
Una, en Nica, sabe dónde amanece, pero no dónde va a anochecer. Hoy, el padre Alfonso, me ha dicho que agarre la bolsa, que me voy un par de días al noviciado de la madre Teresita (Siervas del Divino Rostro, las que llevan también el horfanato, el cole y la casa cuna) a dar unas clases sobre S.Pablo. Y allá me voy, muertica de miedo. Que sea lo que Dios quiera (y que S.Pablo me ilumine, jeje).
Os cuento cómo va la cosa aquí. Estamos en una especie de aldeuchas de una zona que se llama El Crucero. En concreto nosotros dormimos en El Salto, que en realidad no es un pueblo: son casas a un lado y al otro del camino, donde viven camioneros principalmente, que trabajan para una empresa de cemento o algo así. Cada poquitos kilómetros hay una aldeilla de estas, de poquísimas chocitas, con gente con historias que os pondrían la carne de gallina. Nosotros nos levantamos a las 5, si hay agua nos duchamos, desayunamos, oímos Misa, y salimos a visitar casa por casa, 3 aldeas a la semana, invitando a la gente a las catequesis de la tarde e informando que traemos médicos, por si alguien necesita. Vale. Por la tarde (a las 3) volvemos para las catequesis y los nanos vienen a mogollón, los adultos van sólo a los médicos, y a mí -no sé por qué- se me han pegado las adolescentes. Suele ocurrir. La aldea en la que he estado yo se llama S.Pablo (me persigue), y a partir de mañana iremos a otras 3 distintas a lo mismo. En los ratos libres solemos ir al horfanato, menos los domingos -como ayer- que salimos de excursión. La foto que os pongo es del grupete en el lago. Como véis, estamos todos contentos.
Yo soy la mimada, sin duda: esta noche y la siguiente dormiré en el convento, camita con sábanas y café al levantar. Debe ser lo más parecido al paraíso, y más si abres la ventana y se te clava la selva en la retina, y se te acerca algún lugareño/a con esos ojos enormes, negrísimos, a darte los buenos días.
Una experiencia común de todo nuestro grupo es que nos sentimos super-pobres, los más pobres de todo el lugar. Ni tenemos nada con qué ayudarles, ni tenemos la autenticidad que tienen ellos. Y hablando de fe... no sé quién está misionando a quién. Al menos vamos rascando algún bautismo (el próximo domingo será la fiesta a lo grande). Dice el padre Alfonso que ni la pobreza en sí da la felicidad, ni el dinero en sí da la felicidad: sino Cristo vivo en uno, en la medida en que se está dispuesto a decirle "aquí estoy, para hacer tu Voluntad"...
Los amigos nicas que estamos haciendo son la caña: Payo es un taxista estupendo que recita a Rubén Darío como nadie; Doña Chepita es mi "mamá nica", la que nos hace la comida (hoy, como me venía a Managua, me ha preparado una fiambrera con frijoles: ¡¡¡la amooooooooo!!!). Y así todos. Dramas familiares, para empezar a contar y no parar. Cuánta pena y cuánta envídia me dan... No sé cómo expresarlo.
Los días pasan lentísimos, se hacen largos, el tiempo no tiene sentido. Las horas son tan intensas, que desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche parece que han pasado 4 días. El calor es asfixiante, sudamos como cerdos, y ya tenemos a 2 más en el grupo con diarrea. Pero aquí cualquiera se atreve a quejarse... Creednos: ¡¡¡¡¡¡¡¡nos da igual, estamos contentos!!!!!!!!
En fin: os dejo que siento que "pierdo el tiempo", con perdón y sin querer ofenderos. No me he venido aquí para meterme en internet. Pero quería compartiros un pelín. Porfa, que alguien le haga llegar a Tina que estoy bien, ¿ok?. Besitos mil. El 26 nos vemos. Seguid rezando por nosotros, por favor: vuestra oración es nuestra riqueza y fortaleza aquí.