Tiene 20 años, y la mirada más limpia que he visto en mucho tiempo. Se llama María (no podría llamarse de otra manera). Me cuenta que es feliz. No hay doblez alguna: su sonrisa es sincera, le brota de forma continua, como a los enamorados. Vive en Barcelona, pero ha pasado unos días aquí, y no quería marcharse sin verme.
Hace un tiempo yo fui profesora suya, aunque siempre aprendí mucho de ella. No sé si algún día volveré a las aulas y encontraré esa limpieza en otros ojitos. Pudiera ser. De vez en cuando se ven milagros. Lo que sí sé es que hoy, de vuelta a casa, me he sentido un poco más reconciliada con mi historia; porque de alguna manera María es mía... y es feliz.
3 comentarios:
Ser profesora debe ser una de las profesiones mas gratificantes que existan. Yo aún recuerdo con verdadero cariño profesores que marcaron mi vida. Me alegro de que hayas tenido esa satisfación
Te aseguro, M Jesús, que ser profesora HOY es una de las profesiones menos gratificantes que existen (sector nº1 en bajas por depresión: por algo será); que no sé si muchos de los centenares de alumnos que tenemos consiguen aprender algo de nosotros, lo que sea (¿tal vez uno de cada... 3000?); y que los que deciden ser profes hasta el final son santos fijo, diría casi que mártires... desde luego heróicos sin duda. Aunque de vez en cuando entre los años y los cursos y las aulas, surja milagrosamente -y descubras- esa mirada limpia, EXCEPCIONAL en los dos sentidos de la palabra.
me he puesto anavegar un poquillo por aqui y enocntre esto,. No sabes cuanto bien me ha hecho leerlo. algun dia te explicaré. Pero mil gracias
Sí, soy tuya, y soy feliz.
María
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