Hace siglos publiqué una entrada titulada "Soltarse". Mantengo todo lo que dije allí. Pero de todas maneras, hoy quiero hacer una apología de los "colgados".
En el diccionario de argot que tengo en casa, se los define como "aquellos que dependen de algo o de alguien, sobre todo cuando están enamorados". Es bonito. Y es compatible. Porque si hay que soltarse de lo que nos esclaviza, es legítimo y necesario colgarse de lo que nos libera. ¡¿Y qué puede liberarnos más que el amor?!
¡Vivan los colgados, sí señor!
Los que se atreven mojarse en una amistad sincera.
Los que trabajan su propia felicidad haciendo felices a otros.
Los que se exigen y buscan dar lo mejor de sí, aunque nadie se dé cuenta de su esfuerzo.
Los que besan, y abrazan, y acarician, y sonríen, sin que les importe que algunos piensen que están locos.
Los que confiesan sin vergüenza que su vida tiene sentido porque la dirige Otro.
Los que se dejan conquistar.
Los que viven con el corazón enganchado al Cielo.
Colgados. Totalmente colgados. Más libres que nadie. Porque les atan cadenas de amor.
¡Vivan los colgados, sí señor!
2 comentarios:
Pues eso digo yo, ¡vivan los colgados!, en el fondo todos necesitamos que de vez en cuando haya algún colgado a nuestro alrededor.
Efectivamente !Vivan los colgados! y aspiremos a ser uno de ellos
Publicar un comentario