miércoles, 3 de octubre de 2007
Pequeñas luces
Llevo rato mirando desde la ventana a mis vecinos. Y estoy bastante impresionada, la verdad. No sé si a vosotros también os ha pasado, o si os habréis fijado...
Hoy he tenido un día de esos de antología, malo a rabiar. Creo que ya me he levantado cansada, y el resto ha sido llover sobre mojado. A veces ocurre. Pero por fín ha llegado la noche. Se agradece un poquito de silencio para variar. Y me preguntaba cómo será la vida de la gente que me rodea. Debe ser agradable también llegar a casa, después de un día agotador, y sentirte acompañado, querido, escuchado. Poder compartir lo bueno y lo menos bueno con la familia. Yo vivo sola, y ese tesoro me lo pierdo, por desgracia.
Partiendo del presupuesto de que un hogar debe ser un espectáculo digno de admirar, he levantado la persiana, y lo que me he encontrado es lo que os dejo en la foto. De muchas de las casas que tengo en frente, la única luz que sale por la ventana es... ¡LA DE LA TELE! (he enmarcado algunas con un circulín rojo).
Y digo yo: si después de un día catastrófico, una persona llega a su hogar, y se encuentra a la familia apoltronada en un silencio mortal delante de la tele... ¿no estaré yo, que vivo sola, más y mejor acompañada? Vale que hoy juega el Valencia; pero yo sé de un Padre que prefiere el canal de la vida real, y que es adicto a las niñerías de su pequeña Hadasita, balbuceando tonterías asomada a una ventana.
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2 comentarios:
Narra la historia de un fotógrafo deportivo de un diario, interpretado por James Stewart, que queda inmovilizado durante un mes y medio debido a un accidente laboral. Escayolado y en una silla de ruedas, su única distracción es observar a sus vecinos durante el caluroso verano que asola Nueva York. En su última semana escayolado, observa desde su ventana, a través de su teleobjetivo, a la señorita 'torso', que está siempre rodeada de hombres; a la solterona 'corazón solitario', que se imagina asediada por sus invitados; a una pareja de recién casados que no sale de su apartamento; a un músico.
Sí, ví la peli. No te preocupes por mí, que tengo distracciones de sobra, y no me asomo a la ventana más que cualquiera que tiende, se fuma un pitillo y riega las plantas.
Quizá ayer estaba especialmente sensible contra la tele, eso sí. De una clase de 33 chavales de 11-12 años, al pedirles que se presentaran diciendo después de su nombre lo que más les gustaba hacer, excepto 2 futboleros, todos dijeron que ver la tele. Me pareció espeluznante. En muchísimos casos, esos aparatitos vomita-basura dedican más horas al día a la educación de nuestros niños que sus propios padres; y por desgracia no exagero.
Por cierto, alfred hitchcock: ¿nos conocemos?
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