"ser valiente no el sólo cuestión de suerte".
¡Y tanto que no!
¿Qué tendrán que ver los churros con las merinas?.
Ser valiente tiene que ver más con otras cosas:
Con una apuesta seria a favor de uno mismo o de otro.
Con superar los propios límites.
Con estar dispuesto a hacerse algún daño en el camino.
Con ir de frente hacia la dificultad para superarla. Con no huir.
Con el esfuerzo, una y otra vez, hasta lograrlo.
Me da igual si hablamos de la valentía necesaria para subir a un caballo, lanzarse en ala delta, declarar tu amor a una persona, aprender a conducir a los 40, intentar arreglar un conflicto familiar, confesar la propia fe, volar en avión o correr un maratón.
Pon aquí lo que quieras, que para todo sirve.
Por ejemplo, para aprobar una oposición.
Yo ayer me enteré que no había pasado el corte del primer examen.
Por 0,33 décimas. ¡Sólo por 0,33 décimas!
Exactamente por lo que me restó haber contestado UNA pregunta mal.
Después de un año entero de machacarme
preparando ese examen como una auténtica bestia.
No os diré que no me da rabia, o que no he llorado, porque mentiría.
Aquí una tiene su corazoncito.
¡Pero es que me he convertido en una tía muy valiente!
Porque hay que ser muy valiente para recomenzar,
para agarrar la agenda y volver a programar: tema 1...
Para no tirar la toalla y meterse de nuevo a fondo,
convencida de que la próxima sí que sí.
Porque estoy segura.
Porque las cosas que me pasan no son fruto de la suerte.
Porque a mí me cuida un Padre Bueno,
que me tiene preparado lo mejor en el 2020.
¡No lo dudo!.
No es un salto al vacío. Yo al otro lado tengo Quien me agarre.
Porque sí: ser valiente es cuestión de confianza.
Os dejo la descripción gráfica, para que lo veáis más claro,
deseándoos a todos mucho ánimo con vuestros retos,
y que seáis muy muy valientes.
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