El Dios de los Ejércitos no ha caducado.
Después de ser nombrado así
más de 200 veces en el Antiguo Testamento
más de 200 veces en el Antiguo Testamento
no se dio de baja con el Nuevo.
Él sigue encabezando nuestras batallas,
y su Justicia no se hará esperar mucho más.
Jesús decía, en el Evangelio de ayer,
que la Palabra que proclamaba se cumplía hoy.
que la Palabra que proclamaba se cumplía hoy.
Y la Palabra en concreto era ésta:
(Isaías 61, 1-3).
Ese día de venganza para nuestro Dios,
en el que serán consolados todos los que están de duelo,
es un día de Misericordia que anhelo con toda el alma.
Mi Dios no se quedará callado indefinidamente.
Abatirá a mis enemigos, los que luchan contra mí,
fuera o dentro de mí misma.
Y cambiará mi abatimiento por un canto de alabanza.
¡Que tiemble quien me hace temblar!
¡Que llore quien me arranca estas lágrimas!
Hoy resuena con fuerza en lo más hondo de mi corazón:
El Señor de los Ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar -sigue siendo hoy- el Dios de Jacob.
(Salmo 46,7)
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