No quería poner nada del Adviento, porque había decidido no celebrar la Navidad este año. Cada vez me enferman más las lucecitas, las musiquitas, la marabunta consumista, los cumpli-y-miento de las cenas sociales, las loterías y todo lo que inevitablemente acompaña a la secularización de estas fiestas. Que sí, que nos las han robado, y que no hay muchos visos de que nos las quieran devolver. Y yo me niego a celebrar esa navidad. Y para mí, un Adviento sin Navidad no tiene sentido (ni una Navidad sin Adviento, es de cajón).
Sin embargo, Hadasita ha andado trasteando por la casa desde el lunes. Y eso tampoco lo he podido evitar. Ha desordenado todos los armarios hasta dar con la caja en la que tengo guardada la corona y el calendario. Ha escrito su carta a los Reyes Magos, y la de Tesa también. Ahí están, preparadas, esperando a que yo me anime a entregárselas a algún paje real; y tendré que hacerlo, porque en esto de vivir el Evangelio, los valientes y los niños son los que mandan. Y no nos dejan opción. El Adviento ha entrado en mi casa por la fuerza, lo reconozco. Y esta niña que vive conmigo le ha hecho el hueco que merecía.
1 comentario:
A mi me ha pasado lo mismo que a ti. Cada año que pasa el sentido de la navidad se ha perdido, la gente a pesar del problema económico pierde la cabeza con lo material...
Pero he pensado que culpa tiene Dios de esto?
yo me quedo con Dios y celebro en familia, arreglo la casa, para dar una color de navidad como aquellos años y pienso en algo bonito, rico caluroso, una película y con el espiritu de navidad y los demás con su lo que ellos deseen.
Que disfruten la magia y lo bello de Navidad!
Un Abrazo.
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