miércoles, 13 de abril de 2016

Rara

Sí. Vale. Lo admito. Soy rara. ¿Y?. ¿Algún problema?
Me gusta hacer ganchillo, como las abuelitas.
Sí, es en serio. ¿Por?.
Prefiero a Enrique Bunbury que a Pablo Alborán,
The walkind dead a Anatomía de Grey, ¿pasa algo?
¿Que soy chicote?: puede, ¿importa a alguien?.
Tiendo la ropa en medio del comedor,
uso la tele para oír música,
me levanto a las 6 de la mañana y hago oración.
¿Que soy rara?: quizás. Que alguien me defina "raro".
Escribo más de lo que hablo,
leo más de lo que escribo,
pienso más de lo que leo...
¿poco habitual?: probablemente.
¿Malo?: no necesariamente.
Acepto "raro" como animal de compañía.
No me maquillo, no voy de compras, y no me interesa el amor.
¿Rompo estereotipos femeninos?: seguramente.
No me gusta la nata, no bebo alcohol, y no beso por compromiso.
No tengo play, ni wii, pero me gustan los solitarios.
Uso el diccionario a diario, pero nunca leo el periódico.
¿Rara?: si tú lo dices...
Voy a Misa: los domingos, y las fiestas, también las de no guardar.
Creo en Dios. Digo palabrotas. Y jamás uso pijama.
¿Incompatible?: creo haber demostrado que no.
Canto en voz alta: en la ducha, en el trabajo, por la calle.
Y sí, me miran. ¿Y?.
Lloro, y no me da vergüenza admitirlo.
También ronco, ¡qué le vamos a hacer!.
Soy adicta al estudio, a veces hasta lo hago por placer.
¿Rara?: vale. 
Unos dirán que rara. Otros que especial.
Supongo que la calificación no depende tanto de mí
como de los ojos que me juzgan.
Es miércoles y sigo contenta, aunque ya estoy agotada.
¿Que eso es raro?: pues acepto con agrado el título...

1 comentario:

Tusy dijo...

Dicen de cierto colegio que tú y yo frecuentamos unos añitos, que allí todas las niñas están cortadas por el mismo patrón.  Cuando alguien me pregunta donde estudié y le digo que fue allí, la respuesta general, mirándome de arriba a abajo, es:-"Pues no tienes perfil de...", y yo siempre digo:-"Me halagas enormemente". Y lo digo con el corazón, porque nunca me ha gustado ser tal un estereotipo. Porque ser normal, es ser según una norma, impuesta de manera silenciosa pero destinada a controlar nuestras vidas, para que actuemos, pensemos y sintamos de una manera concreta, para poder dominarnos, llevarnos hacia donde quieran. En una sociedad plural en el siglo XXI, supuestamente tan tolerante con todos, donde todo vale y todo se acepta, ahí sigue, de manera silenciosa, intentando imponerse y consiguiéndolo demasiadas veces (de eso se trata, ¿no?), una norma, unos cánones sobre el ser, para uniformar a las personas, para que las modas triunfen, para que los gobiernos puedan adoctrinarnos a su manera...
Muchas veces veo a las adolescentes a la salida de determinados colegios, ya liberadas del uniforme establecido por la institución correspondiente por haber pasado el último curso donde se obliga a llevarlo... y uniformadas aún así, igualmente. Los mismos pantalones, los mismos tipos de suéter, zapatos...¡hasta el pelo lo llevan con el mismo largo y peinado con el mismo estilo! Me pregunto si se han parado a pensar si les gusta ser así, vestir así, representarse así ante los demás. Probablemente no. Se dejan arrastrar por esa norma, para no ser señaladas, para que nadie les diga que son raras y no les hagan sufrir...
Sí, ser rara hace sufrir muchas veces, porque supone alejarse de esa norma silenciosa, y en cierto modo esa norma silenciosa también impone señalar y condenar a quienes no la sigan. Pero elegir permanecer en esa supuesta rareza, siendo tú misma, permaneciendo en tus gustos y no en los de una mayoría que ignora por qué dice que le gusta lo que supuestamente le gusta, y que creyéndose libre es tremendamente esclava, es un signo de valentía, de aceptación de uno mismo, y sobretodo, de haber comprendido que Dios te quiere como eres, y con eso, basta. Y si alguien más te acepta así, pues mejor, y si no, pues ellos se lo pierden. Porque gente que sigue esa norma silenciosa y acaba esclava de ella, puedes conocerla a patadas, cuando quieras; sin buscarlos, te los encuentras en manada. Pero gente única, irrepetible, auténtica, y sobretodo, valiente, como tú, cuesta encontrarla, y muchas veces no sabes ni cómo ni dónde comenzar a buscar. Agradezco a la Providencia que buscando información sobre el Nightfever, no sólo me hiciese encontrarla, sino también tu blog y, poco después, a ti. Besitos y hasta la tarde. 
PD: Yo también soy rara. Y a mucha honra.

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