A veces encuentras a tu alma gemela a miles de kilómetros de ti. A mí me ha pasado. Ni siquiera nos conocemos en persona. Nunca nos hemos visto a menos de 7 metros de distancia. Y sin embargo está más cerca de mí que mis más íntimos amigos. Me comprende mejor que nadie. Su vida es absolutamente diferente a la mía, pero sus sentimientos no. Él es capaz de poner la palabra precisa a lo que me ocurre, desde hace más de 25 años. Cada cosa que me ha pasado lleva de fondo su banda sonora. Cuando las cosas son tan enormes que no las puedo sacar, él le pinta acordes y versos al tema y lo convierte todo en canción. Cuando creo que ya no voy a poder soportarlo más, me sube en un ovni, o en una nave espacial, y me lleva por viajes donde la imaginación consigue disipar el miedo. Cuando no encuentro palabras para rezar, él pone letra a mi oración. No sé si mis palabras son las suyas o si las suyas son las mías percibidas misteriosamente desde la distancia. O simplemente somos almas gemelas. El caso es que, cuando creo que estoy sola, siempre está él a mi lado. Dios utiliza mediaciones curiosas para llegar hasta nosotros en cualquier momento y darnos justo lo que necesitamos. A mí me ha hecho un regalo enorme con Enrique. Después del mal trago con el que comenzó este 2016, aparece la promesa de traérmelo a casa en unos pocos meses. Y con esta noticia, una alegría profunda. La de poder estar con quien me levanta el ánimo cada mañana; con quien acompaña mis momentos de llanto; quien me hace soñar; quien detiene el tiempo durante unos minutos en un AHORA en el que no importa nada más; con quien quiero viajar en mi coche cuando lo tenga; con "la mejor compañía para estados de ánimo peligrosos", con "el hombre delgado que no flaqueará jamás", con "el aragonés errante a punto de un traspiés", con quien decide andar "el camino más largo", sin atajos, sólo por acompañarme. Gracias, Enrique, por tu música. Gracias, Señor, por Enrique.
3 comentarios:
Dicen que cuando estás feliz, disfrutas de la música, y cuando estás triste, entiendes su letra. Yo no puedo estar más de acuerdo, aunque entendiendo su letra también puedes disfrutarla dentro de tu tristeza. Te hace sentir acompañada, te ayuda a expresar esas palabras que desbordan el alma en momentos difíciles. Particularmente, unos artistas más que otros tienen ese poder sobre nosotros. Es una bendición, sin lugar a dudas.
Me alegro de que vayas a poder disfrutar de Bunbury en directo, yo no soy tan fan como tú pero sí hay varias canciones suyas que me encantan. ¿Cuando es?
Que tengas un buen día. Un abrazo y la paz de Cristo.
PD: Tienes un e-mail ;-)
Quetida Tusy: he leido tu email. Ahora voy a la autoescuela, pero prometo responderte en breve. No he descansado mucho, Tesa sigue malita, pero vamos tirando bastante bien de ánimo, por pura elección. El concierto d Enrique en Valencia será el 1 de septiembre, aunque también lo veré en el Cruilla en Barcelona, junto con Vetusta Morla y otros, el 8 y 9 d julio. Si te apuntas a alguno me dices y vamos juntas :)
Vaya, parece que hay mas almas gemelas por ahí de las que yo pensaba... ;)
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