Ironías de la vida. El dicho popular canta "año nuevo, vida nueva"; pero la gente parece poner en práctica justo lo contrario: "año nuevo, ¡rápido, se acaba el mundo! ¡comamos y bebamos y... que queda poco tiempo!". Por lo visto, lo de la vida nueva, está de adorno.
En nuestra casa el año nuevo comenzó ayer. ¿Por qué no?. Esta noche ni saldremos, ni beberemos, ni haremos nada que no podamos hacer mañana. Yo me he confesado, Hadasita está ordenando sus libros y juguetes, y a Tesa le hemos dado un buen baño. Somos bichos raros, de ésos que opinan que el orden y la limpieza ayudan a recomenzar. Estrenamos agenda, llenita de hojas en blanco, que espero que acaben rebosando Vida.
Desde aquí os deseamos un muy feliz 2009 -que no tiene por qué ser próspero: gracias a Dios la felicidad y la crisis son compatibles-; y que la VIDA NUEVA se imponga a la vaciedad, al sinsentido, a la hinchazón de lo efímero. Un recuerdo especial a la gente de Nicaragua: conoceros ha sido, sin duda, lo mejor del 2008.
miércoles, 31 de diciembre de 2008
martes, 30 de diciembre de 2008
Gracias
domingo, 28 de diciembre de 2008
Pero no todo es gratuidad
Hay cosas que no se pueden comprar, pero no por eso son gratuítas.
Yo, por ejemplo, no creo en la gratuidad del amor.
Creo que un amor que no es recíproco no es un amor sano. No sólo no enriquece al que ama, sino que lo humilla, lo quema, lo destroza.
No creo a las personas que dicen amar sin esperar nada a cambio.
Y no se trata de un comercio. Sino de la esencia misma del amor, que pide ser correspondido.
Y no tengo más que recordar la decepción y tristeza profundas que sintió el mismo Jesús cuando sus amigos lo dejaron tirado en el momento crucial, para darme cuenta que no estoy tan lejos de la verdad.
Amor con amor se paga.
Porque no hay nadie que pueda vivir sin amor. Como nadie puede vivir sin aire.
¿Qué hubiese sido de María sin el amor de José? ¿Y de José sin el de María? ¿Y del Niño sin el de José? ¿Y de José sin el del Niño? ¿Y del Niño sin el de María? ¿Y de María sin el de su Hijito? Por eso se llaman familia: no porque no tuvieran problemas, sino porque se amaban los unos a los otros. Ese amor es lo que celebramos hoy. Por eso es fiesta. Sí: ¡el amor es una fiesta!
Gracias a todos los que me queréis, así, tal como soy. ¡Gracias, familia!
Yo, por ejemplo, no creo en la gratuidad del amor.
Creo que un amor que no es recíproco no es un amor sano. No sólo no enriquece al que ama, sino que lo humilla, lo quema, lo destroza.
No creo a las personas que dicen amar sin esperar nada a cambio.
Y no se trata de un comercio. Sino de la esencia misma del amor, que pide ser correspondido.
Y no tengo más que recordar la decepción y tristeza profundas que sintió el mismo Jesús cuando sus amigos lo dejaron tirado en el momento crucial, para darme cuenta que no estoy tan lejos de la verdad.
Amor con amor se paga.
Porque no hay nadie que pueda vivir sin amor. Como nadie puede vivir sin aire.
¿Qué hubiese sido de María sin el amor de José? ¿Y de José sin el de María? ¿Y del Niño sin el de José? ¿Y de José sin el del Niño? ¿Y del Niño sin el de María? ¿Y de María sin el de su Hijito? Por eso se llaman familia: no porque no tuvieran problemas, sino porque se amaban los unos a los otros. Ese amor es lo que celebramos hoy. Por eso es fiesta. Sí: ¡el amor es una fiesta!
Gracias a todos los que me queréis, así, tal como soy. ¡Gracias, familia!
sábado, 27 de diciembre de 2008
Cosas que no se pueden comprar
Supongo que no hace falta que os cuente que Papá Noel no viene a mi casa. Ni tengo chimenea, ni le dejo abierta la ventana, ni le atendería al telefonillo si me llamara. Porque la noche que le da por pasearse por la ciudad me suele pillar ocupada con algo más importante: la celebración del cumpleaños de mi Niño Dios. ¿Quién de vosotros abriría al revisor del gas en plena celebración de sus bodas de plata, por ejemplo?: no tiene sentido.
El caso es que el Pequeño de Belén sí suele hacerme algún regalito extra esa noche. Este año me ha traído un libro interesante: "El líder de la manada", de César Millán (el encantador de perros). El mensaje para mí estaba en la página 23. Dice: "Con dinero podrás comprarte un buen perro, pero no comprarás con él el meneo de su rabo". La cita es de un tal Josh Billings.
Me parece una frase realmente iluminadora. Crisis arriba o abajo, hay cosas que no se pueden comprar. Y no porque sean muy caras, sino porque no tienen precio. Lo siento muchísimo por los establecimientos que en estas fechas hacen su agosto; lo siento por los consumistas enfermizos;no hay tiendas para las cosas importantes...
¿Cuánto estaría dispuesta a pagar por una sonrisa sincera?
¿Cuánto por volver a jugar, sin prisas, sin miedo a mancharme, sin la tensión de tener que ganar la partida?
¿Cuánto vale el afecto?
¿Cuánto hubiese estado dispuesta a pagar por Tesa si hubiese sabido lo rebuena que era?
¿Por cuánto compraría un buen amigo?
¿Cuánto valen esos cafés que te curan por dentro, porque lo tomas con el azúcar de la escucha mutua?
¿Cuánto pagaría por una llamada de teléfono reconciliadora?
¿Cuánto por una puesta de sol a orillas del Pacífico?
¿Cuánto por un "te quiero" recíproco, que llene de luz hasta los días más nublados?
¿Cuántos años tendría que ahorrar si le pusieran precio a una conciencia tranquila?
¿Cuánto vale mi mañana? Sí, ¿cuánto pagaría por volverme a levantar mañana?
¿Qué cuesta un kilo de esperanza?
¿Sabéis por qué no se venden estas cosas, por qué se tienen que regalar?: porque son sagradas. Y poner precio a lo sagrado es prostitución. Y no encuentro nada que sea más contrario a la Navidad.
Tesa, bolita de pelo: aquí un regalito para tí, gratis, porque te quiero.
Es un pequeño vídeo de nuestros juegos nocturnos.
Me alegro que te guste... se te nota en la colita...
El caso es que el Pequeño de Belén sí suele hacerme algún regalito extra esa noche. Este año me ha traído un libro interesante: "El líder de la manada", de César Millán (el encantador de perros). El mensaje para mí estaba en la página 23. Dice: "Con dinero podrás comprarte un buen perro, pero no comprarás con él el meneo de su rabo". La cita es de un tal Josh Billings.
Me parece una frase realmente iluminadora. Crisis arriba o abajo, hay cosas que no se pueden comprar. Y no porque sean muy caras, sino porque no tienen precio. Lo siento muchísimo por los establecimientos que en estas fechas hacen su agosto; lo siento por los consumistas enfermizos;no hay tiendas para las cosas importantes...
¿Cuánto estaría dispuesta a pagar por una sonrisa sincera?
¿Cuánto por volver a jugar, sin prisas, sin miedo a mancharme, sin la tensión de tener que ganar la partida?
¿Cuánto vale el afecto?
¿Cuánto hubiese estado dispuesta a pagar por Tesa si hubiese sabido lo rebuena que era?
¿Por cuánto compraría un buen amigo?
¿Cuánto valen esos cafés que te curan por dentro, porque lo tomas con el azúcar de la escucha mutua?
¿Cuánto pagaría por una llamada de teléfono reconciliadora?
¿Cuánto por una puesta de sol a orillas del Pacífico?
¿Cuánto por un "te quiero" recíproco, que llene de luz hasta los días más nublados?
¿Cuántos años tendría que ahorrar si le pusieran precio a una conciencia tranquila?
¿Cuánto vale mi mañana? Sí, ¿cuánto pagaría por volverme a levantar mañana?
¿Qué cuesta un kilo de esperanza?
¿Sabéis por qué no se venden estas cosas, por qué se tienen que regalar?: porque son sagradas. Y poner precio a lo sagrado es prostitución. Y no encuentro nada que sea más contrario a la Navidad.
Tesa, bolita de pelo: aquí un regalito para tí, gratis, porque te quiero.
Es un pequeño vídeo de nuestros juegos nocturnos.
Me alegro que te guste... se te nota en la colita...
jueves, 25 de diciembre de 2008
Lo que yo celebro en Navidad
"Millones de años después de la creación, cuando la tierra era materia incandescente, rotando sobre su eje;
millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra;
miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos, capaces de recibir el Espíritu de Dios;
unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba;
unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto;
unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta Samuel;
unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria por decreto de Ciro, rey de los persas;
en la 194 olimpiada de los griegos;
el año 752 de la fundación de Roma;
el año 42 del reinado del emperador Octavio César Augusto;
estando el universo en paz:
El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido salvar al mundo con su venida, concebido por obra del Espíritu Santo, transcurridos los nueve meses de su gestación en el seno materno, en Belén de Judá, hecho hombre, nació de la Virgen María, Jesús, Cristo".
(Antífona de entrada de la Misa del Gallo).
¡¡¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD A TODOS!!!
millones de años después de brotar la vida sobre la faz de la tierra;
miles y miles de años después de que aparecieran los primeros humanos, capaces de recibir el Espíritu de Dios;
unos mil novecientos años después de que Abrahán, obediente a la llamada de Dios, partiera de su patria sin saber a dónde iba;
unos mil doscientos años después de que Moisés condujera por el desierto hacia la tierra prometida al pueblo hebreo, esclavo de Egipto;
unos mil años después de que David fuera ungido rey de Israel por el profeta Samuel;
unos quinientos años después de que los judíos, cautivos en Babilonia, retornaran a la patria por decreto de Ciro, rey de los persas;
en la 194 olimpiada de los griegos;
el año 752 de la fundación de Roma;
el año 42 del reinado del emperador Octavio César Augusto;
estando el universo en paz:
El Hijo de Dios Padre, habiendo decidido salvar al mundo con su venida, concebido por obra del Espíritu Santo, transcurridos los nueve meses de su gestación en el seno materno, en Belén de Judá, hecho hombre, nació de la Virgen María, Jesús, Cristo".
(Antífona de entrada de la Misa del Gallo).
¡¡¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD A TODOS!!!
martes, 23 de diciembre de 2008
Encuesta
Esto que aparece en la foto es mi ciudad por estas fechas. Una sale a la calle, sin pretensión de juzgar a nadie, pero acaba por no poder evitar preguntarse: ¿de qué vamos?.
No tengo ni la menor idea de qué se supone que celebra la gente en estas fiestas. Y lo digo de verdad, sin ironía. La mayoría de mis conocidos son ateos militantes, algunos apóstatas al menos de deseo, o agnósticos, o de esos que se unen a la moda de creyentes no practicantes (que viene a ser lo mismo que vivientes no respirantes). Apenas conozco un par de docenas de cristianos de verdad. Y ésos no andan por la Plaza del Ayuntamiento de compras; entre otras cosas, porque para ellos todavía es Adviento. Entonces... ¿qué es lo que está celebrando la gente estos días?
Propongo una encuesta, y espero vuestra respuesta sincera. Me interesa muchísimo. A mi se me ocurren sólo las siguientes:
La gente celebra...
1- El solsticio de invierno.
2- El nacimiento de Papá Noel (jou, jou, jou).
3- Que los niños tienen vacaciones escolares y hay que sacarlos a pasear.
4- Fechas para cumplir con la familia, y para hacerse regalos como muestra de que todavía se quieren, aunque durante el curso apenas se vean.
5- El recuerdo nostálgico de una infancia mágica, donde uno creía en un niño-Dios y en unos Magos que venían de Oriente cargados de sorpresas.
6- Que se ha cobrado una paga extra y hay que fundirla en paquetes en menos de 10 días: como una apuesta, en plan "¡a ver quién consigue con X euros comprar más paquetes en menos tiempo!".
7- Un no-sé-qué de buenos deseos que anidan en el fondo del corazón, y que parece que estos días empujan queriendo salir.
8- Poned aquí vosotros vuestra propia respuesta.
Por favor, no dejéis de comentar esta entrada. Es un estudio sociológico de gran intrés para mí. Gracias por vuestra colaboración.
No tengo ni la menor idea de qué se supone que celebra la gente en estas fiestas. Y lo digo de verdad, sin ironía. La mayoría de mis conocidos son ateos militantes, algunos apóstatas al menos de deseo, o agnósticos, o de esos que se unen a la moda de creyentes no practicantes (que viene a ser lo mismo que vivientes no respirantes). Apenas conozco un par de docenas de cristianos de verdad. Y ésos no andan por la Plaza del Ayuntamiento de compras; entre otras cosas, porque para ellos todavía es Adviento. Entonces... ¿qué es lo que está celebrando la gente estos días?
Propongo una encuesta, y espero vuestra respuesta sincera. Me interesa muchísimo. A mi se me ocurren sólo las siguientes:
La gente celebra...
1- El solsticio de invierno.
2- El nacimiento de Papá Noel (jou, jou, jou).
3- Que los niños tienen vacaciones escolares y hay que sacarlos a pasear.
4- Fechas para cumplir con la familia, y para hacerse regalos como muestra de que todavía se quieren, aunque durante el curso apenas se vean.
5- El recuerdo nostálgico de una infancia mágica, donde uno creía en un niño-Dios y en unos Magos que venían de Oriente cargados de sorpresas.
6- Que se ha cobrado una paga extra y hay que fundirla en paquetes en menos de 10 días: como una apuesta, en plan "¡a ver quién consigue con X euros comprar más paquetes en menos tiempo!".
7- Un no-sé-qué de buenos deseos que anidan en el fondo del corazón, y que parece que estos días empujan queriendo salir.
8- Poned aquí vosotros vuestra propia respuesta.
Por favor, no dejéis de comentar esta entrada. Es un estudio sociológico de gran intrés para mí. Gracias por vuestra colaboración.
domingo, 21 de diciembre de 2008
Nueva moda
He descubierto en varias ventanas esta nueva moda.
Y sí, he de confesar públicamente que me encanta.
Incluso he llegado a pensar en unirme a ella, jaja.
No cuelgan Papás Noeles: ¡los ahorcan!
No sé si los colocan así los dueños de la casa,
o si el propio Papá Noel se suicida en un arrebato de sensatez,
viendo lo que la gente ha hecho con la Navidad.
O con el Adviento.
Porque... ¿quizás habrá que recordar a más de uno que estamos en la 4ª semana de Adviento, y que no es Navidad hasta el 25,
por más que el Corty se empeñe en adelantar el calendario?
¿Qué pensaría San Nicolás de Bari de todo esto?
Y sí, he de confesar públicamente que me encanta.
Incluso he llegado a pensar en unirme a ella, jaja.
No cuelgan Papás Noeles: ¡los ahorcan!
No sé si los colocan así los dueños de la casa,
o si el propio Papá Noel se suicida en un arrebato de sensatez,
viendo lo que la gente ha hecho con la Navidad.
O con el Adviento.
Porque... ¿quizás habrá que recordar a más de uno que estamos en la 4ª semana de Adviento, y que no es Navidad hasta el 25,
por más que el Corty se empeñe en adelantar el calendario?
¿Qué pensaría San Nicolás de Bari de todo esto?
lunes, 15 de diciembre de 2008
Tesa II
No puedo evitar subir otra foto, para que veáis la mirada de mi Tesa. Es la cosita más dulce que he visto desde que volví de Nicaragua. Puro cariño, pura gratitud, pura fidelidad, pura docilidad, una perrita en estado puro (aunque no tenga pedigree). Y pese a su pequeño tamaño, nos ha llenado la casa. No ha dicho ni mú, pero nosotras hemos vuelto a reir, y a jugar, y tenemos unas ganas locas de volver del cole para tirarnos por el suelo con ella. No puedo decir que la quiero más que a Carry, porque no es cierto. Mi Carry siempre será mi Carry. Tesa jamás será Carry. ¡Pero Carry tampoco Tesa! TLo mismo que no hay nadie que pueda ocupar mi lugar en el corazón de Dios. Y yo tampoco tengo pedigree. ¡Qué maravilla saberse único, y qué descanso saberse incondicionalmente amado! Tesa, bolita de pelos al viento: ¡gracias por querer venirte a vivir con nosotras! ¡Y gracias por esta primera gran lección!
sábado, 13 de diciembre de 2008
¡Eso es amor!
Esta noche he tenido el privilegio del contacto con Dios por medio de la música. De nuevo Brotes de Olivo. La vida quiere que nos reencontremos constantemente. La canción que os cuelgo la han cantado junto con Edén. Privilegio doble, pues. Espero que os guste. Para compensar un poco la mala calidad del vídeo, adjunto la letra.
Cientos de palabras que nadie escuchará, una imagen perdida en tu oscuridad. Al otro lado del mundo alguien tiene cosas que decir, eso es amor, eso es amor. En tu cabeza las sombras y en tu mano la libertad. Cinco millones de libros y en ninguno dice dónde está, dónde está. El aire lleno de besos que nunca nadie recogerá, eso es amor, eso es amor.
A medida que van pasando los años a tu lado me siento mucho mejor; y dejamos ya de ser un par de extraños, he probado la dulzura de tu amor.
En cada esquina una noche hasta que nazca el sol, en cada noche una sombra llena de dolor, en cada sombra una mano tendida hacia el perdedor, eso es amor, eso es amor.
Se derrama como lluvia sobre el suelo pero en pocas manos llegará a caer; y regresa como el agua hasta el cielo y mañana de nuevo volverá a llover.
Cientos de palabras que nadie escuchará, una imagen perdida en tu oscuridad. Al otro lado del mundo alguien tiene cosas que decir, eso es amor, eso es amor. En tu cabeza las sombras y en tu mano la libertad. Cinco millones de libros y en ninguno dice dónde está, dónde está. El aire lleno de besos que nunca nadie recogerá, eso es amor, eso es amor.
A medida que van pasando los años a tu lado me siento mucho mejor; y dejamos ya de ser un par de extraños, he probado la dulzura de tu amor.
En cada esquina una noche hasta que nazca el sol, en cada noche una sombra llena de dolor, en cada sombra una mano tendida hacia el perdedor, eso es amor, eso es amor.
Se derrama como lluvia sobre el suelo pero en pocas manos llegará a caer; y regresa como el agua hasta el cielo y mañana de nuevo volverá a llover.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Empatía
Se defíne la empatía como la capacidad de entender los pensamientos y emociones ajenas, de ponerse en el lugar de los demás y compartir sus sentimientos. Una virtud poco trabajada en general.
Cada uno vamos a la nuestra; y los esfuerzos enormes (seguidos de enormes frustraciones) los dedicamos a hacernos entender. Pocos se preguntan si la incomprensión no será mutua, si estamos o no hablando el mismo idioma, sintonizando el mismo canal de comunicación. Babel.
Yo aprendí a no sermonear a Carry, y sigo sin sermonear a Tesa: no sirve de nada, no lo entienden. Hay que ir a lo físico: besito y galletita cuando lo hacen bien, y zapatilla al trasero cuando se pasan cuatro pueblos.
Esta bebita que véis en la foto no entendía nada de lo que se comentaba de ella en la habitación. Pero cuando me puse a su nivel me secundó de lo lindo. Y su gesto nos robó una sonrisa bien tierna a todos.
Ando buscando entrar en sintonía empática con otros seres con los que me cuesta más. Quiero aprender a pillar un "te quiero" que no se pronuncia ni con palabras ni con besos, pero que seguramente se expresa en otros mil gestos. Y aprovecho para pedir públicas disculpas a mis amigos -y a Dios- por mis continuas quejas rollo "¡qué sola me siento!"; prometo esforzarme por trabajar la empatía a tope de aquí a año nuevo. Si entonces sigue sin llegarme el mensaje de vuestro amor, quizás os pida que seáis un poco más empáticos también vosotros y me déis un buen achuchón...
Cada uno vamos a la nuestra; y los esfuerzos enormes (seguidos de enormes frustraciones) los dedicamos a hacernos entender. Pocos se preguntan si la incomprensión no será mutua, si estamos o no hablando el mismo idioma, sintonizando el mismo canal de comunicación. Babel.
Yo aprendí a no sermonear a Carry, y sigo sin sermonear a Tesa: no sirve de nada, no lo entienden. Hay que ir a lo físico: besito y galletita cuando lo hacen bien, y zapatilla al trasero cuando se pasan cuatro pueblos.
Esta bebita que véis en la foto no entendía nada de lo que se comentaba de ella en la habitación. Pero cuando me puse a su nivel me secundó de lo lindo. Y su gesto nos robó una sonrisa bien tierna a todos.
Ando buscando entrar en sintonía empática con otros seres con los que me cuesta más. Quiero aprender a pillar un "te quiero" que no se pronuncia ni con palabras ni con besos, pero que seguramente se expresa en otros mil gestos. Y aprovecho para pedir públicas disculpas a mis amigos -y a Dios- por mis continuas quejas rollo "¡qué sola me siento!"; prometo esforzarme por trabajar la empatía a tope de aquí a año nuevo. Si entonces sigue sin llegarme el mensaje de vuestro amor, quizás os pida que seáis un poco más empáticos también vosotros y me déis un buen achuchón...
jueves, 11 de diciembre de 2008
Tesa
Había una vez dos niñas: servidora, y otra un poco más pequeña llamada Hadasita. Las dos, por cosas que tiene la vida, tuvieron que volverse a vivir a la ciudad. Y en el camino quedó atrás Carry... atrás físicamente, que no en el corazón. Y pasaron los días, las semanas, y los meses, y la herida ¿quién sabe si se cerrará?.
Había una vez un caniche hembra, que no tenía familia. A tres días de ser sacrificada, a alguien se le ocurrió que estaría bien cruzar las dos historias. Y aquí la tengo ahora, siempre encima de mí. Se llama Tesa, tiene 3 meses. Ni es Golden, ni tiene pedigree, y ni en gracia, belleza o inteligencia puedo compararla a mi Carry. Pero si le viérais los ojitos, y cómo se nos ha comido a besos... Dice Hadasita que a Tesa la va a querer más, porque... ¿quién no querría a Carry? ¿Y dónde estaría Tesa si a mi 4ºB no se le hubiese ocurrido regalárnosla?
Recuerdo cómo fue la llegada de nuestra Carry. Antes de nacer ya era deseada, amada, esperada. Tesa ha llegado de sopetón, como llega el amor: lo quieres o no. Y la respuesta ha sido sí. No podía haber sido de otra manera.
Chicas: qué puedo decir... la familia crece. Hadasita y yo estamos encantadas. Carry tiene una nueva hermanita (ya me encargaré de presentarlas un día de estos). Y Tesa... Tesa os debe la vida.
Sí: sólo se puede decir GRACIAS.
PD: mandarme la foto de todo el curso con ella, porfa, que se merece un buen hueco aquí. Os quiero.
Había una vez un caniche hembra, que no tenía familia. A tres días de ser sacrificada, a alguien se le ocurrió que estaría bien cruzar las dos historias. Y aquí la tengo ahora, siempre encima de mí. Se llama Tesa, tiene 3 meses. Ni es Golden, ni tiene pedigree, y ni en gracia, belleza o inteligencia puedo compararla a mi Carry. Pero si le viérais los ojitos, y cómo se nos ha comido a besos... Dice Hadasita que a Tesa la va a querer más, porque... ¿quién no querría a Carry? ¿Y dónde estaría Tesa si a mi 4ºB no se le hubiese ocurrido regalárnosla?
Recuerdo cómo fue la llegada de nuestra Carry. Antes de nacer ya era deseada, amada, esperada. Tesa ha llegado de sopetón, como llega el amor: lo quieres o no. Y la respuesta ha sido sí. No podía haber sido de otra manera.
Chicas: qué puedo decir... la familia crece. Hadasita y yo estamos encantadas. Carry tiene una nueva hermanita (ya me encargaré de presentarlas un día de estos). Y Tesa... Tesa os debe la vida.
Sí: sólo se puede decir GRACIAS.
PD: mandarme la foto de todo el curso con ella, porfa, que se merece un buen hueco aquí. Os quiero.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Una y mil veces...
... y que no me canse nunca.
De recomenzar.
De levantarme.
De lavarme la cara.
De ponerme los zapatos y la sonrisa, y salir a la calle, y vivir.
De arriesgarme a fracasar de nuevo... o no.
Una y mil veces y las que hagan falta.
Y que no me canse nunca.
De decirte que sí.
Que me fío de Tí.
Y recomenzar.
Y levantarme.
Y lavarme la cara.
Y ponerme los zapatos y la sonrisa, y salir a la calle, y vivir.
Contigo.
De recomenzar.
De levantarme.
De lavarme la cara.
De ponerme los zapatos y la sonrisa, y salir a la calle, y vivir.
De arriesgarme a fracasar de nuevo... o no.
Una y mil veces y las que hagan falta.
Y que no me canse nunca.
De decirte que sí.
Que me fío de Tí.
Y recomenzar.
Y levantarme.
Y lavarme la cara.
Y ponerme los zapatos y la sonrisa, y salir a la calle, y vivir.
Contigo.
domingo, 7 de diciembre de 2008
¡Sorpresa!
He quitado los datos concretos, por no hacer propaganda. Lo quiero sólo para mí, jeje. El caso es que andando por la calle, me he cruzado con un chaval que repartía esto. La última vez era un descuento en productos de Aloe Vera, y la anterior una Atalaya. Lo he cogido por cortesía, a ver de qué se trataba en esta ocasión; pero cuando he leído el texto casi me caigo de culo. ¡Sorpresa! ¡Por fín lo encontré! La solución a todos mis problemas. Ingenua de mí, andaba buscando respuestas en la oración, en la amistad, en mi propio esfuerzo personal... ¡y resulta que en 4 días este tío me promete la felicidad! Querido profesor Fa...: ¡usted sí que es todo un maestro! ¿Quién podrá resistirse a llamarle?
Me pregunto cómo es posible que al mismo Dios no se le ocurra poner chavales en la calle repartiendo papelitos de este tipo. ¿Acaso no ha encontrado ningún buen asesor de imagen que oriente sus campañas publicitarias?. Y más: si cayese uno de éstos en nuestras manos, ¿se iría a la papelera tan rápido como se acaba de ir el del famoso profesor Fa...?
La cuestión es sencilla: ¿De quién narices nos fiamos? ¿En manos de quién ponemos nuestra vida? ¿Dónde hemos guardado el sentido común?
Me pregunto cómo es posible que al mismo Dios no se le ocurra poner chavales en la calle repartiendo papelitos de este tipo. ¿Acaso no ha encontrado ningún buen asesor de imagen que oriente sus campañas publicitarias?. Y más: si cayese uno de éstos en nuestras manos, ¿se iría a la papelera tan rápido como se acaba de ir el del famoso profesor Fa...?
La cuestión es sencilla: ¿De quién narices nos fiamos? ¿En manos de quién ponemos nuestra vida? ¿Dónde hemos guardado el sentido común?
sábado, 6 de diciembre de 2008
Amor de hecho
"Deberías ser amor de hecho". No sé dónde lo leí hace poco.
Sí; deberíamos todos.
¡Porque dejar el amor en un derecho es tan poco...!
Tengo derecho a una vivienda,
pero de hecho no hay quien me conceda una hipoteca.
Tengo derecho a la libertad de creencia,
pero de hecho, la mayoría de la gente que descubre que tengo fe,
automáticamente pone en duda mi sentido común.
Tengo derecho a la información,
pero de hecho no tengo ni idea de dónde encontrar la verdad.
Tengo derecho a jugar,
aunque de hecho no tenga tiempo (ni humor, desde que no está Carry).
Y tengo derecho al amor, y al amor de hecho.
De palabra y de obra.
A darlo y a recibirlo.
En pack completo: con "tequieros", arrumacos, detalles, lágrimas, palabras inventadas, historias compartidas, calor humano, contacto físico, besos, confianza, fidelidad, esfuerzo, renuncia, proyectos, disgustos, reconciliaciones, intimidad...
Podría ser más guapa, o más lista, o más divertida, o más prudente... Podría. Pero deber... creo que sólo debería ser (para poder ofrecer) lo que yo misma ando buscando para mí: "amor de hecho".
Nota: esta entrada la publico a modo de reclamación, hoy, día de la Constitución. Y a modo de revisión personal, hoy, primeras vísperas del segundo domingo de Adviento.
viernes, 5 de diciembre de 2008
Pequeñas habilidades
Cada cual tiene las suyas. Ninguna es original del todo, puesto que nadie es único en el mundo en saber hacer algo. Aunque sí en cómo hacerlo...
Por ejemplo: en clase de 3ºESO, hace unas horas, una de mis chicas con 2 guantes me montó la marioneta que véis en la foto:
Seguro que alguien más sabe hacerlo. Pero seguro que no se atreve a mitad de una clase, delante profesor, y a una semana del examen. Hay que tener una gracia especial. La de esta chica no sólo mereció que no censurara su actitud, sino que me robó un hueco aquí.
Algunos saben pintar (yo ni calcando), pero no todos los cuadros que veo me gustan. Muchos escriben: pocos sin faltas de ortografía, y todavía menos con capacidad de removerme por dentro. Incluso quedan algunos tipos extraños que todavía, y pese a no estar de moda, se atreven a amar: en el cómo lo hagan, estará la grandeza de su pequeña habilidad.
Por ejemplo: en clase de 3ºESO, hace unas horas, una de mis chicas con 2 guantes me montó la marioneta que véis en la foto:
Seguro que alguien más sabe hacerlo. Pero seguro que no se atreve a mitad de una clase, delante profesor, y a una semana del examen. Hay que tener una gracia especial. La de esta chica no sólo mereció que no censurara su actitud, sino que me robó un hueco aquí.
Algunos saben pintar (yo ni calcando), pero no todos los cuadros que veo me gustan. Muchos escriben: pocos sin faltas de ortografía, y todavía menos con capacidad de removerme por dentro. Incluso quedan algunos tipos extraños que todavía, y pese a no estar de moda, se atreven a amar: en el cómo lo hagan, estará la grandeza de su pequeña habilidad.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Detrás de cada lucecita
La otra noche estuve en una exposición de cuadros de un amigo. Era en la planta 14 de uno de los mega-hoteles de top-luxe que hay a la entrada de Valencia. Como soy curiosona, metí la naríz hasta donde pude, incluído el balcón. La vista desde allí era todavía más impresionante que el frío que hacía. Y eché esta foto.
En realidad no se ve nada. Sólo lucecitas. Pero me dió por pensar... Detrás de cada lucecita hay un hogar; y dentro una familia; y dentro personas; y dentro cantidad de histórias. La grandeza y el valor de esas lucecitas es, pues, infinitamente mayor que la de todas las estrellas juntas. La que hay encendida ahora mismo en este cuarto mientras escribo, o la que hay en el vuestro mientras me leéis, también.
Ha empezado el Adviento. Y ha empezado el mes. Y la semana. Y ha pasado otro lunes. Y la historia continúa. Y los que conocemos que somos hijos de Dios sabemos que habrá un final con beso.
En realidad no se ve nada. Sólo lucecitas. Pero me dió por pensar... Detrás de cada lucecita hay un hogar; y dentro una familia; y dentro personas; y dentro cantidad de histórias. La grandeza y el valor de esas lucecitas es, pues, infinitamente mayor que la de todas las estrellas juntas. La que hay encendida ahora mismo en este cuarto mientras escribo, o la que hay en el vuestro mientras me leéis, también.
Ha empezado el Adviento. Y ha empezado el mes. Y la semana. Y ha pasado otro lunes. Y la historia continúa. Y los que conocemos que somos hijos de Dios sabemos que habrá un final con beso.
Etiquetas:
Adviento,
Diario,
Dios es mi Padre,
Fotos,
música
domingo, 30 de noviembre de 2008
Historias de autobús
No sabía bien qué había pasado estos días, que hace de repente un frío que pela. Como no tengo tele no me entero a la primera; pero tengo otras fuentes de información tan fidedignas o más que la caja tonta. Por ejemplo, el autobús. Me siento con Hadasita entre los brazos, las dos hechas un gurriñito, enrollándonos las manos congeladas en la bufanda, y ahí nos enteramos:
- Es que ha venido un frío polar de ésos, y hoy está previsto que lleguemos a los 6º en Valencia. No, si al final nevará y todo, aunque sea de esa nieve que se funde al tocar suelo. Ya ha pasado otros años.
- Sí, a 600 m dicen que ya está nevando.
- ¡Y ya toca, ya, que estamos en Navidad!.
Puesta al día a la perfección del parte meteorológico, sigo mirando por la ventanilla del bus hacia el exterior, pensando más bien en nada. Pero Hadasita se ha quedado mirando fíjamente a las señoras. ¡Y la de veces que le he dicho que no lo haga! Porque pone muy nerviosa; al menos yo me pongo muy nerviosa cuando alguien que no conozco se pone a mirarme así. La he regañado al oído, pero las dos mujeres se han dado cuenta y han querido ser amables. No es difícil: mi Hadasita es una niña preciosa, es frecuente que la gente se le acerque y le diga cosas agradables.
- Hola, bonita, ¿y tú cómo te llamas?
- Hadasita.
- ¿Como las hadas?
- No, como el mirto.
La señora ha puesto cara de "no sé si he escuchado bien, pero no importa mucho", y ha seguido tirando de la lengua a mi peque:
- ¿Y tú has sido buena este año?
- A veces.
- ¿Y qué le has pedido a Papá Noel?
- ¿A quién?
- ¡A Papá Noel!
- No sé quién es.
Ahí intervengo yo:
- Disculpe, es que la nena es española: nosotras esperamos a los Reyes Magos, ¿verdad, Hadasita?
- ¡¡¡Siiiiiiiiiii!!!
Y continúa la señora, que no ha entendido en absoluto mi aclaración sobre nuestra nacionalidad, pero que ahora ya parece realmente intrigada:
- Bueno, pues ¿qué les has pedido a los Reyes Magos?
- ¡Ver a Carry!
Cara de poker de medio autobús. ¿Será algún cantante famoso? ¿Algún futbolista traído de a saber dónde para levantar el Valencia CF? ¿Alguna atracción de circo? La mujer, a estas alturas, ya no se atreve a pedir aclaraciones. Tiene cara de estar hablando con Mafalda.
- ¿Y has puesto ya el árbol?
- No, ¡pero la corona sí! ¡Y el calendario!
- ¿Y no pones el árbol?
- Sí, pero en Navidad. ¡Y el Belén!
Pasamos por delante del Corte Inglés. "La Navidad de los sentidos". Bonito eslogan. Que alguien me lo explique.
- ¡Mira, ahí ya hay un Belén!
- Se habrán equivocado, ¿no?
Y me mira. Y le contesto:
- Sí, cariño, están bastante equivocados.
Y contraataca mi niña:
- ¿Tú has puesto la corona y el calendario?
¡Cuántas veces tendré que enseñarle a Hadasita que a las personas mayores no se les habla de tú! ¡No hay manera!
- ¿El qué?
- ¡La corona y el calendario de azviento?
La corrijo:
- Adviento, cariño.
- Sí, eso, azviendo.
Me río y la dejo estar. Total: azviento o azviendo, la mujer no tiene ni la más remota idea de qué es el Adviento. Me mira un poco asustada, y con una sonrisita forzada se despide de nosotras y baja en la parada siguiente. La veo marcharse hablando con su amiga, realmente contrariada. Abrazo bien fuerte a la nena. Y me da la risa. No lo puedo evitar.
- ¿Por qué te ríes?
- No sé, me ha hecho gracia.
- Seguro que no ha puesto la corona y el calendario, ¿verdad?
- Seguramente, Hadasita.
- ¿Y por qué?
- A lo mejor se ha hecho demasido mayor y se le ha olvidado.
- Pobrecita...
- Pues sí...
- ¡Con lo bonito que nos ha quedado a nosotras!
Y razón tiene. Aquí os cuelgo la foto que lo demuestra.
- Es que ha venido un frío polar de ésos, y hoy está previsto que lleguemos a los 6º en Valencia. No, si al final nevará y todo, aunque sea de esa nieve que se funde al tocar suelo. Ya ha pasado otros años.
- Sí, a 600 m dicen que ya está nevando.
- ¡Y ya toca, ya, que estamos en Navidad!.
Puesta al día a la perfección del parte meteorológico, sigo mirando por la ventanilla del bus hacia el exterior, pensando más bien en nada. Pero Hadasita se ha quedado mirando fíjamente a las señoras. ¡Y la de veces que le he dicho que no lo haga! Porque pone muy nerviosa; al menos yo me pongo muy nerviosa cuando alguien que no conozco se pone a mirarme así. La he regañado al oído, pero las dos mujeres se han dado cuenta y han querido ser amables. No es difícil: mi Hadasita es una niña preciosa, es frecuente que la gente se le acerque y le diga cosas agradables.
- Hola, bonita, ¿y tú cómo te llamas?
- Hadasita.
- ¿Como las hadas?
- No, como el mirto.
La señora ha puesto cara de "no sé si he escuchado bien, pero no importa mucho", y ha seguido tirando de la lengua a mi peque:
- ¿Y tú has sido buena este año?
- A veces.
- ¿Y qué le has pedido a Papá Noel?
- ¿A quién?
- ¡A Papá Noel!
- No sé quién es.
Ahí intervengo yo:
- Disculpe, es que la nena es española: nosotras esperamos a los Reyes Magos, ¿verdad, Hadasita?
- ¡¡¡Siiiiiiiiiii!!!
Y continúa la señora, que no ha entendido en absoluto mi aclaración sobre nuestra nacionalidad, pero que ahora ya parece realmente intrigada:
- Bueno, pues ¿qué les has pedido a los Reyes Magos?
- ¡Ver a Carry!
Cara de poker de medio autobús. ¿Será algún cantante famoso? ¿Algún futbolista traído de a saber dónde para levantar el Valencia CF? ¿Alguna atracción de circo? La mujer, a estas alturas, ya no se atreve a pedir aclaraciones. Tiene cara de estar hablando con Mafalda.
- ¿Y has puesto ya el árbol?
- No, ¡pero la corona sí! ¡Y el calendario!
- ¿Y no pones el árbol?
- Sí, pero en Navidad. ¡Y el Belén!
Pasamos por delante del Corte Inglés. "La Navidad de los sentidos". Bonito eslogan. Que alguien me lo explique.
- ¡Mira, ahí ya hay un Belén!
- Se habrán equivocado, ¿no?
Y me mira. Y le contesto:
- Sí, cariño, están bastante equivocados.
Y contraataca mi niña:
- ¿Tú has puesto la corona y el calendario?
¡Cuántas veces tendré que enseñarle a Hadasita que a las personas mayores no se les habla de tú! ¡No hay manera!
- ¿El qué?
- ¡La corona y el calendario de azviento?
La corrijo:
- Adviento, cariño.
- Sí, eso, azviendo.
Me río y la dejo estar. Total: azviento o azviendo, la mujer no tiene ni la más remota idea de qué es el Adviento. Me mira un poco asustada, y con una sonrisita forzada se despide de nosotras y baja en la parada siguiente. La veo marcharse hablando con su amiga, realmente contrariada. Abrazo bien fuerte a la nena. Y me da la risa. No lo puedo evitar.
- ¿Por qué te ríes?
- No sé, me ha hecho gracia.
- Seguro que no ha puesto la corona y el calendario, ¿verdad?
- Seguramente, Hadasita.
- ¿Y por qué?
- A lo mejor se ha hecho demasido mayor y se le ha olvidado.
- Pobrecita...
- Pues sí...
- ¡Con lo bonito que nos ha quedado a nosotras!
Y razón tiene. Aquí os cuelgo la foto que lo demuestra.
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viernes, 28 de noviembre de 2008
Felicidades!!!
Ya sé que no vas a leer esta entrada. Pero no me importa. A veces una no escribe tanto para ser leída como para que no le reviente el corazón con las cosas dentro.
Hoy hace 9 meses saliste de la tripita de tu mamá, junto con otros hermanitos. Enseguida recibí un email que me informó de tu nacimiento, y mi respuesta fue un "sí" tajante. Lo único que pedí es que fueras nena, porque sabía que así seguro que acabaríamos siendo las mejores amigas del mundo. Dos meses después, hecha una bolita de pelo que apenas andaba, llegaste a mi casa e iluminaste mi vida. ¡Jamás se vivió una fiesta en mi hogar como el día que te hiciste de la familia! ¡Jamás nadie me vió tan radiante como aquel momento en que se juntaron por primera vez tus ojitos con los míos! Todo se llenó de tí: ya no se podía andar dos metros sin pisar un juguete o un pis tuyo. Mis manos, mis muebles, todo ha quedado marcado con tus dientecitos. Probablemente no supe ser del todo buena mami para tí, y por eso ahora ya no estás conmigo. Aunque sí estás, ¿sabes?. Estás a todas horas. Porque te quiero tanto, tanto, que no me olvido de tí ni un segundo.
Mi Carry bonita: hoy quería felicitarte por tu aniversario. Te tengo un regalín que te llevaré cuando nos dejen vernos en Navidad, ¡verás cómo te gusta!. Y quería darte las gracias. ¡Cuántas cosas hemos pasado juntas! Gracias por todo el cariño incondicional que me regalaste así, a borbotones, porque sí. Gracias por todas las lecciones importantes de la vida que aprendí a tu lado. Gracias por recordarme lo divertido que era jugar. Gracias también por ser feliz ahora, porque si no estaría absolútamente muerta de melancolía. Sé buena, ¿vale?. Crece sana, haz muchos amiguitos, y si encuentras algún mozo de tu raza que te guste me lo cuentas, ¿sí?. Mi peque, ¡que te vas haciendo grandota!... aunque para mí siempre seguirás siendo mi peque, mi pichu, mi peluche mordedor, mi Juana, mi niña, mi princesa, mi Carry... ¡Felicidades, cariño! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Un besazo enoooormeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!
Hoy hace 9 meses saliste de la tripita de tu mamá, junto con otros hermanitos. Enseguida recibí un email que me informó de tu nacimiento, y mi respuesta fue un "sí" tajante. Lo único que pedí es que fueras nena, porque sabía que así seguro que acabaríamos siendo las mejores amigas del mundo. Dos meses después, hecha una bolita de pelo que apenas andaba, llegaste a mi casa e iluminaste mi vida. ¡Jamás se vivió una fiesta en mi hogar como el día que te hiciste de la familia! ¡Jamás nadie me vió tan radiante como aquel momento en que se juntaron por primera vez tus ojitos con los míos! Todo se llenó de tí: ya no se podía andar dos metros sin pisar un juguete o un pis tuyo. Mis manos, mis muebles, todo ha quedado marcado con tus dientecitos. Probablemente no supe ser del todo buena mami para tí, y por eso ahora ya no estás conmigo. Aunque sí estás, ¿sabes?. Estás a todas horas. Porque te quiero tanto, tanto, que no me olvido de tí ni un segundo.
Mi Carry bonita: hoy quería felicitarte por tu aniversario. Te tengo un regalín que te llevaré cuando nos dejen vernos en Navidad, ¡verás cómo te gusta!. Y quería darte las gracias. ¡Cuántas cosas hemos pasado juntas! Gracias por todo el cariño incondicional que me regalaste así, a borbotones, porque sí. Gracias por todas las lecciones importantes de la vida que aprendí a tu lado. Gracias por recordarme lo divertido que era jugar. Gracias también por ser feliz ahora, porque si no estaría absolútamente muerta de melancolía. Sé buena, ¿vale?. Crece sana, haz muchos amiguitos, y si encuentras algún mozo de tu raza que te guste me lo cuentas, ¿sí?. Mi peque, ¡que te vas haciendo grandota!... aunque para mí siempre seguirás siendo mi peque, mi pichu, mi peluche mordedor, mi Juana, mi niña, mi princesa, mi Carry... ¡Felicidades, cariño! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Un besazo enoooormeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!
jueves, 27 de noviembre de 2008
Aclarando la gran duda (a mis alumn@s)
No paro de recibir emails, comentarios y derivados por varios sitios cibernéticos, preguntando qué me pasa. Por lo visto, que yo falte al cole 2 semanitas deja cierto hueco.
Para las que barajáis las distintas hipótesis curiosas que me han ido llegando, aclaro la gran duda. No he sido abducida por un extraterrestre, no me ha atacado ningún demonio negro, no estoy en una fase de años 60 montándome orgías, no me he ido a vivir a Nicaragua (todavía), no me perdí en una fiesta, y no estoy en ningún hospital. Es realmente alucinante cómo se dispara vuestra imaginación (sigo preguntándome qué narices desayunáis).
Y no, definitivamente no os libráis de mí esta evaluación. Lo más probable es que el lunes a las 8 de la mañana me tengáis ya metiendo caña. Y lo primero que haré es poner un negativo general en lectura comprensiva. ¿O no quedó claro en la entrada "Cardenales" lo que me pasa?
Para las que barajáis las distintas hipótesis curiosas que me han ido llegando, aclaro la gran duda. No he sido abducida por un extraterrestre, no me ha atacado ningún demonio negro, no estoy en una fase de años 60 montándome orgías, no me he ido a vivir a Nicaragua (todavía), no me perdí en una fiesta, y no estoy en ningún hospital. Es realmente alucinante cómo se dispara vuestra imaginación (sigo preguntándome qué narices desayunáis).
Y no, definitivamente no os libráis de mí esta evaluación. Lo más probable es que el lunes a las 8 de la mañana me tengáis ya metiendo caña. Y lo primero que haré es poner un negativo general en lectura comprensiva. ¿O no quedó claro en la entrada "Cardenales" lo que me pasa?
domingo, 23 de noviembre de 2008
Un día de oscuridad y nubarrones
- Había una vez un pastor que tenía un rebaño de ovejas...
- ¿Era guapo?
- ¿El pastor? ¡Sí! ¡Era bien guapo! Y las ovejas también: muy bonitas, blancas y chiquitinas como tú, Hadasita.
Mi niña se esconde hasta la nariz detrás de mi hombro, rojita como una rosa. Y tras unos segundos de silencio me pregunta:
- ¿Y qué pasó? ¿Se le perdió una?.
- No, cariñet. Lo que pasó es que hubo un día de oscuridad y nubarrones (Ez 34,11). ¿Te acuerdas de las tormentas de hace un mes? Pues así pero a lo bruto; de hecho, era de día y parecía de noche. ¿Qué harías tú si, en medio del monte, en una excursión por ejemplo, empezara a llover así?
- ¡Te buscaría corriendo!
- ¿Para qué?
- ¿Cómo que para qué? ¡Para que me llevaras contigo!
- ¿A dónde?
- ¡Y yo qué sé! ¡Tú sabrías dónde!
- Bingo, Hadasita. Eso es exactamente lo que hay que hacer. Pero tú has visto ovejitas, yo te las he enseñado... y ¿a que son simplonas? (mi niña se ríe picarona). Pues resulta que aquellas ovejitas, en vez de apelotonarse junto a su pastor, empezaron a dar vueltas como locas, asustadísimas, de acá para allá, buscando algo de refugio tal vez. Y claro, se perdieron.
- Y el pastor tuvo que salir a buscarlas y las encontró a todas, ¿a que sí?
- Salió a buscarlas, por supuesto, Hadasita: no podría ser de otra manera. Pero la historia todavía no ha acabado. Creo que aún va detrás de alguna que a saber en qué andará...
- ¡Qué pastor más bueno! ¡Es como un papá!
- Sí, como un papá, el rey de la casa... (*)
(*) hoy celebramos Cristo Rey.
sábado, 22 de noviembre de 2008
Reencuentro Nica, otro más
La gente se nos va uniendo. El grupo crece vertiginosamente, y con él las posibilidades de viajar en futuros encuentros. Valencia, Riópar, y la próxima en Zaragoza; y ¿quién sabe? ¿Bilbao?.
En común tenemos al menos una cosa: estamos contagiados de nicaraguina aguda. Y es un problema, porque es contagiosísima, y ni hay vacuna ni hay cura. Sólo nos queda el remedio de coger un avión y cruzar el charco. Mientras, desde aquí nos preparamos para ser mejores, para poder dar lo mejor de nosotros cuando estemos allá.
Un placer haber pasado el día con vosotros. Un abrazo enorme a los que no habéis podido venir. Otro de bienvenida a los nuevos, de corazón. ¡Nos vemos en un mes en Zaragoza!
En común tenemos al menos una cosa: estamos contagiados de nicaraguina aguda. Y es un problema, porque es contagiosísima, y ni hay vacuna ni hay cura. Sólo nos queda el remedio de coger un avión y cruzar el charco. Mientras, desde aquí nos preparamos para ser mejores, para poder dar lo mejor de nosotros cuando estemos allá.
Un placer haber pasado el día con vosotros. Un abrazo enorme a los que no habéis podido venir. Otro de bienvenida a los nuevos, de corazón. ¡Nos vemos en un mes en Zaragoza!
jueves, 20 de noviembre de 2008
Cardenales
A veces salen cosas de éstas en el cuerpo. Son el resultado de algo mal hecho, sin ninguna duda. Por ejemplo: darse contra la esquina de una mesa. Las pobres mesas no fueron construídas para aguantar nuestros golpes. Por eso sus esquinas no son blanditas.
Hace un par de semanas cargué con una nevera, un armario, dos camas, dos sofás, dos estanterías, una cómoda, un tocador, tres mesitas, una mesa de comedor con 4 sillas, y alguna que otra cosilla más. Y ni os cuento la de cardenales que llevo (sin hablar de una contractura muscular y una lumbalgia de narices). Al principio no entendía qué había pasado, porque miro mi nueva casa y lo veo todo en orden. Pero ya he dado con el fallo. Algo sí hice mal. Cargar con todo sola.
Me pregunto cuántos cardenales debemos llevar por dentro; de esos que no se ven, pero que seguramente nos duelen, y bastante. Consecuencia quizás de lo mismo: de haber pretendido hacer las cosas sin ayuda, a lo bruto, dando por supuesto que solos podríamos. ¿Acaso nadie nos enseñó a leer? ¿No lo dice el Señor bien clarito?: "Sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15.5)...
Hace un par de semanas cargué con una nevera, un armario, dos camas, dos sofás, dos estanterías, una cómoda, un tocador, tres mesitas, una mesa de comedor con 4 sillas, y alguna que otra cosilla más. Y ni os cuento la de cardenales que llevo (sin hablar de una contractura muscular y una lumbalgia de narices). Al principio no entendía qué había pasado, porque miro mi nueva casa y lo veo todo en orden. Pero ya he dado con el fallo. Algo sí hice mal. Cargar con todo sola.
Me pregunto cuántos cardenales debemos llevar por dentro; de esos que no se ven, pero que seguramente nos duelen, y bastante. Consecuencia quizás de lo mismo: de haber pretendido hacer las cosas sin ayuda, a lo bruto, dando por supuesto que solos podríamos. ¿Acaso nadie nos enseñó a leer? ¿No lo dice el Señor bien clarito?: "Sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15.5)...
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Mientras dormía...
... han entrado por aquí casi 50 personas. Me encanta pensar que -seguramente- seréis gente del otro lado del charco (por lo del horario). Y como quien no quiere la cosa, ya estamos en más de 24.000 visitas. ¡Ni os imagináis el subidón que da esto un miércoles a las 6,30 de la mañana!. Gracias, de verdad. ¡Y a ver si me dejáis algún comentario, que me encantaría conoceros un poco!, ¿sí?. ¡Va pues!
domingo, 16 de noviembre de 2008
"al orden factores El, producto afecta los de no"
Lo siento, pero es que definitivamente este tío me encanta. De nuevo Risto, y su libro, que ya se ha hecho un hueco entre "los de cabecera" en mi nuevo dormitorio.
Aquí tengo 4 habitaciones. La de mi chuchi ha quedado vacía. Y una de mis hermanas tenía un mueble de esos de cama con armaritos y tal. Dicho y hecho: juntamos mueble con cuarto vacío y hacemos habitación de invitados. Y ahí se monta el armatoste, en una habitacioncilla tamaño Carry. Se nos olvidó medir primero. El producto se ha visto afectado: la habitación de invitados se ha convertido en cajonera de camas embutida. Al menos es práctica, ya que no estética.
Al derecho dice "Roma" y al revés dice "Amor"...
El orden de los factores sí altera el producto.
Hay que encender el calentador antes de ducharse, y no después. Se puede hacer al revés, no digo yo que no, pero el resultado no es el mismo.
Es más que conveniente leer las preguntas de un examen antes de contestarlas, aunque sé de muchos que contestan lo que piensan que se les ha preguntado, sin tener ni idea de qué se les pregunta realmente (pocos de éstos suelen aprobar).
Es mejor consultar opiniones antes de tomar una decisión que después de haberla tomado. Y, en consecuencia, es mejor orar antes de actuar. Por si alguien sabe escarmentar en cabeza ajena, os aviso: si quitáis la pieza "oración" de la cabecera de todo, el resultado será algo parecido a "al orden factores El, producto afecta los de no". Medítese.
jueves, 13 de noviembre de 2008
Con una letra antigua
Hadasita todvía no sabe escribir: es demasiado pequeñita. Pero sí garabatea su nombre. Una tarde que yo estaba con mi ordenador y ella con sus plastidecores haciendo Picassos en papel reciclado, me dijo:
- Píntame una "A".
Y yo, obediente como Saint Exupery con su Principito, le pinté la A. ¡¿Qué otra cosa podía hacer?! Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer.
- Ahora píntame una "D". Y una "S".
Cordero, carnero, caja... Y continué dándole al teclado. Al ratito descubrí la obra de arte que mi niña había conseguido hacer solita:
No quise corregirla. Ya tendrá tiempo de aprender lo que es una "H", y por qué su nombre lleva una letra que no se pronuncia. Pero sí aproveché para explicarle que la "A" es una letra que tenía que memorizar bien para no olvidar nunca. Porque con ella se escriben las palabras más importantes. Por ejemplo "papá", o "mamá", o "Adasa" mismo...
Una letra antigua para empezar un día nuevo. Así ha descrito la "A" un buen amigo en un email que acabo de leer. "A" de Amor, que es lo único que cuenta. He cerrado el correo y me he acercado a la cunita de mi niña, que todavía dormía. La he despertado a besitos, como hago siempre, como se debe hacer con los peques. Y después del "Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía" y el resto de sus oraciones, le he dicho:
- Hadasita, ¿te acuerdas de lo que te conté de la letra "A"?.
- "A" de "papá"; "A" de "mamá"; "A" de "Adasa".
- "A" de "Amor", mi niña. Que no se te olvide nunca. "A" de "Amor". En eso es en lo único que merece la pena crecer. Ese será nuestro trabajo hoy, ¿quieres?.
Y con un "¡¡¡¡¡SIIIIIIII!!!!!!" ha pegado un bote de la cama y se ha ido a lavarse la carita. Comenzamos el día con una letra antigua... y un mandamiento siempre nuevo.
- Píntame una "A".
Y yo, obediente como Saint Exupery con su Principito, le pinté la A. ¡¿Qué otra cosa podía hacer?! Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer.
- Ahora píntame una "D". Y una "S".
Cordero, carnero, caja... Y continué dándole al teclado. Al ratito descubrí la obra de arte que mi niña había conseguido hacer solita:
No quise corregirla. Ya tendrá tiempo de aprender lo que es una "H", y por qué su nombre lleva una letra que no se pronuncia. Pero sí aproveché para explicarle que la "A" es una letra que tenía que memorizar bien para no olvidar nunca. Porque con ella se escriben las palabras más importantes. Por ejemplo "papá", o "mamá", o "Adasa" mismo...
Una letra antigua para empezar un día nuevo. Así ha descrito la "A" un buen amigo en un email que acabo de leer. "A" de Amor, que es lo único que cuenta. He cerrado el correo y me he acercado a la cunita de mi niña, que todavía dormía. La he despertado a besitos, como hago siempre, como se debe hacer con los peques. Y después del "Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía" y el resto de sus oraciones, le he dicho:
- Hadasita, ¿te acuerdas de lo que te conté de la letra "A"?.
- "A" de "papá"; "A" de "mamá"; "A" de "Adasa".
- "A" de "Amor", mi niña. Que no se te olvide nunca. "A" de "Amor". En eso es en lo único que merece la pena crecer. Ese será nuestro trabajo hoy, ¿quieres?.
Y con un "¡¡¡¡¡SIIIIIIII!!!!!!" ha pegado un bote de la cama y se ha ido a lavarse la carita. Comenzamos el día con una letra antigua... y un mandamiento siempre nuevo.
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miércoles, 12 de noviembre de 2008
De nuevo en red
No voy a hablar de lágrimas hoy. Ahí quedan, todas bien guardadas por el Buen Dios. Las que ya se han secado y las que todavía correrán. Ninguna se perderá si la causó el amor.
Hoy vuelvo de nuevo a la red. Ya tengo internet en casa. Y decido retomar la normalidad, porque los días son oro, y no puedo seguir desperdiciándolos con la mirada puesta atrás. Una vez, alguien muy sensato me dijo que, cuando se cierra una puerta, hay que apartar la mano para no pillarse los dedos...
Hoy es un hoy único. Los juegos del ayer en el césped entre lametones y mordiscos no volverán; pero la ocasión que tengo hoy de levantarme y lavarme la cara y sacarme la sonrisa y confiar en que todo es para bien, tampoco. Así que salgo de la cama. Oficialmente vuelvo a la vida pública. Abro la ventana, y que sea lo que Dios quiera. Si Carry y Hadasita pueden vivir tranquilas, sabiendo que lo que yo les doy es lo mejor para ellas, ¿a qué temeré yo? Quien se cuida de mí sabe más; y puede más; y hace más. Y si a mí se me partiría el alma si viese a mi chuchi llorando en su nuevo hogar, ¿¡cómo puedo permitir yo que mi Padre del Cielo me vea gastando kleenex a mogollón, cuando me ha regalado la oportunidad de recomenzar!? Todavía tengo muchos sueños por los que luchar.
Hoy es el principio del principio. Hoy al fin me rindo, me abandono, cedo. Y ahí soy más fuerte. Hoy digo lo que debí haber dicho hace una semana:
Hoy vuelvo de nuevo a la red. Ya tengo internet en casa. Y decido retomar la normalidad, porque los días son oro, y no puedo seguir desperdiciándolos con la mirada puesta atrás. Una vez, alguien muy sensato me dijo que, cuando se cierra una puerta, hay que apartar la mano para no pillarse los dedos...
Hoy es un hoy único. Los juegos del ayer en el césped entre lametones y mordiscos no volverán; pero la ocasión que tengo hoy de levantarme y lavarme la cara y sacarme la sonrisa y confiar en que todo es para bien, tampoco. Así que salgo de la cama. Oficialmente vuelvo a la vida pública. Abro la ventana, y que sea lo que Dios quiera. Si Carry y Hadasita pueden vivir tranquilas, sabiendo que lo que yo les doy es lo mejor para ellas, ¿a qué temeré yo? Quien se cuida de mí sabe más; y puede más; y hace más. Y si a mí se me partiría el alma si viese a mi chuchi llorando en su nuevo hogar, ¿¡cómo puedo permitir yo que mi Padre del Cielo me vea gastando kleenex a mogollón, cuando me ha regalado la oportunidad de recomenzar!? Todavía tengo muchos sueños por los que luchar.
Hoy es el principio del principio. Hoy al fin me rindo, me abandono, cedo. Y ahí soy más fuerte. Hoy digo lo que debí haber dicho hace una semana:
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martes, 11 de noviembre de 2008
Al andar
Os cuelgo un vídeo de dos de los grandes. Yo soy sabinista de nacimiento: aprendí antes "¿quién me ha robado el mes de abríl?" que "el corro de la patata". Si lo juntas con Serrat, y le pones letra de Machado, el cóctel de sentimientos es explosivo.
Se hace camino al andar.
Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante: no hay camino...
¡¡¡SE HACE CAMINO AL ANDAR!!!
Nunc coepi!
Se hace camino al andar.
Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante: no hay camino...
¡¡¡SE HACE CAMINO AL ANDAR!!!
Nunc coepi!
lunes, 10 de noviembre de 2008
domingo, 9 de noviembre de 2008
La vida no es igual sin tí...
No te digo adiós. No puedo. Ni con el corazón, ni con el alma, ni con el cuerpo. No te digo adiós, porque jamás dejaremos de estar unidas. Llevamos el mismo apellido. Aunque nos separen 20 kilometrillos. Aunque nos veamos poquitas veces al mes. Aunque tu vida siga por un camino diferente al mío. Tienes derecho a ser feliz: no seré yo quien te lo quite, porque nadie en este mundo te quiere más. Te veo tan contenta en tu nueva casa, con tantos amiguitos y tanto cariño que no puedo más que alegarme por tí. Sí, mi Carry: me alegro, de verdad, aunque me veas llorar. ¡La casa está tan vacía sin tí! Dios te pague todo el bien que me has hecho estos meses. Y nos junte de nuevo, para siempre (¡para siempre, siempre, siempre!) donde ni pisos, ni vecinos, ni hipotecas, ni rollos de ningún tipo puedan impedirnos jugar juntas el día entero. Porque ya no puedo cerrar los ojos y pensar en un Cielo donde no estés tú... mi Carry... mi Carry...
sábado, 8 de noviembre de 2008
Pijolandia
Llamo "Pijolandia" al barrio en el que vivo. Tiene muchas ventajas: la principal, que llego andando o en bici a cualquier sitio en un plis plas. Pero me choca el ambiente. No puedo evitar comparar... Cuando has estado en el paraíso, cualquier otra cosa te parece extraña.
En mi finca hay 14 pisos, con 4 viviendas de 4 habitaciones cada una. Aproximadamente 170 personas. Con una probabilidad altísima de seguir siendo para mí auténticos desconocidos el día que me marche a vivir a otro sitio. En menos de un mes, en El Salto, todo el mundo nos saludaba como si fuésemos familia: los niños venían corriendo a abrazarnos por las mañanas; y si alguno de nosotros había andado con colitis, no faltaba quien se interesase por su salud.
Asomada a la ventana hoy veo tiendas, bares, servicios de todo tipo: ni rastro de verde. Cuando mi Carry se asoma al balcón, con su hociquillo entre los barrotes, aullando de pena, me dan ganas de hacer lo mismito. Quizás, si aullamos las dos a la vez a pleno pulmón, nos oigan desde el otro lado del charco y vengan a rescatarnos.
Allá los perros andan sueltos, no ví ni media correa; y ojalá estuviesen lo sificientemente alimentados para sacar fuerzas y pegar un ladrido (acá, a mis queridos pijos de arriba y de abajo les molesta la salud -física y emocional- de mi peque: si ladra o si llora es un incordio, en vez de una bendición).
Me pregunto a qué planeta pertenezco realmente. Porque no sé vivir fuera de la ciudad: me siento sola, aislada, incomunicada. Pero tampoco sé vivir en ella: me dejé el corazón en la selva. ¿Habrá algún lugar en este planeta occidental donde se puedan encontrar las dos cosas: el cariño de la gente y el canto de los pájaros, con autenticidad, sin rollos artificiales? ¿Qué es, realmente, un hogar?
En mi finca hay 14 pisos, con 4 viviendas de 4 habitaciones cada una. Aproximadamente 170 personas. Con una probabilidad altísima de seguir siendo para mí auténticos desconocidos el día que me marche a vivir a otro sitio. En menos de un mes, en El Salto, todo el mundo nos saludaba como si fuésemos familia: los niños venían corriendo a abrazarnos por las mañanas; y si alguno de nosotros había andado con colitis, no faltaba quien se interesase por su salud.
Asomada a la ventana hoy veo tiendas, bares, servicios de todo tipo: ni rastro de verde. Cuando mi Carry se asoma al balcón, con su hociquillo entre los barrotes, aullando de pena, me dan ganas de hacer lo mismito. Quizás, si aullamos las dos a la vez a pleno pulmón, nos oigan desde el otro lado del charco y vengan a rescatarnos.
Allá los perros andan sueltos, no ví ni media correa; y ojalá estuviesen lo sificientemente alimentados para sacar fuerzas y pegar un ladrido (acá, a mis queridos pijos de arriba y de abajo les molesta la salud -física y emocional- de mi peque: si ladra o si llora es un incordio, en vez de una bendición).
Me pregunto a qué planeta pertenezco realmente. Porque no sé vivir fuera de la ciudad: me siento sola, aislada, incomunicada. Pero tampoco sé vivir en ella: me dejé el corazón en la selva. ¿Habrá algún lugar en este planeta occidental donde se puedan encontrar las dos cosas: el cariño de la gente y el canto de los pájaros, con autenticidad, sin rollos artificiales? ¿Qué es, realmente, un hogar?
lunes, 3 de noviembre de 2008
La primera
La primera entrada que os publico desde que volvimos a Valencia la escribo en el cole (todavía no tenemos internet en casa). Las noticias no son buenas del todo. Las personas adultas tratamos de tomar decisiones lo más acertadas posibles, contando con las piezas del puzle que se tienen a mano y que ya han encajado. La intención suele ser buena. La mía, al menos, lo ha sido.
El caso es que Hadasita y yo vinimos a nuestro nuevo hogar super-contentas. Yo me sentí como el hijo pródigo, de verdad: llegué -¡¡¡ANDANDO!!!- a Misa, y fue como volver a casa y comprobar que todo seguía donde lo dejé, esperándome. Mi niña salió al parque a jugar con sus amiguitas, y cenamos pizza -de nuestra pizzería de siempre- para celebrarlo. Y en menos de 24 horas se nos hizo la noche. Carry no ha dejado de llorar. Corre por la casa como loca, se asoma a la ventana desesperada, y aulla horas y horas, mañana, tarde y noche. Ayer Hadasita y yo lloramos con ella. Sobre todo la peque. Supongo que ella entendió, la primera de las tres, que Carry debía volver al campo. No habrá quién nos consuele el día que se marche. No hay quien nos consuele ya, ahora mismo.
Dice Risto, entre otras muchas tonterías, que "hogar (es) donde quieres volver. Y volver, lo que te convierte en familia. Y familia, con quien quieres estar". ¿Podrá alguien explicarme entonces, por qué, por qué, por qué, por qué...?
El caso es que Hadasita y yo vinimos a nuestro nuevo hogar super-contentas. Yo me sentí como el hijo pródigo, de verdad: llegué -¡¡¡ANDANDO!!!- a Misa, y fue como volver a casa y comprobar que todo seguía donde lo dejé, esperándome. Mi niña salió al parque a jugar con sus amiguitas, y cenamos pizza -de nuestra pizzería de siempre- para celebrarlo. Y en menos de 24 horas se nos hizo la noche. Carry no ha dejado de llorar. Corre por la casa como loca, se asoma a la ventana desesperada, y aulla horas y horas, mañana, tarde y noche. Ayer Hadasita y yo lloramos con ella. Sobre todo la peque. Supongo que ella entendió, la primera de las tres, que Carry debía volver al campo. No habrá quién nos consuele el día que se marche. No hay quien nos consuele ya, ahora mismo.
Dice Risto, entre otras muchas tonterías, que "hogar (es) donde quieres volver. Y volver, lo que te convierte en familia. Y familia, con quien quieres estar". ¿Podrá alguien explicarme entonces, por qué, por qué, por qué, por qué...?
viernes, 31 de octubre de 2008
La última
La última entrada que os publico desde el campo. Se la quiero dedicar especialmente a Hadasita, y a mis alumnos de lengua. El lunes os lo pregunto, jajaja. Al resto -sobre todo a los de mi generación- seguro que también os gusta. Un besito a todos. Nos vemos en la ciudad.
domingo, 26 de octubre de 2008
Dos vueltas a la misma rotonda
Hadasita, Carry y yo estamos haciendo las maletas de nuevo. Nos volvemos a la ciudad. No hemos querido decirlo en voz alta antes, porque no teníamos muy claro qué exactamente era lo mejor para nosotras. De hecho, hasta mañana no decidiremos definitivamente la casa en la que vamos a vivir los próximos años (aunque ya tenemos una idea bastante definida). El campo está de lujo, pero tiene sus inconvenientes: hay más árboles, pero menos gente. Mi peque está radiante -echa mucho de menos a sus amiguitos- y Carry no entiende nada. Supongo que es la que más lo va a sentir.
Cuando, hace 4 meses, desmontamos la casa en tropocientas cajas para venirnos aquí, lo hicimos llorando a moco tendido. Ahora estamos pletóricas: cantamos, bailamos, reimos, y cada "última vez" es celebrada con alivio (la última vez que cogemos este metro; la última vez que tendemos aquí las sábanas, para recogerlas empapadas por la lluvia 8 horas después; la última semana de pegarnos el madrugón padre para llevar al cole echando el hígado; la última vez que tenemos que salir de casa después de comer para estar en Misa a mitad tarde...).
Este veraneo largo en el pueblo, estas dos vueltas a la misma rotonda que hemos dado más o menos tontamente, nos han servido para al menos dos cosas: para descubrir entre la gente que nos rodeaba a los verdaderos amigos, esos que saben permanecer en las duras y en las maduras, en la cercanía y en la distancia. Y para darnos cuenta de lo afortunadas que éramos con algunas cosas que no agradecíamos porque dábamos por supuestas (hay que irse a Nicaragua para valorar una ducha, y venirse al campo para apreciar la vivencia comunitaria diaria de la fe que teníamos en mi parroquia, por ejemplo). Sólo por esto ya merece la pena. No puedo decir que haya sido tiempo perdido, porque es mucho lo aprendido y, por tanto, lo madurado. A la primera vuelta no ví la salida, pero a la segunda he encontrado el cartel bien clarito...
Cuando, hace 4 meses, desmontamos la casa en tropocientas cajas para venirnos aquí, lo hicimos llorando a moco tendido. Ahora estamos pletóricas: cantamos, bailamos, reimos, y cada "última vez" es celebrada con alivio (la última vez que cogemos este metro; la última vez que tendemos aquí las sábanas, para recogerlas empapadas por la lluvia 8 horas después; la última semana de pegarnos el madrugón padre para llevar al cole echando el hígado; la última vez que tenemos que salir de casa después de comer para estar en Misa a mitad tarde...).
Este veraneo largo en el pueblo, estas dos vueltas a la misma rotonda que hemos dado más o menos tontamente, nos han servido para al menos dos cosas: para descubrir entre la gente que nos rodeaba a los verdaderos amigos, esos que saben permanecer en las duras y en las maduras, en la cercanía y en la distancia. Y para darnos cuenta de lo afortunadas que éramos con algunas cosas que no agradecíamos porque dábamos por supuestas (hay que irse a Nicaragua para valorar una ducha, y venirse al campo para apreciar la vivencia comunitaria diaria de la fe que teníamos en mi parroquia, por ejemplo). Sólo por esto ya merece la pena. No puedo decir que haya sido tiempo perdido, porque es mucho lo aprendido y, por tanto, lo madurado. A la primera vuelta no ví la salida, pero a la segunda he encontrado el cartel bien clarito...
sábado, 25 de octubre de 2008
Cediendo el paso
Hace unos días fui al cine, a ver una película de la que no comento nada, porque no vale la pena. Pero en el camino me encontré con este ceda al paso tan original que os cuelgo. Me llamó tanto la atención que paré a fotografiarlo. Es curioso, porque yo no tengo carnet, así que no presto atención a las señales de tráfico: simplemente me dejo llevar. Pero ésta me hizo gracia.
Es la segunda señal que cuelgo aquí blog. La primera era un prohibido el paso a los amores altamente peligrosos. La segunda es todo lo contrario: un ceda el paso al buen humor; a las bromas simpáticas; al reirse de uno mismo quitando hierro a los problemas; a la vida que se nos cruza a veces y nos hace dar dos vueltas seguidas en la misma rotonda. Cedo el paso a los buenos amigos -los que estuvieron, los que se vinieron, los que seguirán ahí-; a los intentos, de los que tantísimo se aprende; a la sencillez, hermana pequeña de la paz. Y para celebrarlo, esta noche dormiré una hora más, porque así lo quiere mi Padre Dios. Y mañana amanecerá domingo...
Es la segunda señal que cuelgo aquí blog. La primera era un prohibido el paso a los amores altamente peligrosos. La segunda es todo lo contrario: un ceda el paso al buen humor; a las bromas simpáticas; al reirse de uno mismo quitando hierro a los problemas; a la vida que se nos cruza a veces y nos hace dar dos vueltas seguidas en la misma rotonda. Cedo el paso a los buenos amigos -los que estuvieron, los que se vinieron, los que seguirán ahí-; a los intentos, de los que tantísimo se aprende; a la sencillez, hermana pequeña de la paz. Y para celebrarlo, esta noche dormiré una hora más, porque así lo quiere mi Padre Dios. Y mañana amanecerá domingo...
miércoles, 22 de octubre de 2008
Nunc Coepi! (III)
Cuando he salido de casa esta mañana era de noche. La luna ya no está tan llena como la semana pasada, pero sigue teniendo un no sé qué mágico que me encanta. De bus en bus y tiro porque me toca, a las 8 ya estábamos de examen en bachiller. Y luego, por megafonía, una bonita reflexión a modo de oración de la mañana. Era algo así como la historia de un hombre que se perdió en una isla; al final se lo monta para sobrevivir y construye una casita. Pero se produce un incendio y se le quema. El señor se enfada, como todo hijo de vecino en su situación, y suelta el tan recurrido "¿¡Por qué a mí!?". Al día siguiente llega un helicóptero a rescatarle. El hombre pregunta: "¿Cómo me habéis encontrado?", y le responden "porque vimos las señales de humo que hizo ayer". Conclusión: cuando sientas que tu casa se quema, piensa que la ayuda del Buen Dios anda cerca. Precioso. Y real, como la vida misma.
Acto seguido, hora libre: y como los peques tenían Misa en la capilla me he podido unir (¡no os podéis ni imaginar hasta qué punto se puede echar de menos la Misa entre semana!). En el recreo, amigo invisible con las de 3º: unos soletes de tomo y lomo, además de unas cocineras estupendas. ¡Tengo que aprender a hacer esas madalenas!.
Más clases, más exámenes, y amistad de la buena en el profesorado. Y empieza a refrescar, ¡por fin!. A lo mejor va y resulta que sí, que después de echar humo hasta por las orejas alguien -movido por el Buen Dios- ha visto las señales, y se acerca el fin del fin, o sea, el principio del principio. De entrada, hago un lavado de cerebro y malos rollos. Es justo: hoy no me puedo quejar. He llegado a casa: está lloviendo. Y aprovechando que nadie me escucha , que no hay peligro de que me tomen por loca, he gritado a pleno pulmón un "nunc coepi!" que seguro traerá cola...
Acto seguido, hora libre: y como los peques tenían Misa en la capilla me he podido unir (¡no os podéis ni imaginar hasta qué punto se puede echar de menos la Misa entre semana!). En el recreo, amigo invisible con las de 3º: unos soletes de tomo y lomo, además de unas cocineras estupendas. ¡Tengo que aprender a hacer esas madalenas!.
Más clases, más exámenes, y amistad de la buena en el profesorado. Y empieza a refrescar, ¡por fin!. A lo mejor va y resulta que sí, que después de echar humo hasta por las orejas alguien -movido por el Buen Dios- ha visto las señales, y se acerca el fin del fin, o sea, el principio del principio. De entrada, hago un lavado de cerebro y malos rollos. Es justo: hoy no me puedo quejar. He llegado a casa: está lloviendo. Y aprovechando que nadie me escucha , que no hay peligro de que me tomen por loca, he gritado a pleno pulmón un "nunc coepi!" que seguro traerá cola...
martes, 21 de octubre de 2008
Equivocaciones
Me he equivocado en muchas cosas. Seguramente no más que cualquier otra persona. Pero yo siento la llaga bien abierta, porque las últimas decisiones han sido todas erróneas (con una excepción brillante: ¡NICARAGUA!). Y eso daña el orgullo, y el ánimo. Echo de menos mi vida, la que dejé hace unos meses. Esos "mis" en general, la estabilidad que dan las pequeñas raíces que echamos.
Me equivoqué. Y que sea "El pensamiento negativo" el que saque el lado positivo del tema no deja de tener ironía. Dice así: "Equivocarse no es hacerlo mal a conciencia. Es más bien tomar un riesgo y sufrir su no-éxito.(...) Equivocarse implica romper, cortarse, sufrir, mirar, reflexionar, curarse, y tener la oportunidad de volver a construir algo nuevo que sea mejor que lo anterior (...) es tener la oportunidad de aprender".
Cuando emprendes un camino y te das cuenta que lleva derechito a un muro, ¿queda otro remedio que dar media vuelta y buscar otra vía? Una cosa sí he tenido la oportunidad de aprender: que por aquí no es. Dios dirá por dónde.
Como decía Angelito en su comentario de esta mañana, citando a mi amigo Migueli: "¡Sin rendición!"
Me equivoqué. Y que sea "El pensamiento negativo" el que saque el lado positivo del tema no deja de tener ironía. Dice así: "Equivocarse no es hacerlo mal a conciencia. Es más bien tomar un riesgo y sufrir su no-éxito.(...) Equivocarse implica romper, cortarse, sufrir, mirar, reflexionar, curarse, y tener la oportunidad de volver a construir algo nuevo que sea mejor que lo anterior (...) es tener la oportunidad de aprender".
Cuando emprendes un camino y te das cuenta que lleva derechito a un muro, ¿queda otro remedio que dar media vuelta y buscar otra vía? Una cosa sí he tenido la oportunidad de aprender: que por aquí no es. Dios dirá por dónde.
Como decía Angelito en su comentario de esta mañana, citando a mi amigo Migueli: "¡Sin rendición!"
domingo, 19 de octubre de 2008
Disculpad...
... pero a veces la vida se complica. La mía de las últimas semanas no está siendo especialmente buena. El tiempo se me come, y el cansancio también. Tendréis que tener un pelín de paciencia conmigo. En breve me reengancho de nuevo a escribir, lo prometo. Y aprovecho para repartir besitos, y robaros oraciones, que nunca están de más.
viernes, 17 de octubre de 2008
El pensamiento negativo
Hay un hombre que me tiene confundida. Desde hace tiempo. Es de los poquitos que han conseguido que yo me sentara más de media hora seguida delante de la caja tonta. Con lo que queda más que demostrado que ha despertado mi interés. Suele ocurrirme con los hombres inteligentes, al márgen de que esté o no de acuerdo con sus ideas.
La semana pasada me regalaron su libro. "El pensamiento negativo", de Risto Mejide. Lo tengo prácticamente devorado. Y aunque hay algún capítulo que yo tiraría directamente a la basura, no puedo dejar de recomendarlo. Ha conseguido hacerme reir, llorar, enfadarme, disfrutar, y sobre todo pensar. Pocos hombres han sacado tanto de mí en tan poco tiempo.
Imagino que si Risto leyera lo que voy a poner a continuación se quedaría pasmado. Porque entre sus cientos de frases de oro, he encontrado una que incluso me ha servido para hacer hoy mi oración de la mañana. Él escribe así: "Si ella está, las cosas son. Y si no está, sólo hacen de punto. Y. Seguido. Entre. Tantos. Espacios." Cambio el "ella" por "Él" -así, con mayúscula-, y no tengo más que añadir el ruego de aquellos de Emaús: "¡Quédate con nosotros!" (Lc 24,29). Probablemente la mejor oración que he hecho en muchos días. De negativo nada. Gracias por el cable, Risto Mejide.
La semana pasada me regalaron su libro. "El pensamiento negativo", de Risto Mejide. Lo tengo prácticamente devorado. Y aunque hay algún capítulo que yo tiraría directamente a la basura, no puedo dejar de recomendarlo. Ha conseguido hacerme reir, llorar, enfadarme, disfrutar, y sobre todo pensar. Pocos hombres han sacado tanto de mí en tan poco tiempo.
Imagino que si Risto leyera lo que voy a poner a continuación se quedaría pasmado. Porque entre sus cientos de frases de oro, he encontrado una que incluso me ha servido para hacer hoy mi oración de la mañana. Él escribe así: "Si ella está, las cosas son. Y si no está, sólo hacen de punto. Y. Seguido. Entre. Tantos. Espacios." Cambio el "ella" por "Él" -así, con mayúscula-, y no tengo más que añadir el ruego de aquellos de Emaús: "¡Quédate con nosotros!" (Lc 24,29). Probablemente la mejor oración que he hecho en muchos días. De negativo nada. Gracias por el cable, Risto Mejide.
martes, 14 de octubre de 2008
Nostalgia
Este puente hemos estado en Riópar, y entre otras maravillas (como el nacimiento del río Mundo), me he encontrado con mi gente de Nica. Aquí una foto, para que veáis qué reguapa es esta peña. He vuelto muy nostálgica, la verdad. Pero pensándolo bien, me siento afortunada por ello. Hay una película de Fernando León que se llama "Princesas". Tiene frases de oro. Una de ellas habla de esto... Dice: "Es rara la nostalgia, porque tener nostalgia en si no es malo, eso es que te han pasado cosas buenas y las echas de menos". Yo tengo una nostalgia aguda de Nicaragua. Probablemente porque haya sido de lo mejorcito que me ha pasado en toda mi vida. En el viaje de vuelta tuvimos un pequeño accidente de tráfico: nuestros ángeles de la guarda hicieron bien su trabajo, y volvimos sanos y salvos. Pero cuando te ves tan cerquita de cruzar la Meta, inevitablemente surge el balance. Yo le agradezco a Nicaragua haberme sacado tanto amor... porque sólo el amor cuenta, porque sólo sobre el amor seremos juzgados.
viernes, 10 de octubre de 2008
De puente
Dios sabe más.
Por eso, después de haber sobrevivido con mediana dignidad a septiembre, me regala un puente. Será que me hace falta.
No me importa que esté lloviendo, porque lo que voy a ver brilla con luz propia.
Es otro reencuentro Nica. Un brindis a la amistad.
El domingo os cuento. Aunque puedo adelanterme -sin riesgo a equivocarme- y decir que es estupendo sentirse acogido, querido, respetado, mimado por personas de un nivel humano como el que tienen mis hermanos de nacionalidad española y corazón nicaragüense.
Marcho donde nace el Mundo.
Envidiarme. Tenéis motivos.
Por eso, después de haber sobrevivido con mediana dignidad a septiembre, me regala un puente. Será que me hace falta.
No me importa que esté lloviendo, porque lo que voy a ver brilla con luz propia.
Es otro reencuentro Nica. Un brindis a la amistad.
El domingo os cuento. Aunque puedo adelanterme -sin riesgo a equivocarme- y decir que es estupendo sentirse acogido, querido, respetado, mimado por personas de un nivel humano como el que tienen mis hermanos de nacionalidad española y corazón nicaragüense.
Marcho donde nace el Mundo.
Envidiarme. Tenéis motivos.
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Nicaragua 2008
jueves, 2 de octubre de 2008
Los colores de la selva
Hace un par de días un amigo me pidió que le describiera el famoso "verde-nica" del que tanto hablo. Se me quedó grabado en la retina, y lo echo de menos lo indecible. Intenté compararlo con algo, y no se me ocurrió con qué. Mi camiseta de Snoopy es mucho más fosfi, el verde de los pinos más apagado, el césped de mi jardín más amarillento, las hojas de las palmeras mucho más oscuras... El verde nica es intenso, frondoso, llenito de vida, de luz hasta en los días nublados. Al menos visto desde una pickup. Porque si te metes en él a pie, descubres que esconde otros mil colores que no se perciben desde el camino. Colores que aquí tampoco se entienden. El morado pitalla es bestial, el naranja mango, el rojo zapote, el verde café, el marrón cacao, ese blanco coco más rico que el de la perla o el marfil... Y si te atreves a adentrarte todavía más, encuentras el negro más radiante que existe en el mundo: el de los ojos de los niños que sobreviven en aquellas comunidades, protegidos tan solo por la pura Providencia.
Cuando estuve en aquellas tierras, una amiga me pidió que le describiera la ciudad que me ha visto crecer. Otra selva, pero bien distinta. No sabía cómo explicarle que aquí las personas suelen vivir en pisos, unas encima de otras; y que lo normal es que no se conozcan de nada, ni siquiera el nombre. Y me doy cuenta que hay colores que ellos jamás entenderán, como el verde-pizarra de cole, o el naranja mandarina, o el colorado gazpacho, o el azul piscina, o el negro asfalto, o el amarillo champagne... Imagino que el mismo susto que pasé yo la primera vez que se nos cruzó una vaca por la carretera la pasarían ellos si se les cruzara un tranvía. Tal vez temblaran con la música que sale a golpe de máquina y luces intermitentes de los pubs nocturnos. Y alucinarían con las fuentes con agua potable en medio de pequeños jardines artificiales con columpios, y los escaparates de las zapaterías con botas de mujer hasta la rodilla. Porque ¿cómo explicar en Nicaragua, donde los inviernos se pasan rozando los 40º, qué es un abrigo, una bufanda, unos guantes?. Y me pregunto... si se atrevieran a adentrarse un poco más en nuestra selva, ¿descubrirán -por ejemplo, en cualquiera de las aulas donde doy clase a diario- ese negro radiante brillando en el fondo de los ojos de nuestros niños?
Sorpresa: hay un color que todos entendemos igual. El rojo de la sangre de una herida; la sangre caliente, latina, que lanza el corazón a una velocidad abrumadora por nuestras venas llenándonos de vida... por pura Providencia.
Cuando estuve en aquellas tierras, una amiga me pidió que le describiera la ciudad que me ha visto crecer. Otra selva, pero bien distinta. No sabía cómo explicarle que aquí las personas suelen vivir en pisos, unas encima de otras; y que lo normal es que no se conozcan de nada, ni siquiera el nombre. Y me doy cuenta que hay colores que ellos jamás entenderán, como el verde-pizarra de cole, o el naranja mandarina, o el colorado gazpacho, o el azul piscina, o el negro asfalto, o el amarillo champagne... Imagino que el mismo susto que pasé yo la primera vez que se nos cruzó una vaca por la carretera la pasarían ellos si se les cruzara un tranvía. Tal vez temblaran con la música que sale a golpe de máquina y luces intermitentes de los pubs nocturnos. Y alucinarían con las fuentes con agua potable en medio de pequeños jardines artificiales con columpios, y los escaparates de las zapaterías con botas de mujer hasta la rodilla. Porque ¿cómo explicar en Nicaragua, donde los inviernos se pasan rozando los 40º, qué es un abrigo, una bufanda, unos guantes?. Y me pregunto... si se atrevieran a adentrarse un poco más en nuestra selva, ¿descubrirán -por ejemplo, en cualquiera de las aulas donde doy clase a diario- ese negro radiante brillando en el fondo de los ojos de nuestros niños?
Sorpresa: hay un color que todos entendemos igual. El rojo de la sangre de una herida; la sangre caliente, latina, que lanza el corazón a una velocidad abrumadora por nuestras venas llenándonos de vida... por pura Providencia.
lunes, 29 de septiembre de 2008
Sentimientos (III)
Una pequeña aclaración. En los humanos también se da a veces la causa-efecto, aunque hagamos además muchas cosas raras que no tengan fundamento. Indiscutiblemente, ante el desamor sufrimos, y ante el amor nos crecemos. Eso es así, siempre. Lo ví clarísimo en Nicaragua, y lo sigo viendo en España. El amor tiene efectos en los sentidos y en el sentido. Cuando me siento amada me palpita el corazón y me crecen las alas, y hasta el sufrimiento se vuelve fecundo. Cuando siento el desamor lloro a moco tendido, y se me van las ganas de seguir luchando. Quizás por eso Jesús insistió tanto en el Mandamiento Nuevo, Ley eterna de quienes somos familia de Dios...
domingo, 28 de septiembre de 2008
Sentimientos (II)
Hoy Carry ha cumplido 7 meses. Lo hemos celebrado en familia, y ha tenido regalito por supuesto: una correa nueva bien bonita. Ahora mismo ya es mucho más grande que Hadasita, casi la puede subir a caballito. Ella no entiende de aniversarios; pero estaba pletórica, seguramente porque veía mucha gente en casa: saltaba, corría, mordía, sacaba sus juguetes desperdigándolos por el jardín... Ahora que se han ido todos, la veo desde mi ventana, tumbadota, bien tranquila, mordisqueando un palito. No tengo ni la más remota idea de qué puede estar sintiendo.
La semana ha sido densa, con momentos tensos, otros divertidos; con algunos temores, con tentaciones evidentes, con algo de vergüenza, y breves instantes de paz intermitentes en medio de la lucha por mantener el tipo en las cosas cotidianas. Como cada sábado, ayer me confesé. Objetivamente, pero por pura Gracia, bastante mejor que la semana anterior. Y el cura me preguntó: "¿no estás más contenta?". Le dije que sí porque era lo que tocaba decir. Aunque en realidad no me sentía más contenta. Me sentía agotada.
Creo que no mentí. No sé hasta qué punto los sentimientos tienen que ver con el hervor de la sangre, con la exaltación, las palpitaciones, los gritos, las lágrimas y otras manifestaciones físicas. ¿Acaso no puede una persona estar contenta sin sentir la alegría a flor de piel?. ¿No es mucho más profunda la alegría que produce el sentido que la que produce el sentimiento?. Si los esfuerzos, las luchas, los intentos, los tropezones con lección incorporada, el cansancio, han estado en coherencia con la conciencia y con el camino vita elegido, saberlo ¿no es alegría?.
Quizá sea eso justamente, el sentido, lo que diferencia los sentimientos humanos de los animales. Mi Carry, después de la locura y la emoción de esta mañana, es incapaz de dar gracias a la vida por tener la oportunidad de seguir saltando, y corriendo, y mordiendo un mes más. En cambio, yo sí puedo dar gracias a Dios por la compañía que me hace; y aunque no sienta ningunas ganas de sacarla a pasear, en cuanto acabe de publicar esta entrada me iré con ella por la urbanización, contenta. Y antes de dormir, ella me lamerá la mejilla; y yo le besaré el morrito. Y ella sentirá el contacto físico, le gustará y moverá la colita. Pero dudo que entienda el sentido de mi gesto, ese "gracias por estar ahí, mi peludita". Aun así, todo estará en orden. Y un ángel velará nuestros sueños...
La semana ha sido densa, con momentos tensos, otros divertidos; con algunos temores, con tentaciones evidentes, con algo de vergüenza, y breves instantes de paz intermitentes en medio de la lucha por mantener el tipo en las cosas cotidianas. Como cada sábado, ayer me confesé. Objetivamente, pero por pura Gracia, bastante mejor que la semana anterior. Y el cura me preguntó: "¿no estás más contenta?". Le dije que sí porque era lo que tocaba decir. Aunque en realidad no me sentía más contenta. Me sentía agotada.
Creo que no mentí. No sé hasta qué punto los sentimientos tienen que ver con el hervor de la sangre, con la exaltación, las palpitaciones, los gritos, las lágrimas y otras manifestaciones físicas. ¿Acaso no puede una persona estar contenta sin sentir la alegría a flor de piel?. ¿No es mucho más profunda la alegría que produce el sentido que la que produce el sentimiento?. Si los esfuerzos, las luchas, los intentos, los tropezones con lección incorporada, el cansancio, han estado en coherencia con la conciencia y con el camino vita elegido, saberlo ¿no es alegría?.
Quizá sea eso justamente, el sentido, lo que diferencia los sentimientos humanos de los animales. Mi Carry, después de la locura y la emoción de esta mañana, es incapaz de dar gracias a la vida por tener la oportunidad de seguir saltando, y corriendo, y mordiendo un mes más. En cambio, yo sí puedo dar gracias a Dios por la compañía que me hace; y aunque no sienta ningunas ganas de sacarla a pasear, en cuanto acabe de publicar esta entrada me iré con ella por la urbanización, contenta. Y antes de dormir, ella me lamerá la mejilla; y yo le besaré el morrito. Y ella sentirá el contacto físico, le gustará y moverá la colita. Pero dudo que entienda el sentido de mi gesto, ese "gracias por estar ahí, mi peludita". Aun así, todo estará en orden. Y un ángel velará nuestros sueños...
sábado, 27 de septiembre de 2008
Sentimientos (I)
Ordenando libros en casa, he dado con un curioso "Diccionario de sentimientos". El índice es extenso: deseo, calma, desasosiego, amor, ira, aburrimiento, miedo, valor, trsiteza, alegría, culpa, vergüenza...
Es complejo este mundo de los sentimientos en las personas humanas.
Yo estudio mucho a Carry, me llama cantidad la atención. Sé que ella tiene sentimientos. La veo contenta, triste, contrariada, pletórica, juguetona. A mí me quiere con locura, y cuando llego del trabajo y entro en casa se hace pis de la emoción. Cuando me ve llorar se acerca por delante y me lame las orejas, o se me sube por la espalda y me mordisquea el pelo. Cuando quiere jugar me coge del pantalón y tira de él para llevarme hacia el jardín. Cuando la riño pone cara de compungida, y esconde el morrito entre las patas. A veces tenemos broncas de las buenas, y le caliento el culete con la zapatilla a base de bien. Y entonces se aleja de mí, a una distancia prudencial, medio con miedo, medio enfurruñada. Pero en menos de 10 minutos ya se le ha pasado el enfado, y viene a buscarme, poniéndose panza arriba para que le acaricie la tripita: porque sabe que me encanta, ¡es tan suavita!. Al principio pensaba que ya no se acordaba del enfado, que su memoria era limitada. Pero luego la veo cómo recuerda a la perfección otras cosas. No se le olvida que "seu" es que quiero que se siente, o que "al meu costat" es que no corra, o que "beset" es lametón en la mejilla, o que "anem al carrer" es que coja su correa, que toca paseo. O sea, que memoria sí tiene. Al menos para las órdenes básicas. Pero para los sentimientos... parece que los sentimientos en ella sí tienen fecha de caducidad. Los enfados, la tristeza, esas cosas apenas le duran. En cambio, a las personas humanas nos cuesta un montón pasar página. Es curioso, ¿verdad?. Si nosotros estamos mejor hechos que los perros, en ese dolor prolongado debe haber algo bueno, algo provechoso; aunque todavía no he pillado qué puede ser.
También me he dado cuenta que en Carry y en Hadasita, los sentimientos tienen un fundamento objetivo. Hay causa-efecto. Se disgustan cuando las riño, están contentas cuando jugamos, tranquilas cuando todo está en orden -incluído el horario, por supuesto-, alteradas cuando llueve, melancólicas los lunes...
En cambio las personas mayores hacemos cosas raras.
Nos sentimos mal si pensamos que alguien no nos ha saludado con amabilidad, y sospechamos si nos saludan con "demasiada" amabilidad.
Sentimos inseguridad si nadie comenta el valor de nuestro trabajo, aunque esté bien hecho.
Nos agobiamos y asustamos por cosas que probablemente ocurran, o probablemente no.
Cuando alguien nos hace un favor sentimos que le debemos algo a cambio. No es agradecimiento: es falta de fe en la gratuidad.
No nos ajustamos a lo objetivo. Y tampoco en esto he pillado todavía por qué puede ser.
Carry, Hadasita y yo. Cuando antes he afirmado la superioridad humana sobre los perros, ¿a quién me refería? ¿a mi peque o a mí?. ¿Quién se asemeja más a Dios: el niño o el adulto?.
Me paro a hacer mi oración de la mañana y leo: "Siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los disgustos para volver a sus juegos ordinarios. -Por eso, con el abandono, no habréis de preocuparos, ya que descansaréis en el Padre" (C.864).
Es complejo este mundo de los sentimientos en las personas humanas.
Yo estudio mucho a Carry, me llama cantidad la atención. Sé que ella tiene sentimientos. La veo contenta, triste, contrariada, pletórica, juguetona. A mí me quiere con locura, y cuando llego del trabajo y entro en casa se hace pis de la emoción. Cuando me ve llorar se acerca por delante y me lame las orejas, o se me sube por la espalda y me mordisquea el pelo. Cuando quiere jugar me coge del pantalón y tira de él para llevarme hacia el jardín. Cuando la riño pone cara de compungida, y esconde el morrito entre las patas. A veces tenemos broncas de las buenas, y le caliento el culete con la zapatilla a base de bien. Y entonces se aleja de mí, a una distancia prudencial, medio con miedo, medio enfurruñada. Pero en menos de 10 minutos ya se le ha pasado el enfado, y viene a buscarme, poniéndose panza arriba para que le acaricie la tripita: porque sabe que me encanta, ¡es tan suavita!. Al principio pensaba que ya no se acordaba del enfado, que su memoria era limitada. Pero luego la veo cómo recuerda a la perfección otras cosas. No se le olvida que "seu" es que quiero que se siente, o que "al meu costat" es que no corra, o que "beset" es lametón en la mejilla, o que "anem al carrer" es que coja su correa, que toca paseo. O sea, que memoria sí tiene. Al menos para las órdenes básicas. Pero para los sentimientos... parece que los sentimientos en ella sí tienen fecha de caducidad. Los enfados, la tristeza, esas cosas apenas le duran. En cambio, a las personas humanas nos cuesta un montón pasar página. Es curioso, ¿verdad?. Si nosotros estamos mejor hechos que los perros, en ese dolor prolongado debe haber algo bueno, algo provechoso; aunque todavía no he pillado qué puede ser.
También me he dado cuenta que en Carry y en Hadasita, los sentimientos tienen un fundamento objetivo. Hay causa-efecto. Se disgustan cuando las riño, están contentas cuando jugamos, tranquilas cuando todo está en orden -incluído el horario, por supuesto-, alteradas cuando llueve, melancólicas los lunes...
En cambio las personas mayores hacemos cosas raras.
Nos sentimos mal si pensamos que alguien no nos ha saludado con amabilidad, y sospechamos si nos saludan con "demasiada" amabilidad.
Sentimos inseguridad si nadie comenta el valor de nuestro trabajo, aunque esté bien hecho.
Nos agobiamos y asustamos por cosas que probablemente ocurran, o probablemente no.
Cuando alguien nos hace un favor sentimos que le debemos algo a cambio. No es agradecimiento: es falta de fe en la gratuidad.
No nos ajustamos a lo objetivo. Y tampoco en esto he pillado todavía por qué puede ser.
Carry, Hadasita y yo. Cuando antes he afirmado la superioridad humana sobre los perros, ¿a quién me refería? ¿a mi peque o a mí?. ¿Quién se asemeja más a Dios: el niño o el adulto?.
Me paro a hacer mi oración de la mañana y leo: "Siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los disgustos para volver a sus juegos ordinarios. -Por eso, con el abandono, no habréis de preocuparos, ya que descansaréis en el Padre" (C.864).
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viernes, 26 de septiembre de 2008
¡¡¡Más de 20.000!!!
martes, 23 de septiembre de 2008
Precioso
lunes, 22 de septiembre de 2008
¡Colgados!
Hace siglos publiqué una entrada titulada "Soltarse". Mantengo todo lo que dije allí. Pero de todas maneras, hoy quiero hacer una apología de los "colgados".
En el diccionario de argot que tengo en casa, se los define como "aquellos que dependen de algo o de alguien, sobre todo cuando están enamorados". Es bonito. Y es compatible. Porque si hay que soltarse de lo que nos esclaviza, es legítimo y necesario colgarse de lo que nos libera. ¡¿Y qué puede liberarnos más que el amor?!
¡Vivan los colgados, sí señor!
Los que se atreven mojarse en una amistad sincera.
Los que trabajan su propia felicidad haciendo felices a otros.
Los que se exigen y buscan dar lo mejor de sí, aunque nadie se dé cuenta de su esfuerzo.
Los que besan, y abrazan, y acarician, y sonríen, sin que les importe que algunos piensen que están locos.
Los que confiesan sin vergüenza que su vida tiene sentido porque la dirige Otro.
Los que se dejan conquistar.
Los que viven con el corazón enganchado al Cielo.
Colgados. Totalmente colgados. Más libres que nadie. Porque les atan cadenas de amor.
¡Vivan los colgados, sí señor!
En el diccionario de argot que tengo en casa, se los define como "aquellos que dependen de algo o de alguien, sobre todo cuando están enamorados". Es bonito. Y es compatible. Porque si hay que soltarse de lo que nos esclaviza, es legítimo y necesario colgarse de lo que nos libera. ¡¿Y qué puede liberarnos más que el amor?!
¡Vivan los colgados, sí señor!
Los que se atreven mojarse en una amistad sincera.
Los que trabajan su propia felicidad haciendo felices a otros.
Los que se exigen y buscan dar lo mejor de sí, aunque nadie se dé cuenta de su esfuerzo.
Los que besan, y abrazan, y acarician, y sonríen, sin que les importe que algunos piensen que están locos.
Los que confiesan sin vergüenza que su vida tiene sentido porque la dirige Otro.
Los que se dejan conquistar.
Los que viven con el corazón enganchado al Cielo.
Colgados. Totalmente colgados. Más libres que nadie. Porque les atan cadenas de amor.
¡Vivan los colgados, sí señor!
domingo, 21 de septiembre de 2008
Hadasita
Mi niña es real. Algunos me han comentado en privado que les encanta la imaginación que tengo. ¡Y yo no sé cómo explicarles que Hadasita es real!.
Hoy le he dicho: "Hay quien piensa que no existes, porque no he colgado ninguna foto tuya". Y me ha contestado -medio enfadada, medio bromeando-: "Pues si yo no existo, ellos tampoco: ¡los del otro lado nunca ponen fotos!". Y tiene razón. ¿Quién puede decir, por ejemplo, que el Principito de Saint-Exupéry no existió realmente?. Y sólo nos dejó algún pequeño garabato de él.
Mi Hadasita es real. Se levanta por las mañanas medio dormida, desayuna su lechita con galletas, y va al colegio como el resto de las niñas. A veces se porta regulín, y a veces es un auténtico encanto. Lo pregunta todo, no se guarda nada. Cuando se equivoca llora, y no le cuesta pedir perdón. No le gusta hacer deberes, le encantan los cuentos, y su osito es su juguete favorito. A Carry la llama "mi peluche mordedor", y a vosotros "los del otro lado". Le pirra el chocolate, y las pocas veces que le doy siempre acaba con la boca marrón, hasta los mofletes. Se sabe de memoria "Monstruos SA", y le encanta que le acaricie el pelo y le haga petorretes en la panchita. Y en sus oraciones de la noche la oigo pedir al Buen Dios que la haga buena.
Quizás yo también deba colgaros un pequeño garabato de mi niña. Así sabréis que existe, tan real como el Principito, como vosotros, como yo misma.
Hoy le he dicho: "Hay quien piensa que no existes, porque no he colgado ninguna foto tuya". Y me ha contestado -medio enfadada, medio bromeando-: "Pues si yo no existo, ellos tampoco: ¡los del otro lado nunca ponen fotos!". Y tiene razón. ¿Quién puede decir, por ejemplo, que el Principito de Saint-Exupéry no existió realmente?. Y sólo nos dejó algún pequeño garabato de él.
Mi Hadasita es real. Se levanta por las mañanas medio dormida, desayuna su lechita con galletas, y va al colegio como el resto de las niñas. A veces se porta regulín, y a veces es un auténtico encanto. Lo pregunta todo, no se guarda nada. Cuando se equivoca llora, y no le cuesta pedir perdón. No le gusta hacer deberes, le encantan los cuentos, y su osito es su juguete favorito. A Carry la llama "mi peluche mordedor", y a vosotros "los del otro lado". Le pirra el chocolate, y las pocas veces que le doy siempre acaba con la boca marrón, hasta los mofletes. Se sabe de memoria "Monstruos SA", y le encanta que le acaricie el pelo y le haga petorretes en la panchita. Y en sus oraciones de la noche la oigo pedir al Buen Dios que la haga buena.
Quizás yo también deba colgaros un pequeño garabato de mi niña. Así sabréis que existe, tan real como el Principito, como vosotros, como yo misma.
sábado, 20 de septiembre de 2008
Superstar
Esta noche he estado en el teatro. La imagen habla por sí sola. Buenas voces, buena música, alguna escena bien versionada, poco presupuesto, y un mensaje más que confuso. No hubiese estado de más que el guionista se hubiera parado a leer los Evangelios. La superstar era, sin duda, la Magdalena de OT. El pobre Jesús vive una dramática crisis de fe y de identidad hasta el final. Y el sentido redentor que tiene su sacrificio no se pilla por ningún lado. De todas maneras, el teatro estaba lleno. Señal que el tema sigue interesando. Superstar o no, Jesús no deja indiferentes.
A mi vuelta, Hadasita me ha preguntado por qué no he querido llevarla. Le he explicado que no era de dibus, y le he ayudado a rezar el "Jesusito de mi vida, eres niño como yo; por eso te quiero tanto y te doy mi corazón". Cristología pura y dura. Y de la buena.
A mi vuelta, Hadasita me ha preguntado por qué no he querido llevarla. Le he explicado que no era de dibus, y le he ayudado a rezar el "Jesusito de mi vida, eres niño como yo; por eso te quiero tanto y te doy mi corazón". Cristología pura y dura. Y de la buena.
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viernes, 19 de septiembre de 2008
Hogar
No hay nada como el hogar.
Hoy no hemos ido al cole. Los viernes libramos. Es genial.
Tampoco hacemos nada especial: ponemos lavadoras, limpiamos la casa, leemos cuentos, vemos alguna peli, dormimos la siesta, pinto palotes con Hadasita y juego a la pelota con Carry. Pasamos el día descalzas y en pijama: ¡ni siquiera nos duchamos los viernes!. Son... algo muy parecido a un domingo. Estamos tranquilas y contentas, porque estamos en casa.
No hay nada como el hogar.
Para la noche, Carry tiene su caseta, Hadasita su cunita, y yo mi cuarto. Por mi ventana se cuela una rama de parra verde. Y en la pared he pintado una ovejita cubierta por un cielo de estrellas.
Hace mucho tiempo os recomendé la lectura de un libro, "El Padre del hijo pródigo", de Cabodevilla. Recuerdo que cuando lo leí, imaginé la escena mil veces. Imaginé a aquel joven que regresaba de una batalla perdida, herido y agotado. Y se encontraba con un banquete y una fiesta por todo lo alto. Imaginé al chaval, delante de su plato de ternero cebado, sin apenas probar bocado, con el estómago hecho un nudo, conteniendo cuanto apenas las lágrimas. Imaginé que las dejaría salir a borbotones al llegar a su cuarto. ¡Su cuarto! Una mirada detenida alrededor: todo seguía en su sitio, donde lo dejó. Como si jamás hubiese marchado de casa. Como si el Padre hubiese estado convencido desde el primer día de su regreso inminente. Sus sábanas favoritas, su ropa limpia en el armario, el libro que dejó a medio leer, la lámpara llenita de aceite... Seguro que fue en ese momento, justo en ese preciso momento -y no antes- cuando el hijo se sintió de nuevo en casa. Y cuando estuviese durmiendo a pierna suelta, ¿qué otra cosa podría haber pasado?: entra el Padre de puntillas, lo arropa, le besa la frente, y deja la puerta un pelín abierta... por si el niño se despierta, que la luz del pasillo que entre por esa rendija le haga recordar que ya no está solo. ¿No hacían lo mismo nuestras madres cuando éramos pequeños?
No hay nada como el hogar.
Casita buena.
El escritor sagrado (Ap.21,3) define el Cielo como la residencia común de Dios con los hombres. Lo que nos espera al final del camino es... una casa paterna. La ovejita que pinté en la pared me recuerda esta historia a diario. Lo bonito es que conozco el final, y es un final feliz: leer cuentos, dormir siesta, pintar palotes, jugar a la pelota, ver la luz del pasillo encendida desde la cama... ¡Ser familia de Dios! (Ef, 2,19). Quizá por eso los viernes me gusten tanto. Quizá por eso me recuerden tanto a un domingo...
Hoy no hemos ido al cole. Los viernes libramos. Es genial.
Tampoco hacemos nada especial: ponemos lavadoras, limpiamos la casa, leemos cuentos, vemos alguna peli, dormimos la siesta, pinto palotes con Hadasita y juego a la pelota con Carry. Pasamos el día descalzas y en pijama: ¡ni siquiera nos duchamos los viernes!. Son... algo muy parecido a un domingo. Estamos tranquilas y contentas, porque estamos en casa.
No hay nada como el hogar.
Para la noche, Carry tiene su caseta, Hadasita su cunita, y yo mi cuarto. Por mi ventana se cuela una rama de parra verde. Y en la pared he pintado una ovejita cubierta por un cielo de estrellas.
Hace mucho tiempo os recomendé la lectura de un libro, "El Padre del hijo pródigo", de Cabodevilla. Recuerdo que cuando lo leí, imaginé la escena mil veces. Imaginé a aquel joven que regresaba de una batalla perdida, herido y agotado. Y se encontraba con un banquete y una fiesta por todo lo alto. Imaginé al chaval, delante de su plato de ternero cebado, sin apenas probar bocado, con el estómago hecho un nudo, conteniendo cuanto apenas las lágrimas. Imaginé que las dejaría salir a borbotones al llegar a su cuarto. ¡Su cuarto! Una mirada detenida alrededor: todo seguía en su sitio, donde lo dejó. Como si jamás hubiese marchado de casa. Como si el Padre hubiese estado convencido desde el primer día de su regreso inminente. Sus sábanas favoritas, su ropa limpia en el armario, el libro que dejó a medio leer, la lámpara llenita de aceite... Seguro que fue en ese momento, justo en ese preciso momento -y no antes- cuando el hijo se sintió de nuevo en casa. Y cuando estuviese durmiendo a pierna suelta, ¿qué otra cosa podría haber pasado?: entra el Padre de puntillas, lo arropa, le besa la frente, y deja la puerta un pelín abierta... por si el niño se despierta, que la luz del pasillo que entre por esa rendija le haga recordar que ya no está solo. ¿No hacían lo mismo nuestras madres cuando éramos pequeños?
No hay nada como el hogar.
Casita buena.
El escritor sagrado (Ap.21,3) define el Cielo como la residencia común de Dios con los hombres. Lo que nos espera al final del camino es... una casa paterna. La ovejita que pinté en la pared me recuerda esta historia a diario. Lo bonito es que conozco el final, y es un final feliz: leer cuentos, dormir siesta, pintar palotes, jugar a la pelota, ver la luz del pasillo encendida desde la cama... ¡Ser familia de Dios! (Ef, 2,19). Quizá por eso los viernes me gusten tanto. Quizá por eso me recuerden tanto a un domingo...
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martes, 16 de septiembre de 2008
Zombies
Entre nuestra casa y el cole, cada mañana, Hadasita y yo tenemos que coger dos buses. El segundo de ellos cruza las grandes vías de Valencia, en esa hora neutra entre la noche y el día. Los dos sentidos de la circulación están separados por un paseo, donde hay árboles, algunas estatuas, y banquitos para la gente.
Ahí estábamos las dos, acurrucadas en un asiento, y cuando a mí se me iban cerrando los ojos la nena me suelta:
- ¡Mira, un muerto!
- ¿Dónde, Hadasita?
- Ahí, en el banco de atras. ¡Espera! ¡Ahí delante hay otro!
- No, cariño; no son muertos. Son personas durmiendo.
- ¿Durmiendo? Noooo, no es verdad. Están muertos. ¿No ves que están tapados con una sábana? Además, si estuvieran vivos, alguien les ayudaría ¿no?
No he sabido qué contestarle. He seguido mirando por la ventana del bus, y he visto otro más. Al lado, un grupo de niñas con uniforme, y un señor paseando su perro. Ninguno de ellos parecía ver que en el banco había una persona durmiendo. Realmente, actuaban como si no existiera. Como yo misma antes que mi niña me abriera los ojos camino del cole. Y pienso: cuando alguien no tiene casa, ni trabajo, ni seguridad social, ni familia, ni amigos, ni futuro ni nada que se le parezca, ¿no se parece bastante a un muerto? Más: cuando alguien pasa al lado de una persona así y sigue pendiente de su perro o hablando con las amigas del cole como si tal cosa, sin mostrar ninguna señal de vida, sentimientos, sangre por las venas, ¿se puede decir que están vivos de verdad? ¿No seremos nosotros -los que vivimos en casas con techo y dormimos en sábanas limpias y desayunamos café calentito con magdalenas o tostadas- algo parecido a un zombie?
Ahí estábamos las dos, acurrucadas en un asiento, y cuando a mí se me iban cerrando los ojos la nena me suelta:
- ¡Mira, un muerto!
- ¿Dónde, Hadasita?
- Ahí, en el banco de atras. ¡Espera! ¡Ahí delante hay otro!
- No, cariño; no son muertos. Son personas durmiendo.
- ¿Durmiendo? Noooo, no es verdad. Están muertos. ¿No ves que están tapados con una sábana? Además, si estuvieran vivos, alguien les ayudaría ¿no?
No he sabido qué contestarle. He seguido mirando por la ventana del bus, y he visto otro más. Al lado, un grupo de niñas con uniforme, y un señor paseando su perro. Ninguno de ellos parecía ver que en el banco había una persona durmiendo. Realmente, actuaban como si no existiera. Como yo misma antes que mi niña me abriera los ojos camino del cole. Y pienso: cuando alguien no tiene casa, ni trabajo, ni seguridad social, ni familia, ni amigos, ni futuro ni nada que se le parezca, ¿no se parece bastante a un muerto? Más: cuando alguien pasa al lado de una persona así y sigue pendiente de su perro o hablando con las amigas del cole como si tal cosa, sin mostrar ninguna señal de vida, sentimientos, sangre por las venas, ¿se puede decir que están vivos de verdad? ¿No seremos nosotros -los que vivimos en casas con techo y dormimos en sábanas limpias y desayunamos café calentito con magdalenas o tostadas- algo parecido a un zombie?
domingo, 14 de septiembre de 2008
Hadasita & Peter Pan
En 1953, Walt Disney llevó a la gran pantalla la obra de James Mattew, “Peter Pan”. Yo fui a verla con mis hermanas. Y después, los Reyes Magos me trajeron el libro, con unas ilustraciones realmente preciosas.
Todos conocemos la historia de aquel niño del País de Nunca Jamás que no quería crecer. Y seguramente, la mayoría de nosotros al ver la película soñó con vestir de verde, y salir volando por la ventana a vivir cosas tan mágicas que sólo tienen sentido en la vida de un niño.
Cuando el 27 de septiembre de 2007 decidí abrir este blog, me sentí más Peter Pan que nunca. Hadassah es mi nombre en hebreo. Hadasita, la niña que no quiero que muera en mí.
Pero después de tantas entradas, de tantas visitas y comentarios, de tantos días reales -cada uno con su propia lección vital-, mi Peter Pan marchó definitivamente. Como debía ser. Y ha quedado sola Hadasita, vestida de rosa y no de verde. Que no vuela, pero corre, y salta, y cae, y se levanta. La niña que vive conmigo sí quiere crecer, pero en dirección contraria. Crecer en sencillez, en inocencia, en confianza, en infancia. No es un estancamiento en el pasado. Es un camino duro de recorrer; y apasionante, como lo es la propia vida.
Así que digo adiós a mi Peter Pan para siempre -contenta y dispuesta a jugar la partida- dedicándole una última cancioncilla a modo de despedida...
Boomp3.com
Todos conocemos la historia de aquel niño del País de Nunca Jamás que no quería crecer. Y seguramente, la mayoría de nosotros al ver la película soñó con vestir de verde, y salir volando por la ventana a vivir cosas tan mágicas que sólo tienen sentido en la vida de un niño.
Cuando el 27 de septiembre de 2007 decidí abrir este blog, me sentí más Peter Pan que nunca. Hadassah es mi nombre en hebreo. Hadasita, la niña que no quiero que muera en mí.
Pero después de tantas entradas, de tantas visitas y comentarios, de tantos días reales -cada uno con su propia lección vital-, mi Peter Pan marchó definitivamente. Como debía ser. Y ha quedado sola Hadasita, vestida de rosa y no de verde. Que no vuela, pero corre, y salta, y cae, y se levanta. La niña que vive conmigo sí quiere crecer, pero en dirección contraria. Crecer en sencillez, en inocencia, en confianza, en infancia. No es un estancamiento en el pasado. Es un camino duro de recorrer; y apasionante, como lo es la propia vida.
Así que digo adiós a mi Peter Pan para siempre -contenta y dispuesta a jugar la partida- dedicándole una última cancioncilla a modo de despedida...
Boomp3.com
sábado, 13 de septiembre de 2008
Mil gracias
Esta tarde he estado en Valencia. Cuando he salido de casa, faltaban casi 60 visitas para las 19.000. Y me he marchado convencida de que hoy tendría que publicar esta entrada. Es asombroso que más de 50 personas, de cualquier ciudad, de cualquier edad, encuentren interesante lo que hacemos cada día Hadasita, Carry y yo. No sé qué granito de qué apotamos a vuestras vidas. Lo que sí sé es que vosotros ocupáis un lugar real en las nuestras... Las entradas las escribo con los ojitos de las peques pegados a la pantalla. Carry no dice nada, por supuesto; pero si pudiera seguro que sería como Hadasita, todo el rato preguntando: "¿qué pone? ¿y ahora qué pone? ¡léemelo!".
Gracias, de verdad. Sobre todo porque vuestra presencia al otro lado nos ayuda a mantenernos aquí. Y al revisar la jornada por escrito sale -siempre, inevitablemente, automáticamente- otra acción de gracias, justa y necesaria, en forma de oración. ¡Y eso sí es aportar un buen granito importante a nuestras vidas!
¡MIL GRACIAS!.
Gracias, de verdad. Sobre todo porque vuestra presencia al otro lado nos ayuda a mantenernos aquí. Y al revisar la jornada por escrito sale -siempre, inevitablemente, automáticamente- otra acción de gracias, justa y necesaria, en forma de oración. ¡Y eso sí es aportar un buen granito importante a nuestras vidas!
¡MIL GRACIAS!.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Sueño a colores
No sé cómo soñaréis vosotros. Ni siquiera recuerdo cómo soñaba yo misma hace un tiempo. Para la mayoría dormir no es más que descansar. Para mí está empezando a convertirse en una forma baratísima de viajar.
Sueño a colores. Sueño con cielos azules y rojos. Sueño con tierras ocres y verdes intensos. Sueño con estrellas brillantes, pieles morenas, ojos negros, caballos marrones galopando en la orilla de un océano bravo y espumosos. Sueño con mangos naranjas, pitallas de un morado escandaloso, rojos zapotes, piñas amarillas, blancos cocos, tartas azules, y el olor del café y el cacao.
Sueño con el paraíso de Masatepe, las playas de Pochomil, el amanecer en El Salto, los mercados de Masaya, las risas de los niños en el Crucero, los campos de frijoles de El Uval. Y cuando abro los ojos, la vida sigue teniendo color. Mi sangre es tan roja como la que corre por las venas de aquella gente. Y el cielo que nos cubre -y desde el que Dios mira a sus hijos complacido- es el mismo manto visto desde esquinas diferentes.
Sueño a colores. Sueño con cielos azules y rojos. Sueño con tierras ocres y verdes intensos. Sueño con estrellas brillantes, pieles morenas, ojos negros, caballos marrones galopando en la orilla de un océano bravo y espumosos. Sueño con mangos naranjas, pitallas de un morado escandaloso, rojos zapotes, piñas amarillas, blancos cocos, tartas azules, y el olor del café y el cacao.
Sueño con el paraíso de Masatepe, las playas de Pochomil, el amanecer en El Salto, los mercados de Masaya, las risas de los niños en el Crucero, los campos de frijoles de El Uval. Y cuando abro los ojos, la vida sigue teniendo color. Mi sangre es tan roja como la que corre por las venas de aquella gente. Y el cielo que nos cubre -y desde el que Dios mira a sus hijos complacido- es el mismo manto visto desde esquinas diferentes.
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