jueves, 15 de julio de 2010

Verano

Si yo digo "verano", ¿qué le viene a la cabeza?.
Un, dos, tres, responda otra vez.
- ¡Vacaciones!.
- Sol, calor, bochorno, sudor.
- Playa, bikinis, cuerpos morenos, arena.
- Viajar, salir, cambiar de escenario.
- Mosquitos.
- Exámenes de septiembre.
- Canción del verano.
- Amores de verano.
- Helados, polos, horchata.
- Abanicos y ventiladores.
- Mucho tiempo libre.
- Aburrimiento...

¿Algo más?
Parece que las cosas típicas del verano son efímeras, que están condenadas por naturaleza a no durar hasta octubre. Nadie canta la canción del verano en navidad, ni va por la calle comiéndose un polo en otoño, ni saca el abanico en san Valentín.

Pero a mí me pasa algo raro (y me consta que no soy la única persona que padece estos síntomas); para mí "verano" es "Nicaragua". Y pasa un año, pasan dos, pasan tres desde la primera vez que pisé aquellas verdes tierras, y no me curo de este amor de verano, por más inviernos que lo intenten.

Desde Valencia, un abrazo enorme a mis amigos nicas, de todo corazón. Si me leen, sepan que si Diosito lo permite, espero regresarme pronto allá con ustedes, y que no les olvido ni un solo día. No me dejen en sus oraciones. Fátima: ahí les dices a Payo, a Chepita, a la Zaida, a las hermanas, a mi siempre amadísimo Uval... ¿sí?. ¡Va pues!.

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