- Es que siempre me confieso de lo mismo!
- ¡Toma, y yo! Pero no es siempre lo mismo.
- ¿Cómo que no? Lo mismo hoy que la semana pasada; lo mismo que el año anterior. ¡Fijo que el cura se sabe mi lista de memoria!
- Sí, pero... ¡no es lo mismo!. La materia sí, pero el pecado es nuevo. Mi pecado de hoy, aunque sea de lo mismo, es diferente al de la semana pasada y el año anterior.
- ¡Peor me lo pones! Pues vaya desastre...
- Que no, Hadasita, tontina. Que el perdón también es nuevo. ¡Y el Amor! ¡Y la vida!
- ¿Qué dices? La vida no es nueva. Es... la que es. ¡Ya quisiera yo!: no tener que levantarme siempre temprano, coger el mismo bus, ir al cole donde me esperan los mismos chavales que ayer, volver a casa, hacer los "deberes", poner la lavadora, limpiar, salir a comprar... Siempre la misma rutina, todo milimetrado...
- Ya, para, Hadasita. Que no, que te equivocas de nuevo. ¡Que no es lo mismo! El horario sí, pero el día es nuevo. La ocasión es totalmente nueva, a estrenar. El despertador sonará mañana a la misma hora, y el trabajo será el de siempre... Como mucho quizá puede que llegue alguna "tormentilla" inesperada a fastidiarte la colada. Pero todo eso se puede vivir de una forma distinta, totalmente nueva, si metemos más amor... (¿sabías que en portugués novios se dice os novos, o sea, los nuevos? El amor es así...¡LA VIDA ES ASÍ!).
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