Arroyo de Valdivielso es el pueblo de mi padre. Está en las Merindades de Burgos. La panorámica del valle es la que os dejo en la foto. Pero si el paisaje exterior es una pasada, el interior de lo vivido allá estos días ha sido infinítamente más bonito. Parece que Dios sigue gustando de pasear al atardecer con los hijos de los hombres...
jueves, 29 de julio de 2010
jueves, 15 de julio de 2010
Verano
Si yo digo "verano", ¿qué le viene a la cabeza?.
Un, dos, tres, responda otra vez.
- ¡Vacaciones!.
- Sol, calor, bochorno, sudor.
- Playa, bikinis, cuerpos morenos, arena.
- Viajar, salir, cambiar de escenario.
- Mosquitos.
- Exámenes de septiembre.
- Canción del verano.
- Amores de verano.
- Helados, polos, horchata.
- Abanicos y ventiladores.
- Mucho tiempo libre.
- Aburrimiento...
¿Algo más?
Parece que las cosas típicas del verano son efímeras, que están condenadas por naturaleza a no durar hasta octubre. Nadie canta la canción del verano en navidad, ni va por la calle comiéndose un polo en otoño, ni saca el abanico en san Valentín.
Pero a mí me pasa algo raro (y me consta que no soy la única persona que padece estos síntomas); para mí "verano" es "Nicaragua". Y pasa un año, pasan dos, pasan tres desde la primera vez que pisé aquellas verdes tierras, y no me curo de este amor de verano, por más inviernos que lo intenten.
Desde Valencia, un abrazo enorme a mis amigos nicas, de todo corazón. Si me leen, sepan que si Diosito lo permite, espero regresarme pronto allá con ustedes, y que no les olvido ni un solo día. No me dejen en sus oraciones. Fátima: ahí les dices a Payo, a Chepita, a la Zaida, a las hermanas, a mi siempre amadísimo Uval... ¿sí?. ¡Va pues!.
Un, dos, tres, responda otra vez.
- ¡Vacaciones!.
- Sol, calor, bochorno, sudor.
- Playa, bikinis, cuerpos morenos, arena.
- Viajar, salir, cambiar de escenario.
- Mosquitos.
- Exámenes de septiembre.
- Canción del verano.
- Amores de verano.
- Helados, polos, horchata.
- Abanicos y ventiladores.
- Mucho tiempo libre.
- Aburrimiento...
¿Algo más?
Parece que las cosas típicas del verano son efímeras, que están condenadas por naturaleza a no durar hasta octubre. Nadie canta la canción del verano en navidad, ni va por la calle comiéndose un polo en otoño, ni saca el abanico en san Valentín.
Pero a mí me pasa algo raro (y me consta que no soy la única persona que padece estos síntomas); para mí "verano" es "Nicaragua". Y pasa un año, pasan dos, pasan tres desde la primera vez que pisé aquellas verdes tierras, y no me curo de este amor de verano, por más inviernos que lo intenten.
Desde Valencia, un abrazo enorme a mis amigos nicas, de todo corazón. Si me leen, sepan que si Diosito lo permite, espero regresarme pronto allá con ustedes, y que no les olvido ni un solo día. No me dejen en sus oraciones. Fátima: ahí les dices a Payo, a Chepita, a la Zaida, a las hermanas, a mi siempre amadísimo Uval... ¿sí?. ¡Va pues!.
viernes, 9 de julio de 2010
Lo que creen los que no creen
Disculpad que me ría. Estaba esta mañana en el gimnasio sudando la gota gorda, con un grupo de chicos enfrente haciendo pesas como unos machotes. En ese momento han puesto en la tele lo que aquí os cuelgo... y todo el mundo se ha paralizado: las pesas en el suelo, las bicis más estáticas que en la vida, un silencio sepulcral. Yo los he mirado perpleja y me he atrevido a preguntarles en voz alta: "¿estáis todos atentos a cómo un pulpo se come una almeja?". Sonrisitas que me contestaban afirmativamente con cierta vergüenza. Y vuelta al machaque físico, ya tranquilos, porque el pulpo Paul ha pronosticado que España ganará el mundial, y todo el mundo sabe que ese pulpo no se equivoca. Disculpad que me vuelva a reir.
viernes, 2 de julio de 2010
Encontrar mi sitio
Hace unos cuantos años, cuando cumplí los 30, me regalé un directo de Amaral en la plaza de toros de Valencia. Allá me fui, solita, en medio de un montón de gente. Y la verdad es que me lo pasé bomba. Hoy que cumplo algunos más no ha habido concierto, ni fiesta, ni siquiera vela. Ni lo he echado de menos. Será la madurez, quizás. Hay demasiada cosa superflua e insustancial en casi todo lo que hacemos. Yo estaré contenta si durante los próximos 365 días el Buen Dios permite que al fin encuentre mi sitio, sea lo que sea: un lugar, una vocación, un país, un trabajo, una persona... MI SITIO. Y si no, el año que viene se volverá a intentar. Las canciones, como los sueños, no tienen fecha de caducidad.
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