Hoy he tenido el privilegio de ver una película que todavía no se ha estrenado ni en nuestro idioma ni en nuestro país. Es una versión de la obra maestra "El Principito". Me ha parecido conmovedora, como todo lo que tiene que ver con el libro. A mi Hadasita le vuelve loca, se lo he leído varias veces, y se sabe muchos fragmentos de memoria. A ella, como a Antoine de Saint Exupéry, le asombra que haya personas que no lo sepan entender.
Yo conozco a una persona adulta que tiene una rosa, un zorro, un cordero, una puesta de sol, un pozo, el color del trigo y una estrella que ríe, y aún no se ha dado cuenta. Tiene "El Principito", porque yo misma se lo regalé. Pero todavía no ha tenido tiempo -o no se ha atrevido-, y no lo ha empezado. Lo hemos estado hablando mi niña y yo esta tarde, y hemos decidido leérselo a poquitines todas las noches. Porque es un tesoro que nadie se debe perder.
Y doy gracias al Buen Dios por haberme recordado, con esta película, que de entre todas sus rosas yo soy única en el mundo, puesto que soy la que Él cuida, riega y protege. Y le pido que no haga caso de mis palabras, sino del pequeño aroma que a veces puedo ofrecerle. Y que cuide de mi Hadasita para que jamás se me haga mayor...
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