A veces ocurre que las pequeñas cosas pueden contra las más grandes.
David vence al gigante.
A mí me ocurre.
Una crisis descomunal ha lanzado su rayo en mi dirección.
La misma que hiere a una de cada tres familias en mi país.
Y resulta que la tierna mirada de una perrita me devuelve la paz.
Así de sencillo.
Dios habla en la brisa.
Omnia in bonum.
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