Disculpad la brevedad de mis entradas estos días. Pero es que escribo desde el móvil. Estoy en el pueblo, haciendo uso del menos común de los sentidos, huyendo de las fallas como buena valenciana sensata. Y me he encontrado con un acuario en un establecimiento. Me ha hecho gracia, alguno que yo me sé sabe por qué. Pero también me ha dado que pensar... Esos bichitos ahí están, nadando, tranquilos. No se agobian por nada, no les remuerde nada, no se preocupan por nada. Viven el presente con absoluta paz. Y me dan cierta envidia, la verdad.
Yo quisiera algo así en mi vida. Pero sin renunciar a una cosa que es propia y exclusiva de mi especie: la libertad. Quiero ELEGIR la confianza. Y sentirme en los brazos del Amor como pez en el agua. Tanto le doy vueltas a este deseo mio, que espero que el Señor me mire con gracia y me lo conceda. ¿No hacen así los niños?. Mi Hadasita no tiene ninguna duda. Me mira con cara de pillina, como si tuviese una especie de acuerdo secreto con Dios sobre mí. Sé que me estoy perdiendo algo... seguro que bueno.
2 comentarios:
Pecera... así llaman a la cárcel, que es donde tengo yo a medio barrio. Porque este es un barrio de mujeres. Porque los hombres, ésos invisibles, están allí dentro. Porque decidieron coger un camino y no otro.
Que una Tesita no puede dejar de ser lo que es, lo mismo que un gato no puede desgatarse y dejar de ser lo que es. Pero el hombre sí puede deshumanizarse. Porque es libre. Por eso puede ir contra su propia naturaleza y hacer lo contrario a lo que naturalmente se esperaría que hiciera... Que si voy por la carretera y veo un accidente, lo normal es que me compadezca de mis congéneres y pare y eche una mano. Pero también puedo decir ahí se quedan y paso...
Vale. Ayer tuvimos penitencial en la Parroquia. Y la gente se acusa de sus pecados, etc. Todo el mundo los tiene, incluso los no creyentes. Pero anoche la gente los confesaba. En cambio oigo muchas veces aquello de "yo no me arrepiento de nada"... Cuando oigo eso me digo que quien habla es gente irreflexiva, precisamente porque "corregir es cosa de sabios" y porque lo normal es que uno evolucione, madure y progrese. Pero voy a los penitentes... Yo les decía que sí, que fallamos mucho pero también estamos intentando acertar. HAMARTIA es fallar y no atinar en eso que vemos como bien. Pero lo grande es que las personas humanas aspiran a la perfección, a la superación. Más aún, hay quien desde que empieza el día hasta la noche están ejerciendo su libertad que es no sólo poder hacer sino tener la capacidad para acertar con el bien, que diría el de Hipona San Agustin.
Como bien dices, los peces lo tienen fácil. También la Tesita. Les basta ser lo que son. Per a nosotros se nos pide un plus. Toda la creación, grande como es, sigue las leyes establecidas por el buen Dios: los astros en sus órbitas, etc. Nosotros somos los que podemos elegir qué hacer.
Por otra parte esto me lleva a una gran consolación sobre si nos sale bien o mal eso que hacemos cada día... Seguramente un robot haría todo mucho mejor y más perfecto que un humano. Pero estaría carente de un componente precioso que sí tenemos nosotros. Y es que no le pondría corazón a lo que hace. Nosotros podemos vivir apasionadamente, podemos vivir desviviéndonos en la entrega, a muerte por la vida. Nosotros -libérrimos- podemos hacer que la vida tenga grados, temperatura, solera y hasta AMOR, esa chispa que es participación de Dios.
Yo iba a comentar algo pero tras leer a Ángel me he dado cuenta de que cualquier cosa que diga no va a tener nada de peso en comparación con esa pedazo de reflexión... Gracias a los dos, por inspirar mi oración y ayudarme a ordenar mis pensamientos y sentimientos con vuestras palabras.
Cuando leí la entrada por primera vez esta mañana, no pude evitar recordar un poema de Miguel Hernández que aprendí en mi niñez:
El pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como encontró, vivía
brillantemente sombrío.
Y el agua le sonreía.
Tan sombrío llega a estar
que el agua no le divierte;
y después de meditar
tomó el camino del mar,
es decir, el de la muerte.
Reíste tú junto al río,
niña solar. Ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua le sonreía.
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Fíjate, tanto cuando vivía sombrío como cuando dejó de estarlo, el agua le sonreía. De todos es sabido que un pez no puede sobrevivir fuera del agua, por tanto, el agua es sinónimo de vida, en este poema. La vida siempre le sonreía, aunque él no pudiera verlo ni disfrutarlo, preso de ese aire sombrío.
Lo mismo nos pasa a nosotros: la vida a veces nos duele, a veces nos hiere, a veces nos cansa, no es fácil, no es coherente... No es perfecta, pero a pesar de todo, la vida es bella. Siempre.
Y sobretodo, sean cuales sean las circunstancias de nuestra vida en cada momento, Dios está con nosotros, amándonos hasta el extremo. Y ojalá, tal como deseas, nos conceda una consciencia permanente de su Amor, una perenne confianza en Él, y que toda nuestra vida sea para Gloria suya y santificación nuestra.
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