Estábamos en el silencio orante de la Cuaresma cuando sonó un petardo.
Y después otro. Y otro. Y otro más.
Ya no hay quien los pare, al menos durante los próximos 15 días.
Es mi opinión personal:
no es compatible ser fallero y cristiano.
No se puede estar de Cuaresma tirando petardos.
Y menos este año.
Que en las parroquias nos estamos rompiendo los cascos para dar de comer a la gente,
mientras ellos se gastan el dinero en ruido, luces, música y alcohol.
Lo siento, pero según mi opinión personal no.
Desde mi pequeño rinconcito, que es mi blog, donde hablo yo,
sobre lo que yo pienso y lo que a mí me da la gana, con toda libertad,
queridos falleros que invadís mis calles contra mi voluntad:
por mí, que os llueva.
1 comentario:
totalmente de acuerdo. Cuando llegan estos días el incivismo de los petarderos raya el terrorismo; con tal de divertirse ¡que se fastidien los demás! hay patente de corso para el vandalismo.
Y en lo que a la fe se refiere, es incompatible con el recogimiento, el silencio, la caridad...
Acabo: Don Marcelino Obispo, que es un santo, intentó el cambio de la fiesta con pésimo resultado y chirigota fallera.
Pues puestos a tolerancia cero, un cero a los falleros. Ah, sin acritud, siendo lo más objetivo posible.
Pero, es claro, aunque inexplicable, está embotado el seso, acostumbrado irracionalmente el corazón.
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