En estos momentos en los que distintas empresas de autoedición andan haciendo presupuestos y planteándome sus ofertas, siento que lo imposible está mucho más cerca, casi casi a la vuelta de la esquina. Y tengo una emoción desbordante, como si estuviese a puntito de ofreceros lo mejor de mí, para Gloria de Dios; y como si eso diese sentido a muchas cosas que en su momento parecían no tenerlo.
Quizás este septiembre sea especial, y pueda poneros aquí el libro a la venta. O tal vez en octubre, ¿quién sabe?. Sólo sé que lo que parecía imposible sólo va a tardar un poco más. Y espero que el Señor mire mi trabajo, que es mucho más nuestro que mío sin duda, y sienta también cierto orgullo de esta niña tonta suya que anda buscando, en la noche y perdida entre palabras y borradores, a ese Dios que no duerme...