jueves, 24 de marzo de 2016

Jueves Santo

Ante el Misterio, sobran las palabras...

2 comentarios:

Angel dijo...

Hasta el extremo, cuánto tanto es eso? Como una madre que es fuente perpetua, inagotabl? Quizás con la pasión incontenible, caudalosa de un enamorado? O con la enormidad y desmesura del amigo incondicional para toda la vida? Es con el olimpismo gigante del que sale del corazón de los mártires? O será con la fuerza sobrehumana, expansiva y mundial de los superhéroes que salvan el mundo? No sabría decir...
Mi barquita es nada en el océano del amor divino... Me meto y suponiendo que llegara al horizonte lejano que contemplo, sé con certeza segura que allí mismo se habre otro horizonte y otro y otro hasta el infinito... El amir de Dios es absoluto, lo llena todo, lo transforma todo, catapulta al Paraíso donde los ángeles gozan indescriptiblemente y donde la luz llena todo de una alegría que no acana, no tiene fin, que colma maravillosamente las almas de un bálsamo divino y magnífico... Tantos tesoros tendrá ese divino y humano corazón de Jesús! Danos, Señor, alma y capacidad en estos días tan llenos de Gracia... Infunde y mete los ríos vivos de tu misericordia.

Tusy dijo...

Me he quedado maravillada con el video de esta entrada. Realmente, ¡es que es un misterio, el del Pan vivo bajado del Cielo, Dios mismo hecho alimento para nosotros!
Cuando estoy en la eucaristía esperando a comulgar, mis hijas suelen hacerme preguntas. Un día les decía que en el pan que iba a tomar la mamá estaba Jesús y una de ellas, sorprendida, me preguntó:-"¡Hala! ¿Te ha tocado a ti?" (Se pensaban, las pobrecitas, que era como la figura del roscón de Reyes, jajajaja). Al decirles que no, que Jesús estaba en cada trozo de pan de cada persona que fuera a comulgar, otra de ellas exclamó:-"¡Ah, ya lo entiendo! Ponen uno "mini" en cada trocito". De primeras me daba por reírme, pensando que es que claro, para ellas, por su corta edad, era muy difícil de entender... Pero es que realmente, para mí también lo es. Le respondí que el amor es lo único que se multiplica cuando se reparte, y que cuando partimos el pan en la eucaristía, Jesús se hace presente en cada uno de los trozos de pan, para entrar en cada persona que comulga y que quede inundada por dentro de su amor, para poder ser como Él. Les fascinaba, aunque seguían sin entender cómo lo hacía para llegar a todos. Realmente yo tampoco lo entiendo, cómo puede convertirse en alimento para poder así entrar a nuestro cuerpo y de ahí pasar a nuestra alma... Pero lo cierto es que así sucede. Gran regalo el que nos hizo Jesús al final de su vida, el quedarse con nosotros en el sacramento, en el Pan, en el Vino, para poder seguir alimentando nuestras vidas con su Amor, para que su Amor pueda estar presente en nuestros actos. Si Pan, si Dios... maravilloso misterio.

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