Me he equivocado en muchas cosas. Seguramente no más que cualquier otra persona. Pero yo siento la llaga bien abierta, porque las últimas decisiones han sido todas erróneas (con una excepción brillante: ¡NICARAGUA!). Y eso daña el orgullo, y el ánimo. Echo de menos mi vida, la que dejé hace unos meses. Esos "mis" en general, la estabilidad que dan las pequeñas raíces que echamos.
Me equivoqué. Y que sea "El pensamiento negativo" el que saque el lado positivo del tema no deja de tener ironía. Dice así: "Equivocarse no es hacerlo mal a conciencia. Es más bien tomar un riesgo y sufrir su no-éxito.(...) Equivocarse implica romper, cortarse, sufrir, mirar, reflexionar, curarse, y tener la oportunidad de volver a construir algo nuevo que sea mejor que lo anterior (...) es tener la oportunidad de aprender".
Cuando emprendes un camino y te das cuenta que lleva derechito a un muro, ¿queda otro remedio que dar media vuelta y buscar otra vía? Una cosa sí he tenido la oportunidad de aprender: que por aquí no es. Dios dirá por dónde.
Como decía Angelito en su comentario de esta mañana, citando a mi amigo Migueli: "¡Sin rendición!"
1 comentario:
Hola Esther!!! Cuanto tiempo!!
Sabes? Creo que en esta vida nos vamos a equivocar muchas veces, todavía no conozco a nadie que no lo halla hecho alguna vez.
De hecho, pienso que de los errores se aprende y mucho, y nos va dando fortaleza y conocimiento de las cosas.¿No crees?
Uno se equivoca y vuelve a empezar, sin darle más vueltas,.....
Un abrazo
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