viernes, 7 de diciembre de 2012
domingo, 23 de septiembre de 2012
Los ángeles de Hadasita
Son tres, como las de Charlie. Pero las mías son muchísimo más guapas, más listas, más buenas y más auténticas. No les podéis ver los ojos porque ningún superhéroe debe desvelar su identidad; y ellas son superheroínas en continua acción. Parecen pequeñas, pero son muy grandes.
Yo tengo muchísima suerte, porque las tres trabajan conmigo. Las conozco muy bien, y cada día me sorprende su capacidad de entrega, de superación, su optimismo y su cariño. Cada jornada a su lado es una estupenda aventura que promete un final feliz.
Desde aquí mandarles un besote enorme a las todas. Estoy muy contenta, muy orgullosa de vosotras. Es una pasada veros actuar. Me siento muy, pero que muy privilegiada.
Y un "GRACIAS" así, con mayúsculas, al Buen Dios que me ha regalado con tres de sus mejores ángeles.
domingo, 16 de septiembre de 2012
Una profe peludita
- Yo quiero ser profe, como mi mami.
- Pero Tesa, ¡si ya lo eres!.
- No me entiendes. He dicho que quiero ser profe...
- Sí, te he escuchado. Y repito que ya lo eres.
- ¡Pero yo no enseño cosas a los peques!
- No, pero nos enseñas cosas a los mayores.
- ¿Qué cosas?
- Tesa, bichito. Yo he visto en acción. Te sientas a mi ladito, en silencio, mirando todo lo que hago aunque no entiendas nada. Tú todo lo miras con interés, porque lo hago yo. Siempre quieres estar conmigo, aunque no sepas qué estoy haciendo. Tú me das lo que tienes: tu compañía, tu cariño. Y vives tranquila, sabiendo que en cualquier momento te caerá un mimito, una palabra bonita, un huesito... Y así es. Y eso que tú haces, querida Tesa, me enseña a mí mucho. Cuando no sé cómo orar me acuerdo de tí; y me pongo cerquita del Señor, en silencio, aunque no entienda nada. Y allí me quedo, mirando lo que hace, aunque no sepa qué es. Y al ratito me viene la paz: en cualquier momento escucharé esa palabra de cariño, vendrá un mimo, un regalito, un pequeño premio que me haga saber que mi compañía le agrada. Como a mí me agrada la tuya...
(No había acabado de escribir estas líneas cuando me ha interrumpido una avalancha de lametones, acompañados de un movimiento de rabo descontrolado. Parece que mi peludita lo tiene todo claro).
- Pero Tesa, ¡si ya lo eres!.
- No me entiendes. He dicho que quiero ser profe...
- Sí, te he escuchado. Y repito que ya lo eres.
- ¡Pero yo no enseño cosas a los peques!
- No, pero nos enseñas cosas a los mayores.
- ¿Qué cosas?
- Tesa, bichito. Yo he visto en acción. Te sientas a mi ladito, en silencio, mirando todo lo que hago aunque no entiendas nada. Tú todo lo miras con interés, porque lo hago yo. Siempre quieres estar conmigo, aunque no sepas qué estoy haciendo. Tú me das lo que tienes: tu compañía, tu cariño. Y vives tranquila, sabiendo que en cualquier momento te caerá un mimito, una palabra bonita, un huesito... Y así es. Y eso que tú haces, querida Tesa, me enseña a mí mucho. Cuando no sé cómo orar me acuerdo de tí; y me pongo cerquita del Señor, en silencio, aunque no entienda nada. Y allí me quedo, mirando lo que hace, aunque no sepa qué es. Y al ratito me viene la paz: en cualquier momento escucharé esa palabra de cariño, vendrá un mimo, un regalito, un pequeño premio que me haga saber que mi compañía le agrada. Como a mí me agrada la tuya...
(No había acabado de escribir estas líneas cuando me ha interrumpido una avalancha de lametones, acompañados de un movimiento de rabo descontrolado. Parece que mi peludita lo tiene todo claro).
viernes, 31 de agosto de 2012
Buenos momentos
Han sido momentos breves.
Todos los momentos buenos lo son, ¿a que sí?.
Pero los hemos disfrutado mucho.
Tesa se asomaba al balcón y dejaba que el valle se le grabase en la retina. Hadasita hacía ramitos de lavanda para la casa. Y yo he sido feliz viéndolas disfrutar.
No hay nada más importante.
Y el lunes, cuando volvamos al cole, el disgusto no podrá borrarle a Tesa el recuerdo del valle, ni dejará mi casa de oler a lavanda.
Los deberes no apagarán nuestras risas.
Llegará un día en que los buenos momentos lo invadan todo.
El Cielo que espero son unas enormes Merindades de Valdivielso rebosantes de maravillas, donde disfrutar a tiempo completo y por siempre jamás.
Es un viaje que, seguro, algún día acabaremos haciendo.
Mientras, preparamos sin prisas la mochila y los libros, con tristeza pero sin amargura.
Seguro que el nuevo curso también trae consigo algunos buenos momentos.
jueves, 2 de agosto de 2012
Para dedicar un ratito
Ahora que tenemos más tiempo, hay cosas que merece la pena escuchar.
Yo os comparto esto que he encontrado navegando sin rumbo... Una grata sorpresa.
Espero que os resulte útil.
Yo os comparto esto que he encontrado navegando sin rumbo... Una grata sorpresa.
Espero que os resulte útil.
miércoles, 18 de julio de 2012
Nada puede
Nada puede dañarme con mis amigos.
Con Tina. Con Tocha. Con Fuz. Con Amaia.
Con Ángel. Con Juan. Con Álex. Con Jorge.
Con Jose. Con Chiqui. Con Jesús. Con Marta.
Nada puede dañarme con mis amigos.
Nadie puede.
Nada puede.
Con Tina. Con Tocha. Con Fuz. Con Amaia.
Con Ángel. Con Juan. Con Álex. Con Jorge.
Con Jose. Con Chiqui. Con Jesús. Con Marta.
Nada puede dañarme con mis amigos.
Nadie puede.
Nada puede.
martes, 17 de julio de 2012
Cositas
A veces ocurre que las pequeñas cosas pueden contra las más grandes.
David vence al gigante.
A mí me ocurre.
Una crisis descomunal ha lanzado su rayo en mi dirección.
La misma que hiere a una de cada tres familias en mi país.
Y resulta que la tierna mirada de una perrita me devuelve la paz.
Así de sencillo.
Dios habla en la brisa.
Omnia in bonum.
domingo, 15 de julio de 2012
Mudanza... de nuevo.
Aquí estamos de nuevo. Hadasita, Tesa y yo, moviendo nuestro hogar a otra casa. Requisitos del guión. Nada que estuviera previsto. Nada que tenga que ver con una elección personal. Cosas que pasan sin más.
Ha sido un curso duro. Lleno de logros, de esos que no se ven.
Creciendo al revés.
Y ahora que estamos aquí, en este paso adelante que es este paso atrás, serenas.
Tesa contentísima.
Hadasita muerta de risa.
Y yo contemplando el espectáculo de la vida, que nos lleva y nos trae por donde quiere, buscándonos las cosquillas.
miércoles, 2 de mayo de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
Cae Jesús
Cae Jesús cuando yo me levanto por encima de los demás, hablando mal de los demás.
Cae Jesús cuando yo me levanto a base de mentiras o de verdades hinchadas.
Cae Jesús cuando yo me levanto pensando sólo en mí mismo, y me acuesto de nuevo pensando sólo en mí mismo.
Cae Jesús cuando yo me siento caer porque los demás no me hacen el caso que creo que merezco.
Cae Jesús cuando yo me niego a ver más allá de mi nariz o de la imagen de mi espejo.
Cae Jesús cuando yo me levanto en alto, creyéndome con más razón que nadie.
Cae Jesús cuando yo me siento con los brazos cruzados por no comprometerme, por no identificarme con el pobre y necesitado.
Cae Jesús cuando yo sentencio en vez de hablar. Cuando sólo me escucho a mí como en un monólogo.
Cae Jesús cuando yo me hago llamar cristiano sin querer caer jamás.
Cae Jesús cuando yo no acepto mis fracasos, cuando tengo justificación para todos mis errores.
Cae Jesús cuando yo culpo de todo a los demás.
Cae Jesús cuando yo planeo mi vida sin contar con Él.
Cae Jesús cuando yo lo aplasto, lo acallo, lo escondo, lo ignoro.
Cae Jesús. Y yo miro hacia otro lado.
Cae Jesús cuando yo me levanto a base de mentiras o de verdades hinchadas.
Cae Jesús cuando yo me levanto pensando sólo en mí mismo, y me acuesto de nuevo pensando sólo en mí mismo.
Cae Jesús cuando yo me siento caer porque los demás no me hacen el caso que creo que merezco.
Cae Jesús cuando yo me niego a ver más allá de mi nariz o de la imagen de mi espejo.
Cae Jesús cuando yo me levanto en alto, creyéndome con más razón que nadie.
Cae Jesús cuando yo me siento con los brazos cruzados por no comprometerme, por no identificarme con el pobre y necesitado.
Cae Jesús cuando yo sentencio en vez de hablar. Cuando sólo me escucho a mí como en un monólogo.
Cae Jesús cuando yo me hago llamar cristiano sin querer caer jamás.
Cae Jesús cuando yo no acepto mis fracasos, cuando tengo justificación para todos mis errores.
Cae Jesús cuando yo culpo de todo a los demás.
Cae Jesús cuando yo planeo mi vida sin contar con Él.
Cae Jesús cuando yo lo aplasto, lo acallo, lo escondo, lo ignoro.
Cae Jesús. Y yo miro hacia otro lado.
sábado, 31 de marzo de 2012
Jesús carga con la cruz
Me duele el alma. No sé qué puedo tener. Es como si estuviese hueco, como si me hubiese convertido de cartón-piedra, como cuando se te duerme un pié pero por dentro. No sé explicarme. Es un dolor que casi ni duele de tan poco yo que soy ya. Me empezó doliendo la crisis, y por aquel entonces tuve síntomas de enfado, y se empezaron a manchar mis palabras. Con la crisis, al poco tiempo, me vino un dolor de familia. Creo que comenzó con el verano, cuando no pudimos irnos de vacaciones. Entonces las palabras disminuyeron bastante, y tenía mucha somnolencia que calmaba en el sofá, viendo la tele. Oía gritos fuera, pero los reproches me resbalaban sin calarme, como si llevase un impermeable. Cuando salía con gente, la gente me dolía: me dolían sus historias, sus sufrimientos, sus despidos, sus preocupaciones. Me dolían tanto que se me hicieron insoportables y dejé de salir. Sólo voy al trabajo: un trabajo que me duele profundamente, que hago con la mayor de las desganas y con una pesadísima carga de desilusión. Aunque del trabajo nunca me he quejado en voz alta, porque siento que me dolería todavía más. Tampoco recuerdo ya la última vez que me reí sin ironía. Me río cuando oigo palabras como esperanza, amor, fe, Dios… Me da la risa nerviosa esa, la risa tonta que digo yo. No es que ya no crea: es que me duele tanto el alma que no siento ni que tengo alma. Ni siquiera sé si este dolor es síntoma de algo concreto, ni si tiene cura o no. Sólo sé que sigo vivo porque me encuentro realmente mal. Y vengo a que me mires, porque ya no sé qué hacer conmigo, que no me aguanto ni yo…
Jesús carga con mi cruz. Mi cruz de hoy. Mi cruz cotidiana. La cruz que me duele, y que está hecha de mis pecados y de los pecados de muchos otros. Una cruz que me pesa, que no me deja avanzar, que no sé cómo llevar, que me llena de dolor. Jesús carga con mi cruz. Él se va a hacer cargo. Él me va a sanar.
martes, 28 de febrero de 2012
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