Me dicen que me ven muy bien, que si voy al gimnasio.
Me va a tocar decir que sí, aunque no estoy matriculada en ninguno.
Mis ejercicios son variados, y los realizo en distintas instalaciones.
Me levanto a las 6 de la mañana, y empiezo con uno de oración.
Seguido de desayuno, preparación de clases,
estudio, casa, compras, ducha.
estudio, casa, compras, ducha.
Luego carrera hasta el bus, y maratón por los pasillos del colegio,
con 50 minutos de ejercicios de lengua y mates intercalados.
Sigo corriendo hasta casa,
comida ligerita, 5 minutos rápidos, y paseo con Tesa.
comida ligerita, 5 minutos rápidos, y paseo con Tesa.
Y vuelta a toda velocidad al bus, a las aulas,
a los pasillos, a las clases.
a los pasillos, a las clases.
Salgo pitando y ahí, depende del día, la carrera se direcciona
o hacia la Avenida del Puerto, o hacia Blasco Ibáñez,
o hacia el centro o a mi propio barrio;
o hacia el centro o a mi propio barrio;
o -si es en coche- por cualquier rincón de la capital.
Mis pies me llevan al fin a casa, ya anochecido,
para salir deprisa a otro paseo con Tesa.
Y de vuelta, después de un simulacro de cena,
mindfulness, oración, estudio, lectura,
lavadoras, aspirador, cocina, ganchillo,
cine, música, palabras, silencios,
redes sociales, caricias y besos.
Y en la cama no me meto: Jesusito de mi vida y me desplomo.
Y se me pasan las 5 escasas horas de sueño en un suspiro.
Una vida absolutamente normal,
pero -como casi todas- a la altura de un atleta
preparando una maratón. ¡Anda que no corro! ¡Vuelo!
Y sí: se llega a todo. Al trabajo, al estudio, a la casa,
en zapatillas de deporte y hasta a veces en tacones.
Sin anfetaminas, ni ginseg, ni siquiera la socorrida cafeína.
El truco, como en el gimnasio, está en el entrenamiento diario,
en la constancia, en la autodisciplina, en coger fondo.
La energía, fortaleza, ánimo y empuje lo da Dios.
Punto. No hay otra.
No es mi fuerza, es su Gracia.
¡Bendito seas, Dios de mi vida,
porque me entrenas mejor que nadie, y con resultados visibles!
¡A Ti la gloria por siempre!. Amén.
2 comentarios:
Y dijo Dios: Sea la luz! y corrió a 300.000 km/sg...
Luego vinieron los ángeles -que también vuelan y por eso se les pintan con alas- y vino la música (como en 2001, una odisea del espacio) porque había que trabajar y colocar millones y millones y millones de mundos a cual más interesante.
Luego vino todo el baile del mundo material y sus fuerzas, spines, químicas y magnetismos... y fue como en una verbena de verano llena de luces y luceros en la que todo el mundo se relaciona con todo el mundo y está hasta las tantas sin cansarse porque la cosa va de lo más bien. Y quizás así le vino a Dios lo de que todas las personas del mundo celestial podían y debían encontrarse con las de la materia corporal, y entonces empezó la llamada historia en el tiempo. Una historia que se hizo sagrada con el ser humano, con sus infinitas aventuras por ser persona y tener esa alta vocación de subir a lo más alto. Y ahí es cuando nuestro tiempo sí que corrió. Porque tenía prisa por vivir las eternidades de las personas del mundo celestial que conoció.
Y es por eso que vino y sigue viniendo ese río caudaloso que son los afanes (y a veces desmanes) humanos... porque en nuestro se llevamos eso que ensayar los mil modos y maneras para acertar con lo que es bueno de veras... y por ahí, rápido siempre, el inconformismo, la ambición, el tesón; por ahí se discurre y se deriva y se retoma la vida y se relanza nuevamente y cada día la vida se acontece. Que es eso vivir: Ser "transistóricos", "neumáticos", pluri sucedidos encarnados que luego se recuerdan y se recomponen reviviéndolos, versionándolos, haciéndolos respuestas rapidísimas en busca de ese epífenómeno que se expande y perfecciona que quiere dar con lo sublime (y yo ya me entiendo...y creo que tú también me captas) Porque es así como llegas a todo y a todos -como el Fénix, siempre ardiente- que en ese afán te vives cada día: No sólo por llegar sino por hacerlo de modo "diplomático y con premio", ese de quedarte satisfecha y contenta de esas carreras tan logradas y con nota.
Y aunque no siempre se sale en ese punto sublime, mañana viene el reto y probaremos de nuevo la conquista de la cumbre... y -siempre- a la velocidad de nuestro ingenio y con esa chispa de la Gracia que -cual música- suena y retumba en el pecho acompañándonos para dar ritmo y no perder ni aliento ni compás en lo que hacemos.
Dedicada para ti esta genial escena... https://www.youtube.com/watch?v=yE9X2RC0Vj0
Como ya nos vamos conociendo algo, sabrás que una de mis frases favoritas es esa que dice "todo lo puedo en Aquel que me conforta", seguido de ese versículo de cierta carta de San Pablo que dice "no soy yo, sino Él que habita en mí". Y también que siempre te doy las gracias por tu Sí, porque está claro que es Dios quien hace las cosas, pero a través de ti: y si tú desde tu libertad le hubieses dicho que no, pues no podría haber hecho nada. Se sirve de ti para todas esas cosas que haces durante el día, y que sirven para Gloria suya y santificación tuya, que obedeces y transmites el amor de Dios, y nuestra, que podemos reconocer ese amor que se manifiesta a través de ti y que nos insta a su vez a cumplir la voluntad de Dios. Así pues, si bien físicamente parece que vayas al gimnasio (doy fe), lo que también está claro es que tienes un alma muy bien ejercitada, con el mejor de los entrenadores personales como guía, y con un programa de ejercicios fuera de serie. Ánimo y a seguir así. ¡B7s!
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