jueves, 21 de agosto de 2008

El estado de los cuerpos...

Trágico accidente el de ayer en Barajas. Sin ninguna duda. Te quedas sin palabras, y más cuando piensas que podrías haber sido tú quien volaba dentro. Cuando volvíamos de Nicaragua, nuestro avión tardó más de 2 horas en despegar, porque había un fallo técnico y necesitaba reparación; incluso en un momento se llegó a hablar de cancelar el vuelo. Finalmente despegamos y llegamos a Miami sin más problema que un retraso de 2 horas que nos hizo perder el siguiente avión. Pero no puedo evitar pensar... ¡¡¡podríamos haber sido nosotros!!!

He visto las noticias, que se repiten una y mil veces a falta de datos nuevos. Y me chirrían los oídos cada vez que sueltan la expresión "el estado de los cuerpos". No sólo por la descripción que le sigue: calcinados, irreconocibles, hasta el punto de buscar restos de ADN para poder identificarlos. Me chirrían sobre todo porque nadie se ha planteado el estado de las almas. Como si lo que viajara en ese avión fueran trozos de carne sin más. ¿En qué condición interior estaba, por ejemplo, la persona que ocupaba el asiento 23A? ¿Era feliz? ¿Qué virtudes la adornaban? ¿Qué pecados se le habían enquistado? ¿Cómo era su relación con Dios? ¿Cuáles eran sus sueños? ¿De quién se fiaba? ¿Quién era su mayor amor? ¿Qué criterios regían sus decisiones? ¿Cuál era el sentido de su vida?
¡¿Por qué nadie comenta nada de esto en las noticias?!

Y me da rabia, porque me hago estas preguntas ahora que ya no están entre nosotros. Así de inconscientes somos. Si el avión hubiese despegado sin problema, tal vez esta noche hubiesen dormido en casa o en un hotel de vacaciones; y hoy tendrían planes de playa o de reencuentro con seres queridos. Y entonces, todas esas preguntas, ¿no serían igualmente importantes? Nuestros cuerpos, más o menos bonitos, más o menos morenitos, más o menos bien vestidos... ¿lo son todo? ¿De verdad hace falta que se parta en dos un avión para que nos planteemos cuál es el estado de nuestras almas?

3 comentarios:

Carlos dijo...

¿De verdad hace falta que se parta en dos un avión para que nos planteemos cuál es el estado de nuestras almas?.
Pues yo creo que si aunque no es justo pero siempre nos acordamos de los demas cuando pasa algo grave.
Independientemente de como te caiga esa persona, o ni siquiera la conozcas pero luego todo son hay que lastima tendriamos que acordarnos mas cuando estan las personas y no después.

Anónimo dijo...

La verdad es que al ser humano en general no le importa el estado del alma del pasajero,cuanto mas morbo y mas destruccion,mas publico queda pegado ante el televisor...
somos asi,animales que vamos en manada hacia un pnto en concreto,la destruccion del humanismo no como seres vivos,sino como seres intelectuales...
cada dia apoyo mas la teoria de que los unicos humanos son los perritos,gatitos...
solamente,mi pesame hacia esas familias,y por mi parte,desde luego,no son cuerpos calcinados,son vidas humanas que se han ido para esperarnos donde quieran que esten
un besito

angelito dijo...

una especie de parábola, quizá un guión para una peli...
era un pueblo perdido en la selva y se respiraba la vida cotidiana sin prisas ni los estreses de la civilización. en esto llegó un dia el pajaro de hierro con su ruido y fuego en los motores... el impacto, el estruendo fue terrible y como los indigenas vieron al angel de la muerte, declararon el lugar tabú, yuyu y todo lo demás...
pro pasó el tiempo y lo mismo el olor a muerte y queroseno; también fue perdiéndose el recuero... y la selva hizo el resto: la vegetación creció alrededor de aquellos negros hierros retorcidos y adornó sus formas con flores de colores. y hasta algún explorador que por allí pasó lo consideró bonito e interesante, como lo son el castillo o el puente viejo de mi pueblo, tan romántico... por eso, cuando llegó la "civilización" y el hombre blanco (que siempre parece que llega a todas partes)sacaron aquel rincon en sus postales, llaveritos y demás...
es curioso que seamos tan olvidadizos y frivolicemos el misterio (lo digo así)... a veces pasa con Jesús, o con gente que salió a nuestro paso en el camino; a veces -es una pena- hasta se nos borra del alma el amor para dejarnos una leve sensación de haber querido...

Wizard Animation