miércoles, 30 de julio de 2008

Recuperando lo perdido

Cuando llegué a Nicaragua estaba muerta de miedo. Por lo precipitado del viaje, por supuesto; pero también porque no sabía si podría con lo que allí me esperaba, porque me sentía muy rota por dentro. Ha sido un año especialmente duro. Así que decidí hablar con el padre Alfonso, para explicarle quién era y cómo me encontraba (no sé si os he dicho que no conocía a nadie del grupo). Me contó una historia que me hizo mucho bien. Creo que era S.Juan Crisóstomo, pero no estoy segura. Resulta que una vez se le acercó un hombre que venía lleno de rabia y de dolor, porque le habían robado una bolsa de monedas de oro. El santo le dijo que si se quería curar ese resquemor, lo que tenía que hacer era coger otra bolsa llena de monedas de oro y dársela a los pobres. Aplicándomelo a mí, el padre me dijo que si sentía que me habían robado... digamos que amor, que diera amor sin medida a los pobres. Y ha sido como predijo: he recuperado mi bolsa con creces.
El tiempo perdido aquí, allí es tiempo ganado.
El agobio del trabajo aquí, allí es cansancio alegre.
Las lágrimas amargas aquí, allí son lágrimas purificantes.
El silencio de Dios aquí, allí es Palabra viva en sus bienaventurados.
El sufrimiento de aquella gente ha aliviado el mío reduciéndolo a ñiñerías.
La vida que sentía monotona girando en círculos concéntricos se ha vuelto camino abierto lleno de luz y de motivos para dar gracias.
Y la palabra AMOR ha recuperado su sentido genuíno. Cada mirada, cada gesto, cada sonrisa agradecida que he recibido han sido tiritas para mi torpe corazón partido.
Quizás me fui dolida, porque sentía que me habían robado una bolsita de monedas de oro. Pero vuelvo cargada con una maleta enorme, numerada con una cinta de línea aérea que pone "Nicaragua"...

Nota: la foto es de Daniela, una niña de Uval que voy a apadrinar. Llegó a mí, sin decir palabra. Apoyó sus manitas juntitas sobre mis rodillas y levantó sus enormes ojos limpísimos hasta encontrarse con los míos. Y sólo con eso me hizo una cura bestial de espinas en el alma, que sólo quien lo haya experimentado podrá entenderme.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Me encanta lo que acabas de escribir, casi me haces llorar. No puedo decirte nada mas porque me he quedado sin palabras, de verdad que me gustaría escribir como tu y tener tus sentimientos, ¡Felicidades por ser como eres!

Hadasita dijo...

Carlos: me alegra haber contribuído con mis palabras a mover tu corazón; pero el mérito es de aquella gente... son ellos -y no yo- los que casi te sacan las lágrimas. Si te animas... tengo 19 niños más del Uval por apadrinar (con 150€ pagas su escolarización todo un año). Echa un vistazo, en mis enlaces, a la página de ESYDE. Lo mismito digo al resto de personas que me leáis... Dicen por ahí que OBRAS SON AMORES (los sentimientos van y vienen, y pasan, pero las obras permanecen; y seremos examinados en el amor...).

Anónimo dijo...

dame tiempo que si me sale el curro qeu me tiene que salir te apadrino a un niño minimo todo un año

besitos

ciao!!!

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