Empieza este Adviento, que es continuación del mío personal, que a su vez enlaza con el grito del Pueblo de Israel de hace milenios.
¿Vendrá el Señor a salvarnos? ¿Llegará el momento del encuentro? ¿Es la esperanza cierta?
El camino se ha hecho demasiado duro. La noche indefinidamente oscura. El tiempo monotonía insípida. El corazón late cansado.
Enciendo una vela: la primera. No sé si la corona presagia navidad o muerte, principio o fin.
Hace tiempo que no sé qué es la alegría. Mi memoria no alcanza tan lejos. Suponiendo que alguna vez la sinitiera, que no fuera un mero juego de niña, una ilusión.
El Príncipe Azul, la Sirenita, los Reyes Magos, el Coco, el Ratoncito Perez, Santa Claus, Dios...
¿Cómo diferenciar ficción de realidad? ¿Dónde asentar la fe y descansar? Si obras son amores, ¿qué amores entre tanto desamor son prueba de un Amor que no se siente?
Miro mi vela encendida y rezo, o leo, o lloro... viene a ser lo mismo...
Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.
Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado.
1 comentario:
Ultimamente yo digo a la gente buena que es buenagente... seremos polvo, nada... pero polvo enamorado, que decía Don Francisco Quevedo. Y a renglón seguido me viene a la memoria lo del ñudo de Sta Teresa, que ahí está lo grande que tiene la Encarnación.
Por lo demás, el adviento me habla de dos cosas:
del VEN que todo el mundo tiene; porque todo el mundo desea encontrar -llamese "X"- esa paz, esa justicia, esa transparencia, ese hijo, esos brotes del Reino, etc.
y por otra parte es el VOY... El de Cristo y el de su Iglesia que va al encuentro del hombre, que apuesta por el camino profundo y verdadero del corazón...
Sí. Los cristianos de hoy somos talents scouts, despertadores de las semillas dormidas que Dios sembró en la tierra santa que es cada persona.
Por eso, repito, me gusta decir a la gente buena que es buenagente...
Adviento es devolver al hombre a su condición primera, es levantar escombros, es hacer que el ser humano se mire en el espejo de su dignidad, es decirle que puede salir de sus miedos y mostrarle que Dios cree en su potencial... Adviento es un tiempo que me gusta porque en ese tiempo hay tiempo y oportunidad, porque hay desafío y -en este tiempo que es nuestra vida- nos medimos y vemos nuestra valía con el infinito con que fuimos tocados por el buen Dios... Adviento es creer en Cristo, esa segunda persona de la Trinidad que se hizo hombre y creer que metió esa naturaleza humana no sólo en la historia sino en el trono del cielo a la derecha Dios; es creer que en esa naturaleza está la nuestra YA con El -aunque TODAVIA NO- pues verdaderamente hijos SOMOS, que dice San Juan... Adviento es la maravilla del Dios que vino,sí, y se injertó en el linaje humano. Pero es también nuestro INJERTO -como los que se hacen ahora- EN EL... injerto que nos hace VIVIR, RECIBIR -como vive ese pellejo- la VIDA eterna del que -Eterno El- entró en nuestro tiempo, historia nuestra y en nuestra casa...
Definitivamente me gusta decir a la gente buena que es buenagente porque atisbo, presiento, en -llamémosle "X"- miradas, pulsos e impulsos... esa YA gloriosa VIDA, escondida en el TODAVIA NO; una vida latente y cierta, como la que guarda -contenida pero pujante- la naturaleza en invierno; vida como la que se le escapa al árbol -en forma de botones y yemas- por las rendijas de su viejo leño...
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