sábado, 7 de mayo de 2016

Caca para la burra

Niños: no leáis esta entrada.
Mayores: no dejéis que los niños la lean.
Se acercan improperios.
Ya está aquí el primero...
¡Me cago en la burra!
¡Me cago en la burra 30 veces!
¡Y que se apañe la burra con tanta caca!

Hala, ya me he quedado relajada, ya puedo seguir.
El que inventó el taco inventó un pre-diazepam.
Creo que fue el manzano cuando vio acercarse a Eva.
Soltó el primer "me cago en la burra" de la historia.
Sí, definitivamente debió ser él.

Pues eso: caca para la burra hoy
por muchas cositas juntas que ni me molesto en escribir,
porque me niego a que me roben ni un segundo más.
Cucharadita de nocilla y adelante.
Los médicos deberían recetarla,
y la seguridad social financiarla.
Hay otra forma de ver las cosas
que he decidido que me gusta más.
Como quien decide que las gafas de pasta
le quedan mejor que las gafas al aire.
A mí me queda mejor el pequeño improperio y el humor
que acumular bilis.

En la fantástica trilogía de Batman de Christopner Nolan
el superhéroe, a la pregunta de Afred:
"señor, ¿por qué un mueciélago?",
Wayne responde: "porque les tengo miedo,
y quiero que mis enemigos compartan mi miedo".
Un mensajito parecido me ha hecho llegar Dios
por medio de Twitter, y dice así:


Hoy ha salido nublado,
y como llueva pienso mojarme sin impermeables.
¡Me la reflanflinfla!.
Y como ya no confundo el limpiaparabrisas con la radio
pues a correr. Aunque sea en segunda.
Mi cuerpo, que a veces está tecloso,
otras me da lecciones de las que tomo nota.
Y he descubierto que llorar me da dolor de cabeza
y reír no. ¡Por algo será!.

Querida burra:
lo siento mucho, pero cuando se trata de elegir entre tú o yo,
la caca para ti, que yo no la quiero para nada.
Es más: igual si pillo un huequillo
me invento la "cagoenlaburraterapia", 
que patentaré entre las terapias de nueva generación
junto con "aTanzaniasehadicho!,
"atomarporculoelpasado:yoyanovivoallí",
"rieteagusto", "hastagterapia", 
"marcandotetasyaquiennolegustequenomire",
y "vivamiabcde%".
Y recomendaré la real y fantástica Logoterapia,
origen de todas las anteriores.

¡Hala! A la ducha,
que el club de fans de mis vecinos debe estar
anhelando con ansias profundas mi concierto de hoy.
Espero que os hayáis divertido un poquito
con mi manera friki de afrontar últimamente las cosas;
y que tengáis un bonito sábado.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡ OOOLÉ, SÍ SEÑORA !!!!

Hadasita dijo...

¡¡¡Gracias!!!

Angel dijo...

Se enseña a los peques a comportarse, se habla de buena educación, de contener el instinto… eso es lo civilizado. Ahora todo eso son antivalores, mejor el exabrupto, el flatus vocis o lo que te salga de ahí… El abuso es algo relativo porque se acomoda al momento, a la situación. Porque la sinceridad puerde herir y la prudencia combina la continencia con la justicia debida al otro, que va antes que yo para evitar el conflicto… lo maslo y lo bueno y el estar por encima del bien y del mal… Siglos viviendo de instituciones e historia y vida de ahora, que es la mía y es la que importa… No es cuestión estética de tener o no buen gusto. de malas palabras (palabrotas o groserías) en nuestro vocabulario es un atentado contra el lenguaje y el buen gusto. El improperio y el taco malsonante dicen que es terapéutico para el que siente la contradicción de la afrenta, el ataque a su integridad en el nivel que sea. Y es que va y resulta ser terapéutico por aquello de la liberación de endorfinas que es como se recupera el equilibrio y la estabilidad… Soltar el palabro soez en el momento crítico en que sobreviene repentina la adversidad es la forma (de palabra) en que pecamos sin agredir de obra y partirle la cara a quien corresponda… Ese analgésico relajo con el que te quedas, palía incluso el dolor físico. En serio: está documentado.
Lo dejo a debate: naturaleza versus cultura, instinto animal o la cuestión moral… ¿es burrera o se puede perdonar? Opinen por favor…

Hadasita dijo...

¡Que guay! ¡Un debate! ¡Me apunto!
Dejando blasfemias a un lado, que las encuentro del todo innecesarias dada la riqueza lingüística de nuestro castellano natal, los palabros malsonantes tienen una utilidad reconocida mundialmente en todos los idiomas y culturas. Confieso que a mí, que soy profe de primaria, se me escapa algún "me cago en la burra" y, si me apuras, un "caramba" de vez en cuando. Y que hoy he pasado del "córcholis" a algo más intenso cuando un ciclista, circulando por mi izquierda en plan Verano Azul, se me ha cruzado olímpicamente por delante del coche para unirse a sus amiguitos que iban por mi derecha de todo menos en línea. He bajado la ventanilla y, cual capitán Haddock, le he dicho varios "archipámpano, lechuguino, mameluco, beduino interplanetario, chafalotodo, papú de mil diablos, rizópodo, espantajo, filibustero y zopenco". Mi profesor de autoescuela, con los ojos como platos, me ha preguntado: "¿te has quedado relajada?", y he tenido que responder, como siempre, con la verdad: "¡¡¡SÍ!!!". Podría haberle atropellado sin más, pero como todavía no tengo el carnet me ha dado algo de apuro.
Resumiendo: no soy partidaria de los insultos y tacos injustificados. Pero cuando parece que hay una confabulación cósmica contra una, y te pilla sin un Chupa chups de fresa y nata a mano, no me autoescandalizo si de mi boca salen referencias a la escatología, al aparato reproductor -masculino generalmente- incluido el bíblico "so prepucio de filisteo", y a otros derivados que en el momento vea oportunos; siempre y cuando avise de antemano que los niños se tapen las orejas.

Tusy dijo...

Toc toc, ¿se puede? Que he visto que aquí había debate y me apetece un poco de lío XD
A ver, yo creo que el taco se ubica en el punto intermedio entre respirar profundo y mandar a alguien a Tanzania. La expresión dura o malsonante, generalmente tiene un efecto relajante sobre la persona que la profiere, precisamente porque es una manera de expulsar, parcial o totalmente, de nuestro ser, aquello que nos resulta desagradable, que nos crea malestar... La liberación es tan grande...
No creo que sea incompatible el enseñar a los niños buenos modales, con la expresión de tacos. Además, todos hemos sido pequeños y nos han dicho hasta la saciedad:-"Eso no se dice", -"Te voy a lavar la boca con estropajo", etc., mientras hemos oído a nuestros mayores usarlos con asiduidad, y ya no sólo como expulsivo sino también como arma para atacar al otro. Y al final, junto con los buenos modales, hemos aprendido esas "malas" palabras.
Todas mis amigas que han jurado y perjurado que sus hijos no dirían tacos, han tenido que comerse sus palabras con patatas porque, antes o después, los han dicho. Yo con mis hijas no puedo decir tampoco que lo haya conseguido, es más, creo que ni me lo propuse; aunque también es verdad que hay grados de tacos, y en casa somos de nivel moderado-medio, y tacos con una función, ante todo, meramente liberadora y transmisora de enfado y decepción, no hiriente (lo cual no quiere decir que alguna vez de manera esporádica, hayamos caído en eso también).
El otro día fui al edificio de infantil de mi cole a pedirle un material a una compañera, me crucé por el pasillo con una niña de 4 años y le dije hola, y su respuesta fue, con un tono rabioso profundo:-"Hola, puta asquerosa". Probablemente ella no sabía el significado de lo que estaba diciendo, pero me dio mucha pena pensar en el nivel de agresividad verbal que debe existir en su casa, para que una niña que apenas acaba de comenzar a hablar y a la que aún le queda mucho vocabulario por aprender,  ya use con esa espontaneidad una expresión tan grosera. Porque esas ya son palabras mayores y sólo caben en un contexto de pelea con otro, en el que se combinan los tonos de voz, las palabras y la postura corporal para machacar al contrario. Los tacos a los que yo me refiero, van destinados, a soltar lastre, a transmitir enfado, e incluso a veces resultan graciosos en contextos de coña (¿Quién no ha estado de risas con una amiga, ésta ha soltado cualquier improperio, y le ha nacido responder:-"Qué capulla eres?"). Es importante, pues, también, que quede claro en qué circunstancias y con qué intenciones no se pueden usar; el ejemplo ahí es importante.
Y hasta aquí, mi apología del taco.
Hadasita, mejor soltar lastre que quedártelo dentro, ¡di que sí! ¡Y que viva la #hastagterapia , y que en Tanzania siga habiendo hueco por muchos años para poder seguir mandando allí! ¡Y arriba los frikis y los aspirantes a frikis!
PD: Me anoto lo de "so prepucio de filisteo", para decírselo a mi marido en la siguiente bronca que tengamos. Son tales mis ganas de poder usarlo, que se me han abierto las ganas de tener gresca...¡Cariiii, ven pacááá! XD

Angel dijo...

Sabía yo... que iba la bulla segura con esta terapia alternativa... Porque ¡manda huevos que tenga que privarme o reprimirme cuando el cabreo sube mi bilirrubina!
Pero ahí está la educación y la ortodoxia, la regla y los modales (que abren puertas principales) para decirme que tome mesura y circunspección, que no todo vale...
Admito como diría Desmond Morris con el descubrimiento de atavismos que hay indicadores de ciertos comportamientos que permiten la broma y cierto grado de escarnio (no hay que hacer sangre a los amigos) y que hay otros donde el ofendido te dice que te estás pasando o que te faltas un huevo o dos... verbigracia: nos reímos al tiempo que nos encogemos de hombros (intentando proteger el cráneo en ese hueco) porque sabemos que semos merecedores de un buen garrotazo. Pero como eso se hace normalmente con gente amiga, nos libramos y todo queda en una licencia que es traída y llevada con "humor". Pero si se sube el tono mordaz o el otro es enemigo, lo dicho: me ca... en su pastelera madre es lo mínimo que nos viene a la boca.
Y digo a la boca. Porque hay también obras y gestos de provocación y mensaje: el corazón arriba (idéntico en concepto al corazón flechado pero más brutal y agresivo) que habla todo menos de amor y sí de dolor... Y al contrario: el calvo con su bailecito que habla de la burla porque te quedas con las ganas de aquel daño que te gustaría y no puedes.
Si además se aporrean los escudos y se entrechocan las armas, ya te digo que suena a lo que luego viene: cráneos aplastados, fracturas óseas, etc...
Abro nuevo frente: que me digáis gestos (obscenos muchos -seguro- y otros) que relajan y caldean el ambiente; y si aquello de poner la otra mejilla es el método más rápido para que la sangre no llegue a la altura de los tobillos o al río... Y si la cultura es adelanto o atraso de la libertad y la convivencia. Si la violencia verbal y física que vemos en las películas, la contiene o la solivianta en la vida real. Si los Holligans son producto de la violencia que se "enseña" en los campos o si viene de la frustración social y por eso se lleva a ese campo (deportivo) de batalla y se adorna con las banderas y colores de mi equipo local... Por eso las autoridades recomiendan esa "salud" futbolera y la promocionan. Mejor eso que los cocteles Molotov y las tanquetas, balas de goma y lacrimógenos...
De momento nos quedamos en que -seguro- que de entre las "terapias" para guardar el equilibrio, esta de los tacos es de lo más socorrida y primera.

Hadasita dijo...

Vaya, parece que esta entrada ha caldeado el ambiente. Vuelvo a insistir en que no lean los niños, tampoco los comentarios por favor.
Confieso que me gusta -y mucho- la violencia vista en películas y series. Cuanta más, mejor. Gore puro, por favor. A veces he pensado que era una forma de controlar mis ganas reales de darle un buen derechazo a alguien: ver cómo se descuartizan sin piedad en la ficción. Porque el instinto sí pide en ocasiones partirle, y bien, la cara a alguien, y si se puede hacer tortilla con un buen patadón en la entrepierna mejor. Ahora: ese instinto sí me parece que es bastante más animal. El verbal es patrimonio exclusivo de la humanidad, y a veces incluso fruto del ingenio y la inteligencia. En situación extrema tendría que verme para saber si sería capaz de agredir con gestos o contacto físico a alguien. Me alegra que me cueste imaginarme en algo así, por muy terapéutico que pueda ser. Pero me has hecho pensar con tu comentario lo de que "la lengua no tiene huesos, pero los rompe y muy gruesos". A veces tanto una palabra como la ausencia de ella pueden doler más que un gesto o una agresión verbal. Y ahí estoy con Tusy: el taco que suelta lastre vale, incluso el amistoso que pega un toque para hacer reaccionar o espabilar a quien bien queremos, puesto que le tenemos la confianza suficiente. Pero el que daña sin piedad como que no.
No me apunto a hacer lista de gestos, porque no me gustan. Los disfrutaré en la pequeña o gran pantalla, pero hasta ahí. Lo mío es la apología del mimito, ya me conocéis.
PD: no entiendo que la cucharadita de nocilla o el Chupa chups de fresa y nata, tan terapéuticos también, no hayan generado más comentarios. #penita.
PD2: pipi, caca, culo, teta, pedete, pedorreta, pichula, cuchuflita, y en vuestra sonrisa mientras leéis estas palabras queda la prueba de que en el fondo seguimos siendo como niños.

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