Sigo dando vueltas a mi reto de superar los miedos. Y me sale al encuentro, como siempre, la música. Mis grupos son como los mejores amigos: nunca me fallan. Vetusta Morla expresa de forma excelente en esta canción la valentía que se precisa para ser auténtico. Porque a todos nos ocurre: a mí al menos sí. Que ahora soy, ahora no; que no digo lo que digo, hago lo que no hago. Tras de mí hay una escena y diez mil frases que repetir... Y no es fácil ser uno mismo olvidando el guión, sin buscar un disfraz mejor. Porque si te sales del papel, si acallas al apuntador de la función en la que a veces nos metemos, podemos encontrarnos con que no somos como nos gustaría. Y eso sólo tiene dos salidas: o la frustración en el inmovilismo, o la exigencia de cambiar. Definitivamente ser valiente no es sólo cuestión de suerte. Es una opción de la voluntad.
Hoy alguien me ha dicho: "yo soy una persona fría, y no puedo cambiar". Y me han chirriado los oídos. No comparto en absoluto esa opinión. Todo el mundo puede cambiar. Yo soy todo lo contrario, muy caliente, y consigo templarme, con esfuerzo por supuesto, pero lo hago. Ni las circunstancias, ni siquiera mis propias inclinaciones, son obstáculo para poder ser cada vez más yo. Más auténticamente lo que deseo ser, lo que debo ser, lo que Dios soñó para mí en su plan desde el principio. Me siento un boceto todavía. Voy aprendiendo a base de error-acierto. Y en el camino hay cosas que me van quedando claras: por ejemplo que el miedo es malo.
La rabia con la que la canción transmite el dejarse llevar sin pensar, sin autocuestionarse, con miedo a enfrentarse a la verdad con valor, me encanta. Tiene mucha fuerza. Es toda ella pura ironía, salvando un par de frases, entre las que subrayo: no olvido los sueños, vuelvo a lo que no acabo. En eso estoy. Y lo hago sabiendo que ser valiente no es sólo cuestión de suerte, sino una apuesta firme por vivir la vida eligiendo la actitud con la que afrontar las cosas. ¡A disfrutar de la música!