Hadasita todvía no sabe escribir: es demasiado pequeñita. Pero sí garabatea su nombre. Una tarde que yo estaba con mi ordenador y ella con sus plastidecores haciendo Picassos en papel reciclado, me dijo:
- Píntame una "A".
Y yo, obediente como Saint Exupery con su Principito, le pinté la A. ¡¿Qué otra cosa podía hacer?! Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer.
- Ahora píntame una "D". Y una "S".
Cordero, carnero, caja... Y continué dándole al teclado. Al ratito descubrí la obra de arte que mi niña había conseguido hacer solita:
No quise corregirla. Ya tendrá tiempo de aprender lo que es una "H", y por qué su nombre lleva una letra que no se pronuncia. Pero sí aproveché para explicarle que la "A" es una letra que tenía que memorizar bien para no olvidar nunca. Porque con ella se escriben las palabras más importantes. Por ejemplo "papá", o "mamá", o "Adasa" mismo...
Una letra antigua para empezar un día nuevo. Así ha descrito la "A" un buen amigo en un email que acabo de leer. "A" de Amor, que es lo único que cuenta. He cerrado el correo y me he acercado a la cunita de mi niña, que todavía dormía. La he despertado a besitos, como hago siempre, como se debe hacer con los peques. Y después del "Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía" y el resto de sus oraciones, le he dicho:
- Hadasita, ¿te acuerdas de lo que te conté de la letra "A"?.
- "A" de "papá"; "A" de "mamá"; "A" de "Adasa".
- "A" de "Amor", mi niña. Que no se te olvide nunca. "A" de "Amor". En eso es en lo único que merece la pena crecer. Ese será nuestro trabajo hoy, ¿quieres?.
Y con un "¡¡¡¡¡SIIIIIIII!!!!!!" ha pegado un bote de la cama y se ha ido a lavarse la carita. Comenzamos el día con una letra antigua... y un mandamiento siempre nuevo.
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