lunes, 2 de mayo de 2016

¿Mediocre?

No siempre estar en el punto intermedio es ser mediocre.
Hay mañanas en las que estar al 50% 
es un 100% de lo que es posible.
A veces te encuentras tan mal, 
que pasar de la cama al sofá es como subir el Everest.
Hay medicinas que están tan malas 
que no te las puedes beber de una sin respirar.
A veces preparas un tema para una clase y consigues dar medio;
pero si está bien aprendido, ¿eso es mediocre?.
Decidir que hoy me voy a exigir sólo estar al 50%,
¿es un acto de cobardía o de humildad?.
En ocasiones, reconocer que toca reponerse un poco 
es ser valiente.
No pasar de segunda marcha en ciudad 
a la hora de la entrada al trabajo es prudencia.
Y mirar al cielo desde la ventana 
y ver que ha vuelto a amanecer, pura esperanza.
No vuelvo a poner la pausa ni el freno de mano:
reduzco velocidad, y después de la siguiente glorieta ya aceleraré.
De entrada, me doy la enhorabuena por mi 50%,
y las gracias a quienes rezáis por mí,
porque donde sé que hoy algunos me tacharán de mediocre
otros veréis la Gracia actuando, con su grandeza de siempre.
Entre el "suspenso" y el "sobresaliente",
¡que viva el "progresa adecuadamente"!

2 comentarios:

Angel dijo...

Yo que tu respiraría... No pasa nada si no somos atletas de alto rendimiento y nos movemos a velocidades humanas... Tendríamos que ver que si ya hay velocidad en la rotación de la tierra y que aumenta en la de su traslación por su órbita; y si la velocidad de nuestra estrella Sol es incluso mayor todavía y no digamos la de nuestra constelación... digo: que vayamos un poquito más despacio, no pasa nada, es lo normal.
Además, esto es como cuando uno empieza a conducir: Hemos de adaptarnos a las condiciones de la vía y hemos de ayudarnos con aquellos elementos que podamos; y si hay niebla, echa las luces para ello; y si hay sueño, métete un coffi bien cargado... Y si vas acelerado, tómate una tila o una pastilla que te haga la vida más a tu medida; y si necesitas salir del barrio una mañana, respira vida mía...
Por cierto, en el trato con los demás está el valor y la virtud de la justicia y se la representa con una balanza donde el fiel se halla en vertical, equidistante de los extremos... Pues lo mismo aplicado a uno mismo: Hay abismos por exceso y por defecto; que vayas y te trates con amor te llevará a la ecuanimidad... Eso significa que has de premiarte y has de corregirte. Pero siempre, sin pasarte, sino buscando ese punto equitativo, que te lleva a ese punto de equilibrio que hace a una persona adulta y no al albur de las pasiones. Eso para nada es ser mediocre sino más bien persona estable, asentada, con una solidez y estabilidad en la base y un sentido de equilibrio grande.
Si la medicocridad habla de quedarse a la mitad y expresa un concepto de flojera y debilidad, un sentido de lo humano en cuanto a su pobreza, el equilibrio de que hablamos deja esas acepciones y eleva la percepción de nuestra valía personal.
Por eso el estar en el ffti-fifti ya es mérito, el de la gente humilde que pelea cada día y sabe que el afán es para hoy que mañana Dios dirá; y que sabe que Zamora no se hizo en una hora y que después del 21 viene el 22...
Vale. Por hoy creo que tenemos suficiente. Mucho ánimo/animus a esta alma y corazón que levanta y mueve este "burrito" que nos lleva y que es el hermano cuerpo tan "mapeado/marcado" en los combates de la vida.

Tusy dijo...

Yo esto lo veo muy claro con una de mis hijas, que tiene problemas de aprendizaje y aún así se esfuerza como una jabata en superarlos: su máxima nota hasta ahora es un 6'5, pero ese 6'5 es su Matrícula de Honor, porque es todo lo que puede dar. Ya se ve en el Evangelio, en aquella viuda que dio todo lo que tenía en limosna: pero a los ojos del mundo, era poco. Mas, ¡cuánto lo valoró Jesús!
Déjate mirar por Él, Hadasita. En este mundo las miradas hacia los demás siempre son de una exigencia superlativa, y eso a veces se traduce en que a nosotros mismos nos miramos de ese modo y no valoramos todo lo bueno que somos capaces de hacer, pensando en todo lo que no alcanzamos.
Quien da todo lo que puede, no está obligado a más. Y eso Dios lo ve, y lo valora.

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