En alguna ocasión, las personas que me rodean me han escuchado decir que no creo en el amor. Y se han sorprendido. Entiendo que la afirmación, así, sin más explicación, puede no sólo sorprender sino incluso escandalizar. Por eso voy a matizarla un poquito.
No creo en el amor que nos vende Hollywood. Estoy absolutamente convencida de que el cine ha hecho muchísimo daño a las personas, creando en ellas un imaginario colectivo de lo que debería ser el amor que realmente no existe. Es bastante más probable que me encuentre a Batman saltando por los tejados de las fincas que me rodean, que a Edward subiendo las escaleras de servicio de Vivian con un ramo de flores, para rescatarla de su vida en la calle y llevarla a vivir un amor idílico donde pasarán el día bebiendo champagne y comiendo fresas. Dudo seriamente que un Colin Firth se llegase a fijar jamás, en la vida real, en alguien como Bridget Jones. Queridos Hugh Grant y Julia Roberts: ¡cuánto daño ha hecho vuestro trabajo a la humanidad!. La vida no funciona así. ¡La de lágrimas que se han derramado descubriendo que el príncipe azul, en realidad, es gris!. Este tipo de películas deberían llevar un aviso al comienzo que dijera algo como "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia", o "las autoridades sanitarias advierten que el consumo de este tipo de films puede producir a la larga efectos secundarios que dañen su salud afectiva e incluso psicológica". Sería al menos honesto.
En cambio sí puedo decir que he visto y vivido cosas. Cuando una persona regala a otra una edición limitada agotada de un disco imposible, con una dedicatoria que dice "era importante que lo conservaras tú para que todavía tenga más valor", ¿cómo se llama a eso?. Cuando alguien llora amargamente y tiene al lado a otro que la escucha con un silencio reverente, casi sagrado, ¿qué nombre le ponemos?. Cuando al final del pasillo de un hospital encuentras unos ojos familiares y un abrazo fuerte que te sostiene en pie, ¿cómo se puede definir lo que hay ahí?. Cuando puedes mostrarle a alguien tu lado más oscuro, tus pecados más vergonzosos, sin miedo porque sabes que nada va a cambiar que siga a tu lado, ¿no es eso amor?. Cuando, después de una baja, vuelves al trabajo y una de tus niñas te espera en la puerta para agarrarse a tu cuello con una sonrisa infinita, y te dice "te he echado mucho de menos", ¿no merece eso ser llevado a la gran pantalla?.
Creo en el amor, ¡por supuesto!. Pero en el amor real, del que he tenido experiencia tangible. Que se parece tanto al Amor de Dios como tan poco al amor romántico. Es más: creo que el amor es el motor de la vida, que no se puede vivir sin él como no se puede vivir sin aire. Creo en la amistad. Creo en la fidelidad. Creo en la honestidad. Creo en la gratuidad. No creo ser ni la mitad de buena de como me ve la gente que me quiere, pero sí creo que el amor que les lleva a verme así potencia mi valor, en los dos sentidos de la expresión. Creo que el amor cuesta, que el amor duele, y si no preguntadle a Aquel que me amó y se entregó por mí... a quien suplico, por su Gracia, que me ayude a romper mi frasco -como hizo aquella pecadora a sus pies (Mc 14, 1-9)- y dejar salir el nardo del amor que guardo contenido; sabiendo que, como ella, seré criticada pero que sólo así será redimida y tendrá sentido mi vida.
PD: Gracias, J: con la foto de "nuestro" disco dejo una prueba gráfica de que todo lo que cuento es cierto. El amor que simboliza es real, y recíproco. Dios te pague tanta emoción como me haces sentir.
PD2: Gracias, M: por acompañarme en este proceso de darme cuenta de las cosas, por repensar conmigo, por ayudarme a autocorregirme, por darme pista para correr y tiempo para hacerlo; pero sobre todo por estar ahí.
PD3: no me olvido de ninguno de todos los demás. ¡Os quiero!.
4 comentarios:
La entrada tuya se que viene por el evangelio de este día y por el tema del "mandamiento".
Apostillar dos cosas:
1. que no es NOMOS (norma, nomía... autonomía, heteronomía, ni siquiera teonomía) sino ENTOLÉ... revelación de una voluntad de Dios, ineludible. O sra que esto es lo que desea de nosotros y que le dará contento, valga la expresión.
2. el punto de adjetivación de este amor está determinado en el "como" que en gruego koiné se dice KATHÓS... y habla con dos acepciones. A saber:
a) amor de una misma intensidad que se cifra en la totalidad de la donación... y recordamos aquel "habiendo amado... amó hasta el extremo"
b) y respecto a un "como" que dice de un amor nuestro consecuencia del Suyo en cuyo concepto estaría Él como la fuente y, de ahí es que amamos con Su mismo amor. O lo que es lo mismo y seguro que alguna vez lo hemos oído: si en un pecho metes amor, sacarás amor...
Nota bene: si algún griego hay en la sala, puede explicarlo con ejemplos, seguro... A mi me vale el de Jesus y nosotros. Y lo que dice San Pablo, San Juan Eudes y Sta Teresita y los demás; aquello de que en el Cuerpo de Cristo, ya no vivo yo porque es el Espíritu Amor el que vive y nos obra por dentro y por fuera....
Y corto. No quería enrrollarme tanto. Pero esta es la "Pesencia" de este domingo... En nuestro centro, en la cámara y estancia más principal, ahí se da esta Pascua del Dios Amor.
Ya desde pequeños nos venden como ideal de vida alcanzar un amor de película. Con mis nenas he visto en bucle toooodas las de princesas Disney y las de Barbie interpretando a todas las princesas posibles, durante aproximadamente 3 años, muy a mi pesar, pero es que no querían ver otra cosa. Y en todas, el final feliz es el mismo: dos tortolitos que unen sus vidas para siempre, y son eternamente felices y comen perdices.
Y así crecemos las niñas, soñando con ser princesas, esas princesas de cuento, que sin príncipe no son ni princesas, ni nada, de modo que cuando no encuentras pareja, o cuando el príncipe no es azul klein sino dos tonos más bajo, o si en vez de quedarse para siempre un día se fuga con otra princesa más rubia y con los ojos más verdes y te deja más plantada que una maceta, pues la frustración es enorme; pero es que si crees realmente haberlo encontrado, resulta que éste destiñe, pero es que además, de normal coméis sardinas en lata y perdices las menos veces. Y la felicidad, es, pero no desde esa perfección vendida, sino a base de mucho sacrificio, de sobreponerse por encima de las rencillas, los roces de la convivencia, las desavenencias en la educación de los hijos...
Me leo y parece un discurso antimatrimonio, pero nada más lejos de la realidad. Lo que vengo a decir es que no ama más quien más siente, sino quien más sirve. Que no se trata de buscar un estado paradisíaco con otro, de convertir el estómago en una residencia de mariposillas permanente (porque eso es signo de enamoramiento pero no de amor, en pareja el primero es previo del segundo, y no se puede decir que se nos rompió el amor de tanto usarlo sólo porque las mariposillas un día vuelen libres y se marchen, porque eso es necesario para que el amor tenga una perspectiva real...), sino de anteponer las necesidades del otro a las tuyas, o de, como decía Perales en una canción suya sobre el amor "crear un mundo entre los dos. Disculparme tú, comprenderte yo". Esto, en relación al amor de pareja. Porque parece que sea el único amor, pero como bien dices, hay otras cosas, procedentes de otras personas, que son símbolos de amor, muestras de un afecto desmesurado y sobretodo, guiños del Amor de los Amores para recordarnos que se sirve de las personas para llegar a nosotros, para hacer de este valle de lágrimas un lugar más agradable, para aliviarnos cuando estamos cansados y agobiados...
Desde luego, teniendo en el amor de Dios un amor tan puro, desinteresado, que se adapta perfectamente a nuestras necesidades, misericordioso, leal, y sobretodo, eterno, ¿quién quiere un amor como el de las películas, si éstas sólo duran, a lo sumo, un par de horas?
Amor traidorcillo hiere más que buen cuchillo. Que quiere decir que quien se fía del sentimiento, acabará por experimentar su ambivalencia de amor/dolor. Es por eso que algunos piensan y dicen que en la batalla del amor, el que huye es vencedor.
Sin embargo los humanos hemos sido diseñados para esta experiencia y así la historia de los otros viene en lección y escarmiento para los osados que no toman cautelas. Porque cierto es que está confirmado diariamente que para el amor y la muerte no hay caja fuerte... que no vale el esconderse ni blindarse: Cuando llega lo hace impetuoso como una riada, como un incendio devorador, como un huracan... y ahí nos hallamos y sentimos vulnerables y tan expuestos naturalmente que para salir exitosamente aunque la cosa se complique, debemos de pertrecharnos y armarnos con un buen "esqueleto" que sostenga tantos otros sistemas y niveles de compromiso y relación, debemos hallarnos en un momento vital fundamentado y bien trabado, con un grado grado evolutivo personal adecuado, con una -por decirlo así- sana humanidad. De lo contrario serán amores altamente peligrosos que dice Walter Riso, abocados al desasgtre antes de empezar.
Como no nacemos enseñados y somos discipulillos de la vida, es normal que muchos sean los que dicen -fruto de sus experiencias- que mal de amor no lo cura el doctor. Y como eso del tropezar con las piedras se repite lo mismo que se hace camino al andar no digo yo que estemos siempre en el nivel meramente biológico o del arrebato hormonal y los subidones de endorfinas. Todo lo contrario. La persona humana aspira y asciende porque intuye y desea amores de otro calado. Pero es cierto que nos cuesta la asignatura y aún metidos en el devenir y la evolución a mejor, lo cierto es que en el nivel que sea se da la desconformidad y vamos -ya por ley- al cambio hacia adelante (o hacia atrás, que también hay quien recula y no se esfuerza y se degrada) de modo que el vulgo sentencia... de rico a pobre pasé y sin amores me quedé.
Llegados a este punto diremos que los humanos tienen sus amores perros y arrastrados, amoresinfieles y mercenarios (que se compan/venden a denario) y otros ya más genuinos que van encontrando su cauce y su camino, que dejan las fluctuaciones de las relaciones políticas que todo lo negocian (y son muecas de otras más sinceras/verdaderas) que aspiran a un llevarse/acomodarse pidiendo cada parte su parcela y espacio propio, ese reducto de lo mío que aún no comprende ni aprehende el misterio del nosotros, de lo nuestro, con todas las implicaciones que comporta, que se ve (es un decir porque no se capta) aún como misterio... Porque este que se apunta supera el solipsismo que llevamos en lo íntimo del yo. Porque este amor es ya no sólo encuentro de dos, porque busca y halla una fusión/comunicación comunional de las personas en las honduras/alturas y demás dimensiones del plural... Hay aquí sinergias, vidas más avanzadas, unidad con componentes y virtudes carísimas, maravillosas, excelentes, más plenificantes que las habituales... Aquí lo epidérmico se halla integrado y la pasión. Pero ya no hay oscilaciónes ni veletas que no paran. Aquí tenemos norte, dirección, fuerza... Aquí somos atraídos/dirigidos a un AMOR más grande que no muere con los tiempos, que tiene otras especificidades. Aquí las partes están más completas y repletas que nunca. Pero ya digo que no se ha improvisado. Como dice el refrán: Si de peral no diste peras, ¿quién de ti milagro espera? Por eso este amor tan esplendoroso y radiante es testimonio de un historial y un recorrido, tiene probidad y madurez, tiene su dominio e influencia, respira gozo que no se marchita y se vive en ofrenda que no pesa. Es un amor transfigurado que cumple lo que tantas veces hemos visto en en nuestros padres (por lo menos yo lo vi en el testimonio de los míos) que parejas y tejas, las mejores, las más viejas... O también, de modo creyente: Todo esfuerzo será vano si Dios nos deja de su mano. Y aún: Quien toma a Dios por padrino, tranquilo va su camino... Y es que estos amores están muy purificados y enriquecidos, sazonados de otros componentes trascendentes. Se hallan por ello renovados y pletóricos porque fueron regalados de Gracia, de otro Amor más alto. Fueron port Él inspirados, guiados, movidos, trabajados, colmados, incluso saturados (que por eso algunos se ven tan dilatados que no pueden menos que sufrir una transfiguración a lo divino) que ya no se explicar eso que se pasa con un qué cuanto con un cómo pasa y te traspasa. Aquí hay nuevas trayectorias, destinos, nuevas categorías... toda una aventura para valientes con destino al Nuevo Mundo.
Aquí es donde empieza la aventura, la buena, la mística... Genuína aventura en una tierra nueva y un cielo nuevo, aventura sin fin.
Y llegados a este punto, como decía el Tractatus de Wittgenstein, toca callar. porque no se puede decir ni maltratar lo que Dios nos tiene pensado...
Así que fuimos en nuestro recorrido desde el amor de imitación barata -aún rastrero que no galante- que dice el refranero: amores y halagos buscan pago, ese que en el engaño busca la caza sin ser cazado hasta el torpe e inepto en donación porque no se tiene/gobierna en sí e hacer. Y desde ahi a los ensayos de lo humano y el despegue y a la aliteración del vole tan al to tan alto que di a la caza alcance...
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