lunes, 8 de febrero de 2016

Flores en el camino

Sarah, la dulzura de niña que aparece junto a mí,
ha querido regalarme una flor.
Me la ha dibujado en la mano.
Yo le he explicado que me iba a duchar
y que se me borraría enseguida.
Pero a ella eso no le ha importado:
lo que le importaba es que, mientras,
su flor estuviera conmigo.
Las cosas efímeras, como las flores
(y si no que se lo pregunten al Principito)
a veces duran para siempre.
De momento aquí dejo la imagen,
para la posteridad.
¡Gracias, mi pequeña gran Sarah!

1 comentario:

Angel dijo...

Te cuento la teología del berbiquí… Tranqui, no hace falta que busques la palabra que ya te cuento lo que dice wikipedia… Pero antes permite que te recuerde que tu padre tenía uno en aquella caja de herramientas (pista número uno) que manejaba cuando se metía en los bricolajes del chalet de la Eliana.
La herramienta en cuestión tiene una forma y un mecanismo curioso, donde la ciencia física aprovecha la tracción animal para lograr un taladrado perfecto (segunda pista). Por supuesto, cuando veas el instrumento, te retrotraerás a los tiempos en que la gente corriente tenía la sana costumbre de hacer los apaños en casa sin necesidad de llamar a un técnico. Pero lo mejor es que era totalmente ecológico y tenía otras virtualidades que despertaban a los peques la ilusión de hacer “como hacen los mayores”…
Bueno, abundando en esta introducción, decirte que el nombre de este curioso manubrio fue en su tiempo un neologismo proveniente del francés y del holandés…
Paciencia, ya llego… Me parece que el invento trata de una transformación de energías… de pasar de una potencial a una cinética, sólo que en este caso no hay altura y gravedad sino horizontalidad y peso del operario que aplica la presión (fuerza en un punto mínimo de superficie) para lograr la perforación deseada…
No es tontería clavar un clavo. De hecho muchos lo intentan a martillo y se lesionan. Hay que tener los cinco sentidos en lo que se hace. Y si uno “va por nota” se da cuenta que, a la hora de clavar, el tornillo da 30 vueltas a la puntas, alcayata o parecido que se tercie, pues se asegura muchísimo más en el medio que perfora.
¿Y dónde voy con tanta teckné? Sencillamente a que los chicos somos así… concentrados en la eficacia, en conseguir el óptimo resultado de las cosas… Las chicas sois en eso maucho más “desmañás”; de hecho estas cosas –clavar un clavo- es algo que os supera. Lo de la fuerza se lo dejáis por sistema a los chicos… A vosotras os va otro tipo de cosas, más fútiles e inútiles. Cosas como “clavar” una flor en la palma de la mano… algo vano e inane/o para nosotros que no entendemos que haya cosas tan leves perduren tanto en el corazón, allá donde lo invisible a los ojos es lo que definitivamente permanece.
La teología es esta: Tecnología divina de máxima importancia es derribar a los grandes y fuertes, y galardonar a los humildes que tienen un rinconcito ahí dentro que llaman corazón.
Y para ampliar bibliografía te dejo la imponente torre del valle de Senaar y los cinco chinarros (que con uno bastó) para derribar a aquel tanque gigante acorazado que era el animal de Goliath.

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