús bendito, ten misericordia de mí.
No permitas que nada se interponga entre Tú y yo.
Renueva mi fe, para que sepa verte 
dando sentido a mi cruz con la tuya.
Y que pueda corresponder a tu Amor,
entregado hasta la muerte,
con una vida digna del calificativo de "cristiana",
tanto dentro como fuera de las cuatro paredes del templo,
allí donde Tú quieras llevarme. Amén.

3 comentarios:

Angel dijo...

Sólo un memento... porque me parece que esta historia es como la de la Sunamita.
Recordarás que el Novio es Blanco y toca la flauta despreocupadamente
viendo a las ovejas tranquilas y ÉL debajo del Manzano
que parece que no se da cuenta de que vas con hartos trabajos y la piel quemada...

Memento: Es algo que escribiste. Y hoy suena a ungüento,
a bálsamo protector y refescante en esta hora de hierro...

Ahora lo leerás. Yo quisiera decir solamente que en estas horas
hay burlas, miradas, y dedos que señalan al que está en la Cruz...
y que el Buen Jesús no contesta, no replica, no vindica,
no espera que que alguien le escuche salvo su Papá Dios...
Que tan Bueno se mostró al rezar pidiendo el perdón
-ni siquiera la conversión- de sus enemigos...

Pues bien, en esta hora, yo -como el Dimas- quiero estar contigo
y decirles a los malos lo que él...

Y desde ahí, repetirte que se subamos juntos
la Escala Santa. Más arriba. Al Paraíso...
Y como le decía Teresita y Rodrigo, aquí yo a tí:

Que nos descabecen!
Que nos harán un gran favor!
Que hay cosa mucho peor:
No ser nada,
... no baber AMOR.

**********

Estamos creciendo.
Y mucho.
Creciendo en paciencia.
Creciendo en humildad.
Creciendo en caridad.
Creciendo en esperanza.
Creciendo en confianza.
Creciendo desde el silencio.
Creciendo desde la oración.
Creciendo desde las lágrimas.

Crecen las injusticias.
Crece la difamación.
Crece la incomprensión.
Crece la insensibilidad.
Se hinchan los orgullos.
Grita alto el desamor.

Y con todo, crezco yo
sin que nadie se de cuenta,
sin llamar la atención de nadie,
con mi sonrisa habitual,
más centrada en lo que sí es importante.
Y Dios lo ve todo.
Todo.
Nada se le escapa.
Ni lo mío ni lo de los demás.
Y ahí me siento tranquila.
Y ahí yo descanso.
Ahí encuentro la paz.

Hadasita dijo...

Ángel, la entrada no se llamaba memento sino "creciendo", y es del 24 de febrero del 2013. Es curioso que pasen los años sirvan las mismas palabras para expresar sentimientos parecidos en situaciones distintas, ¿verdad?.

Yo contigo, hermanito, como Teresa y Rodrigo. Y que sea lo que Dios quiera. ¡Pero sin rendición! Aceptar la voluntad de Dios es justo lo contrario a la rendición, es disposición para el combate a saco. Ya me lo dijo anoche un amigo común: Dios nos prepara con estas cosas para algo mucho mejor...

Tusy dijo...

Hasta ahora no había sacado tiempo para poder ver detenidamente este vídeo y escuchar esta letra... Tengo la piel de gallina en estos momentos, te lo prometo.
Como sabes, estoy cansada, cansada de calentar banco, de esperar amoldada entre las cuatro paredes a que pase algo que me conmueva... y lo único que pasa, es la vida. Me doy cuenta de que si me acomodo, no puedo llegar a Él, Él no puede llegar a mí si siquiera manifiesto interés en tener fuerzas.
Gracias, porque tus escritos y las lecturas que me has facilitado, me están acercando de la manera en que buscaba a Nuestro Señor. Gracias, porque sé que en buena parte han sido nuestras conversaciones las que me han encaminado hasta mi pueblo esta Semana Santa, buscando una Pascua diferente, y además de que en lo personal ha sido maravilloso, mi relación con Dios ha salido fortalecida en esa escapada. Doy gracias a Dios por acercarse a mí a través tuya.

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