martes, 19 de agosto de 2008

Una tercera dimensión



Hace un par de días fui a ver la nueva peli de Pixar. Y me encantó, como todas. Os la recomiendo. Es mil veces mejor que cualquier cosa que puedan echar en la caja tonta, y además da para quedar con los amigos o la familia y tomarse una horchatita bien fresquita a la salida. Porque sí. Porque hay vida más allá de las olimpiadas.

Además de los valores que transmite el argumento -que no os pienso desvelar- me asombra lo bien que está hecha. Y el truco es... la tercera dimensión. No son dibujos planos, como aquellos de Blancanieves; es un mundo en 3D, muchísimo más real.

Lo mismo ocurre con la vida. Más allá de lo que tengo delante de mi natiz, más allá de lo que alcanzan a ver mis ojos, un poco más arriba, las cosas son más... sí, más reales. La altura da esa tercera dimensión.

Ya lo decía aquel profesor del Club de los Poetas Muertos cuando hacía a sus alumnos subir a los pupitres y mirar a su alrededor para enseñarles que hay una forma diferente de ver lo de siempre. A veces hay que subirse a un pupitre, a una montaña, o a un avión; o simplemente levantar los ojos al cielo en una puesta de sol o cerrarlos en silencio en tu propio cuarto, para darse cuenta que las cosas no son lo que parecen. Porque más allá de nuestras poca visión humana, Dios, que sabe más, domina el tema. Y querer ver las cosas desde sus ojos es entrar en un mundo 3D: es ponerse aquellas gafas de plástico que tenían una lente roja y otra azul, para ver la peli en perspectiva. Y encontrarle su sentido.

Y acabo agradeciéndoos de nuevo que me aguantéis estos rollos con tanto cariño y fidelidad. Porque voy a 1000 visitas a la semana. Y de veras que me tenéis asombrada. Gracias. 17.001 gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tambien fui a ver Wall-e y he de decir que quede maravillada de lo bien hecha que estaba y de la moraleja que nos deja,incluso en el contexto en que se basa
Sin palabras

angelito dijo...

me gusta mogollón el invento del cine cuando hay argumento y como en este caso cuando te trasporta a espacios y mundos... al ver a la maquina haciendo su trabajo, entre polvo y latas, me acordé de un cuentito que quiero compartir... podría titularlo "cómo hacer un cielo en la tierra", si. pero vamos a la historia: se trata de un santo que habia tenido una vida larga y feliz y un angel que se le aparece de parte del Todopoderoso porque ha llegado la hora de llevarle a las moradas eternas...
- agradezco muy de veras el amor de mi Buen Dios pero me pillas sin hacer la colada y no se pueden quedar asi de sucios los platos y cubiertos, no quiero parecer desagradecido pero ¡no se podría retarsar el viaje hasta que acabe la tarea?
la mirada del angel le miro complaciente con esas miradas que tienen los angeles subidos y dijo algo asi como "veremos que se puede hacer", desaparecio y alli quedó el santo haciendo la colada...
de nuevo aparecio el angel y esta vez lo pilló en la huerta escardando en el cultivo... la coversación fue parecida y el angel subió de nuevo a los cielos mientras el santo quedaba trabajando el suelo con su azada...
y el angel volvió y pilló anuestro hombre pintando los graneros y de nuevo el angel se esfumó y quedó aquel con la brocha en la mano acabando su tarea...
una nueva visita. esta vez le pilló en el hospital llevando agua fresca a los enfermos y el espiritu celeste abrió las alas con resignación y raudo subió a donde estaba...
y acabo: esa noche el santo varón pensó en el angel y en toda la faena que le estaba dando dándole largas; de repente se sintió cansado, suspiró y oro con estas o parecidas palabras:
- Señor, si me vuelves a mandar tu mensajero con gusto lo recibiré.
Y dicho y hecho: al instante como un rayo de luz el angel apareció en su estancia
- Si vienes a llevarme, estoy dispuesto a establecer mi morada en la eternidad...
el angel le abrazó tiernamente con sus alas y le dijo en blando susurro:
- es en este amor que aqui has vivido donde tienes tu cielo y tu morada que nadie podrá jamás arrebatarte... tu corazón abierto es tu cielo eterno... y amarás y gozarás por los siglos de los siglos porque dios mora ya en tu corazón

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