Si soy hija de Dios es por Él ("Nadie va al Padre si no es por Mí"); no hay otro camino para la felicidad. Marcho segura tras sus huellas, porque Él es la Verdad (Tú eres mi Pastor: tu vara y tu cayado me sosiegan). Vivo con esperanza por Él, porque sé que es Vida que llega a plenitud.
Es cierto que en el camino hay lobos, voces que nos atemorizan. Pero la suya es más fuerte, es más fierme, y no engaña...
Hace 3 años, en la Plaza de S.Pedro, escuché en directo estas palabras:
"¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!(...) ¿Acaso no tenemos todos de algún modo miedo –si dejamos entrar a Cristo totalmente dentro de nosotros, si nos abrimos totalmente a él–, miedo de que él pueda quitarnos algo de nuestra vida? ¿Acaso no tenemos miedo de renunciar a algo grande, único, que hace la vida más bella? ¿No corremos el riesgo de encontrarnos luego en la angustia y vernos privados de la libertad?(...) ¡No! quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada –absolutamente nada– de lo que hace la vida libre, bella y grande. ¡No! Sólo con esta amistad se abren las puertas de la vida. Sólo con esta amistad se abren realmente las grandes potencialidades de la condición humana. Sólo con esta amistad experimentamos lo que es bello y lo que nos libera(...) ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo, y encontraréis la verdadera vida".
Ya tengo materia para la oración de este domingo. ¿Vosotros no?
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