Aquí estoy yo, dando una tercera o cuarta vuelta a mi libro... A mi libro por excelencia, a mi pequeña obra maestra, a "Un Dios que no duerme". Es uno de los tres que esperan editor valiente que quiera sacarlos a la luz. Los otros dos son un pequeño librito explicando la Navidad a los niños, y un Viacrucis según Santa Teresa. Pero éste es mi joyita. Cada capítulo es, por una parte, un cacho de mi vida que ni debo ni quiero olvidar; y por otro, un mensaje que Dios quiso mandarme a través de las teclas de mi ordenador, que ni debo ni puedo guardar sin más en un archivo. Lo repaso, lo corrijo, lo matizo, lo vuelvo a rezar, a veces lloro de nuevo porque me toca el alma... Pasa el tiempo y lo amplío, y lo vuelvo a actualizar, y lo mimo como lo que creo que es: lo mejor que he hecho en toda mi vida. Este libro que algunos ya han leído en un boceto que va quedando en mero esquema conforme pasan los meses y yo sigo escribiendo. Parece que, mientras espera salida, sigue vivo: cambiando, creciendo, como yo. Añado capítulos, imagino nuevas ilustraciones, sueño con que algún día alguien leyendo algún fragmento se encuentre con el Dios que late dentro...
Y mientras trabajo y disfruto y aprendo con esta nueva revisión, imagino a otro Escritor dando una vuelta más a otra historia: la mía. Y me da como una especie de entusiasmo que no sé explicar imaginarnos a los dos en la misma tarea, jugando con palabras, con historias, con Evangelio hecho presente, con sinónimos y antónimos, con forma y fondo, con un estilo propio y característico... Yo creo en "Un Dios que no duerme", que sigue trabajando, creando, hablando, llegando, saliendo al encuentro de cada uno de la manera más adecuada y personal posible. Y ¿quién sabe?: tal vez este nuevo capítulo que está escribiendo en mi vida últimamente se traduzca pronto también de un nuevo capítulo de mi libro... de NUESTRO libro...
1 comentario:
Dante no se si bajo a los infiernos pero Jack London estuvo en el Yukon. Tú estuviste en Nica y el corazón está donde anda su tesoro. Hoy andas por aquí y mañana te vas de aventura por allá y suena esa música interior con tu Tesita y Hadasita... El Gulliver o la Alicia encogían y se agrandaban en sus paisajes... Contigo pasa que nos sacas el peque que llevamos dentro y, de vez en cuando, el rebelde e inconformista y también el sabio y el poeta que aún late por ahí... Gracias porque las palabras y la gramática llevan aromas y sabores, porque nos hablan de vida y sus colores...
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