- ¿Y cuándo lo veremos?
- No estoy segura. No creo que tengamos que esperar ya mucho.
- ¿Tú lo sientes?
- ¡Cada día más!
- ¿Se mueve mucho?
- ¡Mucho!
- ¿Y no te pesa?
- Algún ratito. Pero estoy tan contenta que en seguida se me pasa y vuelvo a sentirme ligera. Aunque claro: con Él tengo que cuidarme más. No puedo hacer cosas peligrosas.
- ¡Pero si tú nunca has hecho nada peligroso!
- ¡¿Cómo que no?! ¡Me casé contigo!...
Se escuchan risas...
José abraza a María.
Y en el invierno de los siglos estalla una intensa primavera.
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