Tened paciencia conmigo y dadme un poquito más de tiempo todavía para coger la marcha de nuevo aquí. Ya he firmado contrato con una editorial, y estoy dando el último repaso a mi libro "Un Dios que no duerme" para mandarlo a enmaquetar. Entre trabajo, médicos, casa y cosas tengo muy poco tiempo libre, y ahora mismo debo dedicárselo todo a este proyecto, a ver si puede estar en vuestras manos antes de Navidad. Mil gracias por vuestro apoyo y comprensión.
Los mios nunca me fallan. Su atención a mis necesidades me conmueve. La mayoría están ahí conscientemente; otros aparecen en el momento oportuno como por casualidad. Igualmente me siento agradecida...
Ayer, 1 de septiembre, empezó siendo un día duro de vuelta a un trabajo frustrante, precedido de una noche amarga. Y acabó lleno de buena música, de palabras precisas, de emociones profundas. Salió Enrique al escenario a ofrecerme "esa canción que repare tu corazón en el momento peor que hayas conocido". Y sí: fui y soy muy consciente de que tengo un montón de "suertecita"*. La magia que se vislumbra en la foto de anoche que os cuelgo a continuación, que no hace justicia ni de lejos a lo que estaba pasando en vivo y en directo, me la vino a regalar el maestro del rock en español justo ayer, 1 de septiembre. No, no creo en las coincidencias. Todo es bastante previsible, incluida yo. Y como soy profe, le pongo un 10.