miércoles, 20 de abril de 2016

Superhéroes

Me gustan mucho. Muchos. Me fascina el aire sexy y chulesco de Ironman, luchando con los medios de su propia empresa contra los daños de su propia empresa. Me llama mucho la atención el malabarismo que hace con su fobia Batman, cómo consigue que sus enemigos teman a un murciélago tanto o más que él. Me encanta el idealismo juvenil de Spiderman. Me deja con la boca abierta Daredevil con esas super peleas a ciegas sin fallar un golpe, y sin dejar de recibirlo tampoco. Me gusta que los buenos acaben con los malos; incluso que los malos acaben con los malos, y por eso añado a Dexter a mi lista de superhéroes: si hay que ser un asesino en serie, mejor serlo de asesinos en serie. ¿Y quién no lleva un Hulk dentro que controlar?: a veces me pongo de un verde gigante... Me vuelven loca los superhéroes intelectuales, especialmente Sherlock Holmes: no hay nada más fascinante que un hombre inteligente. Me pasaría horas sentada a sus pies con la boca abierta, contemplando la rapidez de su ingenio y sus deducciones.

Sí. Me gustan mucho. Muchos. Pero me doy cuenta que todos tienen su punto débil, su talón de Aquiles. Todos tienen algún trauma no superado, una herida profunda, una enfermedad más o menos evidente. ¿Hará falta inventar un superhéroe que salve a los superhéroes?. ¡Pues sí!, y ya existe. Ellos lo han reconocido, bajo sus ropas humildes y su apariencia de hombre normal. Los niños también lo conocen bien. El día que la kriptonita derrote a Superman, o que se acabe la batería del corazón de repuesto de Ironman, o que la seño se caiga por la calle, o que el psicólogo coja una depresión, o que el cantante se quede afónico antes de un concierto, o que la mamá muera de un cáncer, o que el amigo fiel no sepa reconocer un SOS... ese día, no estaremos solos. Habrá esperanza en nuestro Gotham personal. Porque nuestro Superhéroe ya no muere más, y su poder es Omnipotencia, y su Amor por nosotros no tiene fin. Esta película de nuestra vida va a acabar con aplausos a lo bestia y todo el público de pie. Y, por una vez y sin que sirva de precedente, me encanta conocer el final de antemano, porque llena la acción de este miércoles cualquiera de esperanza cierta YA.

2 comentarios:

Angel dijo...

Un remember a aquellos años en que los Pascuales y Bailones borrábámos la palabra imposible del diccionario... ahora el fuego/juego es real, con su Aquiles talon y la sangre. http://m.lacuerda.net/itrans.php?t=dpol0301

Tusy dijo...

Reconozco que hasta hace apenas nada no sabía mucho de superhéroes, que en mi casa éramos todo niñas y fui arrastrada por ese lema de vida de "cuanto más rosa, con más purpurina y con más volantes, mejor". Así que vayan por delante mis agradecimientos a todo lo que me estás instruyendo sobre ellos, porque no sabía yo que se pudiese aprender tanto de ellos.
Al que sí conozco desde niña, es al Superhéroe de los Superhéroes, tal y como lo defines en la entrada. ¡Pero se me olvida tantas veces que sus poderes son infinitos, tanto en número, como en alcance!
No sabes lo bien que me vino esta entrada para recordármelo. Sabrás que me incorporé a trabajar tras mi baja el jueves, un día después de que la escribieses, y que aquella mañana fue horrible por varias circunstancias. Hubo un momento en que mi desesperación, mi tristeza, y la tentación de abandonarlo todo definitivamente (que ya sabemos la habilidad del padre de la mentira para instarnos a despreciar todo, a sentirnos incompetentes para abordar los problemas y a rendirnos) se hizo enorme... y en esas estaba cuando, para despejarme y dejar de pensar en este tormento antes de que mis alumnos volviesen a clase, con tal de mostrarme tranquila ante ellos, me conecté a Internet desde el móvil para mirar el correo, y adivina cuál era la última página que había visitado el día anterior. Sí, esta. Y ahí estaba esta entrada esperándome.
Jesús, el Maestro, como superhéroe... Mmmmm... Claro, ¿quién, sino él, con más poder? Mmmmm... un momento... Superhéroe de los superhéroes, el Maestro... ¡Maestro de los maestros! ¡Y con poder infinito! Y entonces mi angustia se hizo oración:-"Jesús, Tú eres el Maestro; yo, una simple mortal que intenta amar cuando enseña a estos niños. Sé Tú quien lo hagas a través de mí, sé Tú su Maestro a través de esta maestrilla..."; y allá que se fue el diablo con el rabo entre las piernas, y se llevó todos los malos sentimientos que intentaba que me destruyesen. Y justo cuando los niños llegaron a clase, se manifestó la ternura y el Amor de Dios.
Gracias, Hadasita, por ser la ayudante del Superhéroe de los Superhéroes, porque gracias a ti, Él llegó a salvarme cuando más lo necesitaba...

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