En casa ya se han encendido las 4 velas. Los restos del naufragio van encontrando su sitio, y el orden empieza a rodearnos. Fuera llueve. Dentro, Tesa sigue malita. Todavía más adentro, el pábilo vacilante no se ha apagado (Dios cumple sus promesas, siempre). El cansancio físico ya es menor. La música ha vuelto a sonar a ratos. Al final todo llega... también la cuarta semana de un Adviento que pensé que este año no encontraría su hueco entre tanta caja...
1 comentario:
lo dijo el Buen Jesus poniendo de ejemplo al ligerillo pajarillo... su nido aqui o alli...nada lleva cuando va a bolar... yo por la oración a tus manos: allí tengo mi hogar
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